Cap 37

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Salí del instituto pitando, derecha hacia el metro para ir hasta casa.
No tenía ni idea de donde encontrarlo, tampoco como, nisiquiera tenía claro de porqué quería encontrarlo, pero la cosa era que lo estaba haciendo y algo dentro de mi, mucho más fuerte que yo necesitaba que él responda mi pregunta, temerosa y bastante irreal.
Llegue hasta mi barrio, busque como loca por todas las calles, estuve una media hora buscando, pero nada, ni aquí, ni allí... nada.
"Pues claro Eva, tendrá vida también ¿no?"
Estaba ya dispuesta aceptar aquella derrota hasta que lo escuche.
-Que buscas Eva? -Me dijo David desde mi espalda.
Me di la vuelta y no me vino ese miedo al cuerpo que suelo tener al verlo, me sentí... alegre por verlo, ya, lo se, algo rarísimo.
-Tengo que preguntarte algo, y quiero que me digas la verdad. -Le dije mientras me acercaba a él.
-Dispara bonita. -Me dijo habriendo se de brazos.
-Quien me envía esas cajas? -Le dije parándome enfrente suyo.
Me miro con los ojos como platos, y se puso serio de repente.
-Ubaba? -Le pregunte con la voz temblorosa.
Me miro preocupado, y asintió lentamente.
Sentí un nudo en la garganta y me separé un poco de él.
-Pero el... el esta... -Intenté decir, pero me fue imposible seguir hablando.
-Te dije que se lo dijeras a alguien, puedes salir muy mal parada de esto Eva, y te digo yo que no tiene muy buenas intenciones.
-¿Como lo sabes? ¿Porque...? ¿Como...?
-No puedo decirte ni hacer nada Eva, lo siento tanto...
Juro, que en aquel momento sentí una angustia grande, acompañada de un miedo... aún peor.
Yo le vi... yo vi a mi padre en el suelo, cubierto de sangre, muerto...
-Donde...? -Mire al frente pero David no estaba, estaba sola, y nisiquiera sabía donde coño se había metido.
Me puse a gritar como loca su nombre, como si me valiese la vida en ello, pero él no aparecía.
Me apoye en la puerta de mi casa y en un silencio increíble, el tono de llamada de mi movil rompió el silencio.
Lo mire y era Trey, nisiquiera se me pasó por la cabeza que me había dicho que me iría a recoger, nisiquiera se me pasó por la cabeza decirle que no hacía falta y que saldría antes, pero... en ese momento, le necesitaba.
-Hola... -Dije casi en susurro cuando le contesté.
-¿Eva donde estas? -Me preguntó a través del móvil.
-En mi casa.
-¿Porque no me dijiste nada Eva? Eh estado media hora ahí esperando, y no salía ni un fantasma de ahí.
-Perdón yo...
-Te paso a recoger, y esta vez no te muevas de ahí. -Dijo en un suspiro, interrumpiéndome.
Colgó y pasaron unos minutos, los minutos más largos de mi vida.
No podría ser mi padre, mi padre estaba muerto, mi madre lo...
No me di cuenta, en el momento me puse a llorar, de miedo, angustia, soledad..., me dolía pensar, que mis padres se habían convertido en algo tan... temeroso, en algo que ahora a mi me aterrorizaba, mi madre por irse, dejarme en este momento, y mi padre... simplemente por revivir, por volver, por hacer que mis pesadillas volviesen.
"Cuidado con el." Me vino a la mente como un relámpago, y caí en la cuenta.
Mi madre no se había ido por pensar que me iría mejor sin ella, mi madre se había ido por miedo, por miedo a él, ella sabía que él estaba ahí fuera, y me dejó sola.
Volví a ponerme a llorar, esta vez más fuerte, mi familia había llegado a ser... despreciable.
Sonó la puerta, alguien la golpeaba desde fuera.
Por simple reflejo volví a coger el bate y habrí apuntando hacia afuera.
-Joder Eva! -Dijo Trey gritando como la noche pasada.
Esta vez lo vi y mi cuerpo dejó de funcionar, como si nada más sentirlo cerca me sintiera... ¿protegida?
Solté el bate dejándolo caer al suelo, esta vez no me asuste por el golpe, simplememte estaba sollozando y el me miró preocupado.
-Que ha...? -Intentó preguntar pero yo simplemente corrí a abrazarlo.
Me hundí en sus brazos y lloré, lloré cual niña esta asustada por los monstruos debajo de su cama, lloré cual persona pensaba que lo había perdido todo y recuperado a modo de pesadillas.
No me di cuenta de como, ni de en qué momento, pero aparecimos en el sofá de la sala, yo solo me arrimaba demasiado a él, me apoye en su pecho y perdí la consciencia por unos segundos.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora