Cap 41

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¿Sabes ese momento en el que tienes un mal presentimiento?
Pues en ese instante en el que me baje de coche, y vi la gran mansión a la que teníamos que entrar me inundó esa sensación, acompañada con un pequeño dolor de barriga, si, soy una inútil cuando estoy nerviosa, ¿quien no?
La casa era enorme, de dos pisos, gran jardín, una verja enorme para dejar entrar coches y otra solo un poco más pequeña para personas, la casa era amarilla, con toques blancos y de ladrillos.
La puerta para entrar en esa enorme mansión era de dos puertas, de estas de típico palacio, me quedé boquiabierta.
-Tranquilo... son... tus padres. -Dije al aire.
Trey se dio la vuelta para mirarme y sonrió.
-Quien debería estar nerviosa eres tú, yo he tenido que soportarlos toda mi vida. -Me contestó y después picó el timbre.
Sonó una gran campaña, después habrio la puerta un señor con traje y una... nose..., ¿toalla? colgando del antebrazo.
-Bienvenidos sean, a la mansión de los Duarte. -Dijo e hizo un tipo de reverencia.
-Hola Kevin. -Le dijo Trey poniéndose las manos a los bolsillos.
-Señorito Duarte! Un gusto verle. -Le
contestó este.
El tipo se apartó del medio dejándonos pasar, y eso fue lo que hicimos.
Una vez dentro, todo era blanco, suelo de mármol blanco, paredes blancas con toques dorados, lámparas colgantes de cristal, una mesa larguísima súper bien decorada y más allá una chimenea enorme de madera.
Caminamos hasta aquella mesa tan larga y apareció Juan con una mujer.
-Por fin habéis llegado! -Dijo mientras se hacercaba a nosotros.
-Hola. -Le dijo Trey borde.
El señor paso de él y se acercó a mi y me miro de pies a cabeza, sin pensarlo bien me puse roja.
-Estas preciosa Eva! -Me dijo y agarró mi mano y la besó.
-Gra...gracias señor... -Contesté tartamuda.
Después se acercó la mujer.
Alta de pelo marrón oscuro, ojos marrón claro y un cuerpo modelo, demasiado para ser mayor.
-Hola Trey. -Le dijo esta.- No me la presentas? -Continuó y me señaló con la mirada.
-Ah... ella es Eva. Eva mi madre. -Contestó el secamente.
"Que cálida presentacion Trey..."
-Encantada. -Dije yo levantando la mano para estrechársela, con una sonrisa cálida.
La señora me miro de pies a cabeza, después de Volvio a ver hacia su marido y volvio a centrarse en mi.
Si te digo que esos jestitos me incomodaron un montón... ¿me creerías?
Porque incómodo era, y mucho.
-Encantada Eva. -Contestó ella y no fue ni capaz de estrecharme la mano.
Simplemente sonrió estrechamente y se fue, la hija de su madre se fue sin más.
"Joder con la vieja...."
-Vayamos a comer. -Dijo entonces Juan.
Nos sentamos en aquella enorme mesa, en unos asientos de estos que parecen más sillones que sillas y un puñado de hombres vestidos de blanco nos pusieron un pañuelo de ese mismo color en la faldilla.
Bueno a todos... no.
A mi me faltaba por poner, pero se acercó un camarero y me lo intento poner, lo que me pilló un poco por sorpresa.
-Disculpe señorita... -Me dijo aquel chico intentando ponerme aquel puñetero pañuelo.
Levante mis manos porque intenté quitarle el pañuelo y no me dejó.
-Dame eso. -Le dijo Trey con mala leche.
El tipo se lo dio y se alejó, Trey lo siguió con la mirada hasta desaparecer y me puso el pañuelo.
-Gracias... aunque yo podría... -Le dije en silencio.
No me contestó, ni una mirada, nada.
Decidí pasar desapercibida ante eso, no quería estropear más la noche.
-Bueno Eva, -Empezo a decir Juan después de un largo silencio.- ¿cuantos años tienes?
-Veinte. -Contesté segura, aunque haya sido una mentira más grande que esa casa.
-Que joven. -Dijo aquella señora que ya me caía bastante mal.
-¿Como os conocisteis? -Volvio a preguntar Juan.
-En un... -Intente decir.
-En el trabajo. -Dijo Trey interrumpiendome.
-Que ibas a decir Eva? -Me preguntó el señor dando caso omiso a su hijo.
Mire a Trey un poco confusa.
"Porque mientes en eso...?"
El no me devolvió la mirada, solo se urgaba las uñas cual niño pequeño aburrido y emfadado.
"A tomar por culo!"
-En un bar, bar cafetería más bien. -Le contesté segura.
Trey me miro patidifuso con los ojos como platos, y yo le devolví esa mirada de "¡TOMA!, por invecil."
-Trabajabas ahi? -Me preguntó otra vez.
Asenti con una sonrisa y al segundo entraron más personas a ponernos los primeros platos.
Pero en eso... había más porcelana que comida, y en ese momento algo me dijo que me quedaría con hambre después.
-Que bonito vestido Eva, -Dijo después esa vieja arpia.- ¿cuanto te ha costado?
"¡Yo que se mujer! ¡Nisiquiera es mío!"
Me le quede mirando con una sonrisa de incomodidad, porque sinceramente no tenía la respuesta para eso.
Me volví a mirar a Trey, y este miraba a su madre con rabia, pero por supuesto, en eso el no me pensaba ayudar.
-Ah claro... ya lo entiendo. -Dijo esa mujer dando un bocado a su comida.- ¿Te lo a pagado mi hijo, verdad?
Me puse roja, de vergüenza incomodidad y un poco de rabia, osea, me obligó a ponérmelo, si hubiera sido por mi me pondría ese vestido granate que estaba en mi casa que tanto me gustaba.
-Madre, lo he hecho por mi cuenta. -Le dijo Trey mosqueado.
La señora no le respondió, y creo que nisiquiera le tomó en cuenta, y yo por reflejo, busque la mano de Trey bajo la mesa.
Y es por lo que dije, reflejo, porque estaba emfadada con el, por su comportamiento y egoísmo, pero nada más sentir su tacto fue como, borrón y cuenta nueva.
Él se volvió a mirarme un poco, por lo que podría decir... sorprendido, pero yo me hice la loca y que no me di cuenta.
-¿Cual es tu linaje? -Me preguntó Juan esta vez.
"¡¿Linaje?! ¡¿Que coño es eso?!"
Creo que se me notó en la cara que no entendi ni mierda de lo que me estaba preguntando, porque al momento Trey me dio un apretón de mano y me habló al oído.
-Familia, tonta. -Susurró.
Sonreí como pidiendo perdón y me digne a contestar.
-Pues... mi madre, y mi padre...? -Dije con toda mi inocencia.
Eso era linaje ¿no?, ósea, familia.
Trey se puso a reír, como si no hubiera un mañana, Juan solo me miro con los ojos como platos y la señora quella (Que por supuesto, nisiquiera me había dicho su nombre.), me miro indignada.
Yo simplemente no tenía idea de que hacer, y no entendía que le había hecho tanta gracia a Trey.
-¡Esto es indignante! -Grito la señora dando un golpe a la mesa.
Me asuste por el sonido de aquel golpe, volviendo a hacer otros de mis saltitos.
-¡¿Que fue de Sasha?! -Preguntó ella en grito.- Ella era tan educada y callada, nada comparado a esta ignorante. -Continuó diciendo mientras me señalaba.
"¡¿PERDONA, HIJA DE TU GRANDÍSIMA MADRE?!"
Me calle, si, porque si saltaba estaba cayendo seguro a una piscina vacía, así que me quede en el sitio callada y de un simple bocado terminándome la supuesta comida de aquel cacho de porcelana al que llamaban "plato".
-Mira madre... si dices una palabra más.... -Le dijo Trey apoyándose en la mesa.
-Saben de que es lo único que estoy orgullosa? -Le contestó esta arpia.- De que la empresa no haya caído en manos de su padre.
Me quede tiesa, ¿como conocía esta mujer a mi padre? ¿Como que hubiera caído la empresa en manos de mi padre?
Mire a Trey confusa, después a aquella señora con duda y algo de rabia.
-Si chiquita. -Dijo esta otra vez.- Hubiera sido una desgracia que la empresa haya caído en sus manos, y agradezco que no haya sido así.
Todo se quedó en silencio, no entendía nada de lo que estaba pasando, tampoco entendía que tenía que ver mi padre en esto. Nada, no entendía... nada.
Me volví a mirar a Trey con duda y un poco de tristeza, pero el estaba con los ojos como platos, y la mandíbula tensa mirando hacia su madre.
-¿De que conocen a mi...? -Intente preguntar.
-Eduard Cooper, ¿verdad? -Contestó la arpia esa.
Sinceramente no quería su respuesta, más bien de Trey o de Juan pero a caballo regalado...
Asenti y tense un poco mi mandíbula apretando los dientes con nerviosismo.
-Trabajó hace mucho en la empresa, pero cayó en picado por un informe asqueroso que hizo y lo hechamos. -Dijo ella como si fuera una anécdota graciosa.- ¿Murió verdad?
Se me heló la sangre, no sabia que contestar. Nisiquiera yo sabia si estaba muerto, o vivo, una cosa que me aterraba.
-¡Rosa! ¡Joder! -Le dijo Trey en grito.- ¿No puedes ser más arpia verdad?
-Por primero Trey, te he dicho mil veces que no me llames por mi nombre, y por segundo, yo tengo derecho a preguntar, ¿verdad? -Le contestó esta.
Trey hizo sus manos puños y apretó con fuerza, le sobe la pierna para intentarlo tranquilizar, cosa que funcionó bien.
Me miro con un poco de tristeza durante un segundo, pero al momento cambió su expresión.
-Nosotros nos vamos. -Dijo después.
Se estaba levantando de la mesa y me agarro de la mano, obligándome a hacer lo mismo.
-No, podemos tranquilizar las cosas. -Dijo Juan con nerviosismo.
-Déjalos. -Dijo después esa arpia.- Ellos tendrán que hablar porque, no fue por casualidad que despidiéramos a Eduard.
Me di la vuelta para mirarla, y después me volví hacia Trey, este se quedó perplejo ante el comentario de su madre y yo me quede todavía más confundida.
-Tendrias que contarle porque no cayó la empresa en sus manos. -Dijo ella a Trey después.
Estire un poco del brazo a Trey en busca de un poco de verdad ante tanta confusión, pero no encontré nada.
-Ya hablaremos Eva, vamonos. -Fue su simple respuesta.
Y así fue. Salimos de esa casa sin despedirnos, nisiquiera con la mano, nada.
Nos fuimos sin decir nada, y con muchas preguntas que yo todavía tenía.
Como, ¿Porque esta gente conoce a mi padre? ¿Porque la empresa sería ahora suya? O... ¿Que tiene que ver Trey en eso?

La cabeza me iba a explotar, esto era como uno de esos cubos de rubik imposibles de entender ni descifrar.
Llegamos al coche junto a Trey, y una vez dentro fue mi oportunidad para intentar encontrar respuesta a mis miles de preguntas.
Nos sentamos dentro y intente habrir la boca pero el me cayó.
-Dije... -Empezo a decir con un dedo encima de mi boca.- que ya hablaríamos Eva...
-Pero... -Dije a modo de reproche.
-Ya hablaremos, y no te comas la cabeza.
-Ya, es facil de decir ¿verdad? -Le pregunte con fastidio.
-Tu estate tranquila, que no es nada grave. Esa mujer es así, busca problemas en donde no las hay. No dejes que te manipule, ¿si? -Dijo mientras me ponía una mano en la mejilla.
Y por supuesto creí en el, quería creer en el, porque seguro que no había hecho nada, seguro que todo era una confusión, estaba segura de ello, y como respuesta le sonreí con calma y asenti la cabeza.
Me sonrió de vuelta y me dio un tierno beso y después de alejo poniendo el coche en marcha.
-Mañana...? -intentó preguntar.
-Tengo clases Trey. -Le interrumpí con una sonrisa.
-Bueno, pero antes tenemos que hacer una cosa. -Dijo y aceleró el coche.

Llegamos al edificio y nada más llegar a su piso me quite esos tacones tan matadores, y Trey sin ningún reparo me abrazo por detrás rodeándome la cintura con sus brazos.
-Te dije que nada más entrar te quitaría este vestido... ¿verdad? -Dijo muy cerca de mi cuello.
Sentí su aliento en mi cuerpo y me recorrió un calorcito en mi espina dorsal, dando paso a todo el embrollo de cosquilleos y pérdidas de sentido.
Asenti un poco nerviosa y después apreté los ojos fuerte mientras empezaba a besarme el cuello.
Caminamos sin separarnos el uno del otro, mientras Trey muy despacio me bajaba de la cremallera del vestido, hasta que llegamos a su habitación.
De un movimiento hizo que me diera la vuelta y empezamos a besarnos con esmero, el con ansia y deseo, y yo intentando mantener la compostura, aunque sabía que eso era caso perdido.
Bajo su mano hasta mi muslo, y empezó a subir lentamente haciendo que la raja del vestido subiese más, hasta llegar el momento que se acababa la pierna.
Trey se separó un poco de mí y me miro como si fuera una obra de arte, le brillaron los ojos y volvió a besarme con más esmero y deseo que antes.
Deje de contenerme y le quite de un estirón la corbata y la chaqueta, después empecé a desabrocharle la camisa.
Trey finalmente me bajo del todo la cremallera, liberándome de aquel vestido que en ese momento ya me molestaba.
-Ponte... de pie... -Ordenó en un gruñido.
Hice lo que me pidió y me puse de pie, dejando que el vestido se callara en redondo hacia el suelo, dejándome en ropa interior.
Me empujó con suavidad hasta la cama de nuevo, dejando un reguero de besos desde mi vientre hasta mi cuello, parando finalmente en la boca.
Encajó sus caderas con las mias, y yo me enderecé en busca de su pantalón y lo desabroché con rapidez, y el me miro al segundo con una sonrisa pícara.
-Desesperada dulzura...? -Me dijo acercándose a mi, haciendo que me volviera a recostar en la cama.
Me puse roja al segundo y me tapé la cara con las muñecas de mi mano.
Me las aparto al instante y me miro sonrojado.
-Eres tan sexi de forma tierna... -Dijo en susurro mientras empezaba a besarme el cuello.
Juro que casi me da algo, ese cosquilleo en mi entrepierna se creció a niveles insoportables y empece a restregarme yo a él.
Se estiró hacia su mesita al lado de la cama, y de un cajón sacó un preservativo, lo rompió con esmero y se lo puso rápido.
Nisiquiera se quitó del todo la ropa yo tampoco me quite del todo la ropa, simplemente apartándolo todo, desesperados por tenernos el uno del otro.
Senti su sexo en el mio, y empezó a apretar con fuerza, de manera resbaladiza entró rápidamente en mi.
-Te quiero Ev... -Dijo en mi cuello.
Rodeé su cuello con mis brazos y lo mire a los ojos, a esos ojos negros que tanto me gustaban y que extrañamente podía distiguir la pupila del resto.
Vi en ellos una lujuria y un amor increíbles, y en ese momento casi me desplomo, no solo del placer sino que también de amor.
-Te quiero Trey... -Le contesté con lo que me quedaba de fuerza.
Nos derretimos el uno con el otro, dejándonos exhaustos, ambos semi desnudos y abrazados en la cama, le vi dormirse, con tanta calma, una calma que se me pegó a mi y me dormí de la misma manera, entre caricias y besos.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora