Cap 49

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Os imagináis el panorama, ¿verdad?
Dos pizzeros, uno del "Dominós" y otro del "Telepizza" en el mismo ascensor. Obvio la de "Dominós" era de Trey, de barbacoa, y el mío del "Telepizza" barbacoa también, pero mucho más buena claro.
Mientras nos comíamos nuestras respectivas pizzas, cada uno con la suya es claro, juzgábamos el sabor de la otra, como cuando juzgue a la pizza del "Dominós" por llevar cebolla, o cuando el juzgó al "Telepizza" por no llevar cebolla. Si, tan diferentes pero tan iguales. Así éramos Trey y yo, unos polos opuestos demasiado similares.

Ese pequeño momento, perfecto y simple, mirando "La tribu" una película de comedia española, mientras nos partiamos de risa por las idioteces que pasaban en ella, o las locuras que se nos ocurrían a nosotros decir, me volvió a la cabeza la frase rara que me había dicho antes:
"Quiero probarte Eva..."
Ladee la cabeza pensativa ante ese conjunto de palabras y enarque la ceja.
-¿Que querías probar? -Le pregunté entonces.
-Si hablas de tu pizza, no gracias, esta asquerosa. -Me contestó con una risa.
-¡No idiota! -Le dije con su mismo tono, entre risas.- En la ducha me dijiste que querías probar algo, ¿que cosa?
Me miro por un segundo con los ojos como platos, un poco sonrojado y después se puso a toser como un desgraciado a todo pulmón.
Me reí ante su respuesta y me puse a golpearle suavemente la espalda para que la tos cesase.
"Que inútil de verdad..." pense graciosa al instante.
-¿Que cosa era? -Le insistí.
-¡Eva un dia de estos me vas a matar! -Me contestó muy sonrojado.
Me puse a reír de nuevo ante su respuesta, porque de verdad, no tenía ni idea de lo que quería decir con "probarme".
-Eres un exagerado. -Le dije en cuanto mi risa ceso.
-¿En serio no...? -Me dijo después de un rato un poco sorprendido.
-¿No, que?
-¿En serio no me entendiste? -Dijo entonces con un tono suave.
-Si dices de probarlo tipo... ¿una prueba verdad? Pues que sepas listillo, que la pasaré sin esfuerzo.
Sonrió, una sonrisa que no entiendo muy bien de que, graciosa, creo. Habrio los ojos des pues de un segundo y me miro.
-Si..., algo asi. -Dijo entonces.
Le devolví una mirada de reto, sonriente y divertida ante esa idea, y me paré en medio del salón.
-Pues adelante Duarte.
Me puse recta y deje las manos en la cintura.
Sonrió otra vez y agacho la cabeza poniéndose una mano en la frente.
-De verdad Eva... Eres tan inocente...
Me agarro de la cintura y me tiro de nuevo al sofá, de forma cautelosa pero rápida. Me quede perpleja ante su reacción, estaba tan tranquilo hacia solo unos segundos que no tenía ni idea de que reaccionar. ¡¿Y el puñetero todavía no me decía que quería probar?!
De repente volvió a mi ese calorcito en el cuerpo, más bien centrándose en mi espina dorsal, pero por mucho que me gustase eso, tenía la sensación que lo tendría que parar.
-¡Mira como tienes las manos Trey! -Le dije cogiéndosela.- ¡Ve a lavartelas guarro! -Le segui diciendo divertida.
Chasqueó la lengua y se tocó la nuca, mirando por hacia un lado.
-Pero... -Intentó decir.
-¡Ni peros ni nada! -Le interrumpí.- Lo estás manchando todo de grasa.
Bufo fuerte molesto y se fue hacia el baño.
Fue un alivio que me hubiera hecho caso, no porque no me gustase, sino que tan de repente, y tan... intenso.
Mire a mi alrededor y me puse a recoger el desastre que habíamos hecho, pizza por aquí, corta pizza por allá, pañuelos sucios por allí... un desastre. Y a eso me puse, limpie un poco la mesa, recogí la basura y acomode el sofá, todo listo en unos minutos.
Me volví a fijar a mi alrededor, demasiado silencio, parecía que estaba sola. Me fui hasta la habitación y vi a Trey sentado en la cama pensativo.
-Ey... ¿estas bien? -Le pregunté con voz dulce, acercándose.
Se quedó callado, mirando hacia el suelo. En ese momento hubiera dado mi brazo izquierdo por saber que le pasaba por la cabeza.
-Vente a vivir conmigo. -Dijo de repente.
"Espera... ¡¿QUE COÑO?!"
-¿Estaras de broma no? -Le pregunté entonces sonriendo nerviosa.
-¿Porque lo estaría?
Era tal su trabquilidad, como si lo que me acabase de preguntar fuera como si quisiera, yo que se, comer algo. Eso era una locura.
-No! -Fue lo único que dije.
-Pero si ya es como si vivieses aquí, vienes casi todos los días. -Dijo entonces, con cierto reproche.
Joder, eso era verdad, iba casi todos los días a su casa. ¿A que? Te preguntaras, pues no sé, aveces tan solo para pasar el rato, otras veces simplemente para hacer maraton de pelis, cocinar.., cosas así.
Pero claro, yo tenia una casa, un sitio donde vivir, el alquiler aquí debía ser muy caro, demasiado, ademas no podríamos ignorar el punto más fuerte.
¡QUE TENÍA PUTOS DIECISÉIS AÑOS!
-El alquiler estará subidisimo de tono. -Le contesté.
-La casa ya es mia Ev, ademas, tu no te preocupes por eso. -Dijo mientras me acariciaba la mejilla.
-No pienso ser una mantenida, ni de broma, en tus sueños tal vez. -Conteste a la defensiva.- Ademas Trey, no sé si olvidaste mi edad...
-¿Que importa eso? -Dijo con cara de póker.
-¡Pues que soy menor idiota! -Conteste alzando la voz divertida.
-¿Me estas llamando pedofilo, Eva? -Me dijo con picardía.
Me reí fuerte, de algo tan serio habíamos pasado a un juego, este hombre cada vez me sorprendía mas.
-Quien sabe. Tu eres el que te has metido con una adolescente. -Le contesté con la misma picardía.
-No, no, no, preciosa. Tu eres la que se a metido con un adulto. -Me contestó negando con la cabeza y una sonrisa.
-Pues perdóneme usted señor Duarte, si quiere regresare a mi puesto de trabajo sin más. -Le dije entonces, haciendo un tipo de reverencia.
Nos reímos y nos miramos a los ojos, otra vez con la misma ternura y deseo que siempre, y sonreí al sentimiento.
-¿En verdad si lo haces a propósito, verdad? -Me dijo poniéndose serio de repente, entrehabriendo la boca.
-¿Que cosa? -Pregunté ladeando la cabeza.
-¿Como lo haces...? -Dijo y me atrajo hacia el, haciendo que me pusiera ahorcajadas encima suyo.
-¿El que, señor Duarte? -Le contesté mientras le rodeaba el cuello.
Me miro, con ojos lujuriosos e interrogantes, como si yo fuera un cubo de rubik que no pudiera resolver, una mirada tan intensa..., tan..., de el.
¿Como era que de estar de cachondeo podamos pasar a ser tan intensos?
En tan solo un segundo, estabamos comiendonos con la mirada, en tan solo un segundo, cambiábamos de humor el uno con el otro.
Me puse a acariciar un mechón que caía por su cara, suave y sedosa, color chocolate.
-Hacerme sentir así. -Me dijo entonces, después de unos segundos callado.
Me reí y le mire a los ojos de forma tierna.
Yo tampoco me explicaba como era que el, con tanta facilidad, me hiciera sentir tanto, como era que con un pequeño acto, podía hacerme daño o hacerme feliz tan rapido.
Se acercó a mi, y me besó en el cuello. Lento y seguro, absorbió y mordió suavemente la fina y sensible piel de mi cuello.
Con ese simple acto, me encendió por completo, un acto tan simple como un beso en el cuello, hizo que todo ese revuelco en mi cuerpo me inundara, y poco a poco, sentía que crecía una humedad en mi entrepierna, acompañado de ese ya demasiado familiar ormigeo, que ya era insoportable.
-Trey... -Gemi en susurro.
Empecé a restregarme contra el, con movimientos lentos pero desesperados.
Baje mis manos por sus abdominales hasta llegar a su vientre, meti mis manos en sus bermudas, tocando el elástico de su bóxer.
Quería tocarle, sentía esa necesidad, quería que sintiera lo mismo que el me hacía sentir a mi.
Seguí bajando mis manos, apartando el elástico de su bóxer tocando su sexo ya erecto. Lo acaricie un poco por la punta, después de ariba a bajo, lenta y segura.
Trey soltó un gruñido largo y grave, cerrando los ojos por un segundo y después volviéndome a clavar la mirada.
"¿Como sería si eso me lo...?"
-Dejame... -Le dije entre jadeos.- porbar...
-¿Que...? -Intento decir.
Me baje de encima de él, y me puse de rodillas en el suelo, acercándo mi boca hacia su sexo, metiendomelo a la boca.
Tenía un regusto salado, estaba caliente, y palpitaba. Lamí la punta, suavemente, y después intente metérmelo todo a la boca, pero es que esa cosa era demasiado grande, pero no me desagradaba, mas bien, me gustaba.
Senti las manos de Trey en mi cabeza, agarrándome después los mechones de pelo que se me caían por la cara, haciendo un tipo de moño.
Seguí con lo que hacía, esta vez con un poco más de rapidez, lamiendo los lados con suavidad.
-Pon la mano... -Dijo Trey en gruñido.
Cogió mi mano y la puso en el restante que no me cabía en la boca.
Me hizo mover la mano, de ariba a abajo.
-Asi... -Dijo en otro gruñido, esta vez más grave y áspero.
Seguí el movimiento con la mano, junto a las pocas lamidas que me permitía mi pequeña boca.
Me separé un rato jadeante, y después volví a hacer lo mismo que antes, un poco más rápido y con movimientos largos.
-Mirame. -Ordenó Trey, en otro gruñido, grave y áspero.
Le hice caso por pura inercia, y nos miramos a los ojos. Él los tenía un poco cerrados, y yo... no tengo idea como, solo sentía calor, las mejillas sonrosadas, ese insoportable ormigueo en mi entrepierna, acompañado de humedad, demasiada humedad.
-Eva... me voy a... -Dijo con voz grave y ronca.
Apresure un poco el movimiento y senti una calidez recorriendo mi garganta, no pude escupirlo y me lo tragué, cual agua de botella.
Me lamí los labios y después me sequé con mi muñeca, me levanté del suelo y le mire a los ojos, con ganas de más.
-Eso a estado... -Dijo negando un poco con la cabeza.- Me toca.
"¿Como que le toca? Si yo no tengo eso..."
-¿Que...? -Le intente preguntar, pero él ya estaba encima mío.
-Sh... -Me dijo.
Me besó tiernamente y fue bajando, dejando un regadero de besos. De mi boca al cuello, del cuello a los pechos, de los pechos a la barriga, de la barriga al vientre, después bajando hasta llegar a mi entrepierna.
No me sentí incómoda, con el, todo era como si lo hubiéramos hecho siempre. Le deje bajar más, hasta que llego a mi sexo.
Ese ormigueo subió más, era insoportable, y al sentí su tacto, su calidez, casi me desplomo.
Era suave, roces largos y agradables recorrían esa parte de mi cuerpo tan delicada. Su mano se sumó al movimiento junto a su lengua, introdujendo sus dedos dentro de mi.
Baje mis manos hasta su cabeza, estrujando su pelo como si fuera esponja. Otra vez esa electricidad se apoderó de mi cuerpo, haciendo que todo yo temblara, de pies a cabeza.
-Asi es Eva... -Me dijo entonces, muy cerca de mi sexo todavia.
Me separé rápido, apretando mis piernas con fuerza, pero ese temblor en mi no cesaba, y ese placer que me había dado Trey, seguía llevándome hasta el quinto cielo.
Sin darme la menor cuenta, Trey había subido hasta llegar a mi altura, apoyándose de los codos. Habrí los ojos y me miro con esa misma lujuria que siempre, pero esta vez... era diferente.
Me tape la cara, estaba toda roja y todavía no me recuperaba de lo pasado.
-No te tapes... -Me dijo Trey, sacándome las manos de mi cara.
-Pero... -Intente decir.
-No peros ni nada... Cooper. -Dijo pícaro, poniendo énfasis a mi apellido.
Y pues claro, antes yo le estaba llamando por su apellido, y ahora él seguía ese hilo.
Sonreí ante ese pensamiento y ante el recuerdo de cuando nos habíamos conocido. El me llaman Cooper, por simple manía, y yo Duarte... porque todo el mundo le llamaba así.
-De acuerdo... señor Duarte. -Le contesté, con su misma picardía.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora