Tenia un nudo en la garganta, me estaba costando mucho decir lo que iba a decir, jamas se lo había contado a nadie y ya me costó mucho cuando se lo dije a Isa.
-Puedes confiar en mi Ev... -Me dijo acariciándome la mejilla moviendo un pulgar.
Me apoye en su mano y lo mire con los ojos ya rojos.
-Tengo dieciséis. -Solte sin pensarlo dos veces.
Me miro con incertidumbre, habrio la boca un poco y apartó su mano de mi cara, cosa que causó un pinchazo horrible en mi estómago.
-Que...? -Intento decir.
Levante la mano indicando que se callará y mire abajo.
-Tengo dieciséis años, mi carnet es falso, mi madre no es una madre perfecta, mi padre murió cuando tenia diez años y yo trabajo desde los trece. -Dije rápidamente sosteniendo la mano en el aire todavía, después baje la mano y lo mire a la cara.- Entenderé si no quieres seguir conmigo, te he mentido, yo... perdon.
Le mire ladeando la cabeza y no pude evitar echarme a llorar, no era mi intención, se lo tendría que haber dicho antes, antes de todo.
-Diecises cumplidos, o hacia los diecisiete? -Quiso saber.
-Hacia los diecisiete. -Mire y me enjuago una lagrima.
-Quien más sabe esto? -Me preguntó.
-Isavella. -Le contesté.
-Solo ella?
-Y tu...
-Por que tenias tanto miedo de decírmelo?
-Antes porque no te conocía bien y podrías avisar a alguien, ese alguien decirlo a la poli y a mi llevarme a alguna casa de acogida, después intenté decirtelo...
-Joder Eva, en medio calentón. -Me dijo ladeando una sonrisa.
Sonreí y me seque el resto de lagrimas con el antebrazo.
-Me da igual la edad, el pasado, o lo que me pueda pasar a mi, te quiero Eva, eso no lo va ah cambiar nadie. -Dijo cojiendome de la barbilla con la mano.
Sus palabras me provocaron tal calma que me eché a llorar por ello, no era una persona que lloraba mucho pero no se porque ahí me había puesto blanda.
-¿Porque lloras? -Me preguntó el.
-No se... solo quiero llorar ¿vale?-Respondí con una risita.
Me apoye en su pecho y el me rodeo con sus brazos.
No me entere de que peli se trataba la que estaba en la tele pero solo vi demasiada sangre, demasiados gritos y demasiados muertos, puse mala cara de inmediato.
-Esto es otra mierda Trey... -Le dije.
-¿Tienes algo más interesante que hacer en mente? -Me preguntó él.
-Tengo sed... -Contesté.
Soltó una risotada y se levantó a traerme agua.
Volvió en un segundo y me bebí el agua de inmediato, después dejé el vaso encima de la mesa.
-Algo más señorita Cooper? -Me dijo el volviéndose a acurrucar a mi lado.
-Tengo hambre. -Le dije con una sonrisa.
-Aqui me tienes. -Contestó señalándose.
Le mire de pies a cabeza y sonreí pícara, en verdad lo de anoche no estuvo mal que digamos.
"No pensarás...?" Me pregunte a mis adentros.
"Oh si que lo pienso."
Me puse encima de él y le empecé a besar, cogiéndole por sorpresa, ese ormigeo en mi parte creció al instante y se me aceleró el pulso en cuestión de segundos.
-Joder Eva... -Me dijo separándose un poco de mi.- no pensaba que irías ha...
Asentí entre risitas y le rodeé el cuello con los brazos.
Nos levantamos y tropezándonos con todo y entre risas nos fuimos hasta su cuarto.
Nos recostamos en la cama y en cuestión de segundos ya estábamos sin ropa.
No encontraba la fuerza para hablar, mi mente volaba tan lejos cuando estaba con Trey que me era casi imposible, pero reuní el valor necesario.
-Buen probecho... -Le dije con sarcasmo.
-A caso quieres matarme dulzura? -Me dijo haciendo presión hacia mi interior.
Penetro en mi y me causo un pequeño dolor, no tan insoportable como el de la noche anterior, pero me quejé un poco.
-Te he... hecho daño? -Dijo jadeante.
Negué rápido con la cabeza y empezó a penetrar continuamente, como dice un médico, dentro, fuera, dentro, fuera...Pérdida en el, en sus ojos, su cuerpo, sus movimiento, la forma en la que me decía que hablara, mis hormonas se volvieron absolutamente locas, si antes decía que era dolor, ese dolor se fue por completo, simple placer, con el, solo es eso, gusto, placer, buenos momentos, sencillos, románticos, emfados, risas...
Me di la vuelta y me puse a horcajadas encima suyo.
Me empecé a mover y él subía sus caderas.
-Me estas volviendo loco Ev... -Dijo entre sus tan largos gruñidos.
Sonreí y le mire a los ojos, esos ojazos negros tan intensos y que en ese momento brillaban tanto.
-Yo... -Intenté decir pero no pude, simplemente se me corto la voz.
-Dime... -Dijo un poco suplicante.
-Yo... -Dije entre jadeos.- ya lo estoy...
Un calorcito recorrió mi espina dorsal rápidamente y de calorcito llego a algo demasiado caliente, empezó a arder y volví a sentir aquella electricidad recorriendo mi cuerpo.
Me encoji un poco y me volvieron a temblar las piernas, Trey se quedó clavado dentro de mí y empezó a moverse lentamente.
-Te quiero Eva... -Dijo jadeante y un poco pausado.- Joder, te quiero con locura...
Sonreí y me pegue a él y le bese el cuello lentamente. Baje mis manos y toque sus abdominales, se puso tenso y yo seguí con mis roces.
Me levante un poco y él salió de mi, seguí trazando dibujos con mi dedo encima de su tronco.
-¿Te apetece... una ducha? -Me preguntó un poco pícaro.
Le mire con los ojos como platos.
-¿Has perdido la cabeza? -Le dije.
No me hacía mucha gracia pensar que nos ducharíamos juntos, bueno, ¿a quien engañaba? Si quería, me apetecía, pero me daba vergüenza admitirlo.
-Si... en el mismo momento en el que te conocí. -Contestó el.
-Pensaba que te caía mal. -Le contesté.
-Por no perder los papeles dulzura, no cualquiera se mantiene en sus cabales al ver a una tía con unas caderas increíbles y un culo fuera de lugar. -Me dijo y me miro con una sonrisa descarada.
-¡Idiota! -Dije y le di un golpe en el pecho.
-¿Te duchas conmigo o no? -Término preguntando.
-Bueno... -Dije dudando.
Me sonrió y se enderezó en la cama, me agarro de la cintura y me llevo con él hacia el baño como si fuera un saco de patatas, casi me muero de vergüenza, también de risa, y un poco de cabreo.
-Mierda Trey! -Grite pataleando.- Bájame!
-Lo que digas dulzura. -Contestó el de manera tranquila.
Me dejó debajo de la ducha y me apartó un poco, encendió el chorro de agua y me llevo con el debajo.
-Eres un descarado! -Le grité.
-Callate y enjaboname el pelo. -Dijo pasándome un bote de HyS.
Le mire con cara de odio pero, joder, claro que si quería enjabonarlo, enjabonarle el cuerpo entero, desde la punta del pelo hasta la punta de los pies, así que acate su orden.
-¡Abajo dos metros! -Le dije indicándolo con el dedo índice.
Se puso de rodillas dándome la espalda y empecé a enjabonarle la cabeza.
-Despues me haces así... -Le dije y me puse a masajearle de una forma que me enseñó una chica cuando trabaje un tiempo en una peluquería.
-Joder... que bien... -Dijo y ladeó la cabeza con los ojos cerrados.
-A que si. -Le dije suavemente mientras seguía masajeando.
Estuvimos así un segundo más y después paré y se aclaró el pelo.
-Te toca. -Le dije y me señalé la cabeza.
-Solo tengo champú, no tengo ninguna de esa mierda de suavizarte ni nada. -Me dijo como si yo fuera de esas que se hechan mil mierdas en la cabeza.
-Siempre uso solamente champú, siempre tengo el pelo liso. -Le dije mojándome el pelo.- Arrea!
Sonrió y asintió, se puso champú en las manos y empezó a enjabonarme mientras masajeaba.
Sus dedos gruesos, y esos movimientos lentos, hacían maravillas en mi cuero capilar, casi me dormía y todo.
-Ya? -Me preguntó.
Asentí y me aclare la cabeza.
Nos enjabonamos el cuerpo, no preguntéis como me las apañe para no tocar nada más allá de sus abdominales y espalda.
Al contrario de mi, él siempre buscaba excusas para tocarme, digamos que era un pervertido nato.
Salimos de la ducha y nos secamos, salimos del baño y nos acurrucamos en la cama.
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Tras nuestra supuesta verdad
Teen FictionEva Cooper, hija única de una familia de tres, junto a un pasado confuso incluso para ella misma. A la temprana edad de los trece años tiene que buscarse la vida, dado a ello tiene que ponerse a trabajar con la ayuda de carnets de identidad falsos...