Recuerdo que no pude dormir muy bien esa noche, pesadillas constantes de mi padre venían a mi cabeza como olas. Tuve que levantarme un par de veces solo para caminar o tomar algo, no fue agradable, pero tantas veces como me levante de esa maldita cama, tantas veces como me puse a llorar inconscientemente, tantas veces como me desperté gritando esa noche, el, solo el, venia en mi ayuda. Me abrazaba, y me hablaba, me susurraba que todo saldría bien, que no pasaría nada, y así, de esa manera, entre sus brazos cálidos y acogedores amanecí.
-¿Estas mejor dulzura? -Me dijo nada más habrir un poco los ojos.
Sentí un calorcito agradable en el corazón y sonreí casi sin saberlo, asintiendo de la misma manera.
-¿Tienes hambre? -Me dijo acercándose a mi, haciendo que nuestras frentes se chocaran dulcemente.
Cerré los ojos, no sentía muchas ganas de hablar, así que asentí otra vez en silencio y cerré los ojos.
-Ire a preparar algo entonces. -Continuó diciendo, intentándose separar un poco de mi.
Apenas se separó unos centímetros pero para mí fueron como quilómetros, sentí una opresión en el mecho y le agarre fuerte de la camiseta.
-No... no te vallas. -Le dije inconscientemente en un susurro.
-¿Quieres que hablemos Ev? -Me dijo con dulzura entonces.
Volvió a acogerme en sus cálidos brazos. Fue un gesto simple pero increíblemente agradable para mi.
Tenía la mente en blanco, no sabía si quería hablar o no, si quiera hacer lo que le había dicho anoche o no. Solamente estaba... perdida.
-No lo se... -Le dije sincera.
-Hagamos una cosa, ¿de acuerdo? -Dijo mientras me acariciaba el pelo.- No te sigas preocupando, olvídate de lo que te ha dicho, pero en el mínimo caso que lo vuelvas a ver o te vuelva a contactar, llamamos a la policía.
Y por supuesto, los ojos me brillaron, no por ilusion, sino que también por impresión. Que Trey me dijera que no hacía falta hacer nada ahora era algo no muy propio de él, pero la manera en la que hacía que me tranquilizara, era algo que me calentó el corazón.
-Te quiero... -Le dije mientras me aferraba a su pecho.
-Te quiero Ev... no quiero que estes mal por esto, ¿de acuerdo?
Asentí sonriente y le mire a los ojos.Esa mañana no fue mal después de eso. Nos hicimos de desayunar y miramos algunas películas, intentamos salir de mi casa e incluso arreglamos la puerta que se había roto.
No volvimos a sacar el tema de mi padre, y Trey me ayudó a tirar todas aquellas cartas y cajas que me había mandado. Simplemente lo dejé pasar.El día siguiente no fue más que lo mismo. Pero esa vez nos encerramos en su casa, si es que se podría llamar así.
Daba igual cuántas veces estaba en ese lugar, siempre me impresionaba el tamaño y todo el lujo.
Estábamos acurrucados en el sofá, mirando "Spiderman". No preguntéis cuál de todas porque no tenía ni idea de cual era, tan solo un joven, (bastante guapo si puedo decirlo) que se ponía un traje rojo de latex, nada más que eso. Estaba intentando entender la película, de verdad, porque seguía perdida, eso parecía más una lección de clases que una distraccion, pero de repente Trey enterró su cabeza en mi cuello.
-¿Pasa algo? -Le pregunté mientras me llevaba un puñado de palomitas a la boca.
-Que me tienes descuidado... -Me dijo en un suspiro.
Solté una carcajada y le besé la cabeza.
-No se que tratas de decir. -Le dije del todo sincera.
-Eva... -Me dijo como quejándose.
Me volví a reír y le acaricié su mata de pelo, sedoso y brillante.
-Ok, -Dije mientras seguía acariciandole, pero esta vez más rapido.- ya te estoy cuidando.
-Joder Ev... Que estoy cachondo.
Me quede perpleja. Haber, era verdad que hacía un tiempo que no lo hacíamos pero, ¿de verdad me estaba hablando en serio?
-Ah... -Le dije con la cara roja como un tomate.- Pero estamos mirando una peli...
-¡A tomar por culo la película! -Dijo con cara de molestia.
Solté otra risilla y lo mire a los ojos. Esos ojazos negros no dejaban de alucinarme, había tanta pasión y lujurias en ellos...
Me miro fijamente, y pude notar un rubor en sus mejillas, realmente estaba adorable.
-Te cuidare entonces... -Le dije sin entenderme bien nisiquiera a mi.
Me di la vuelta y me arrodillé un poco, bajándole poco a poco el chándal y los calzoncillos. Mire fijamente a su miembro, totalmente erecto y me lo metí a la boca.
-Joder Eva... -Dijo Trey en un gruñido.
Empecé a lamerlo lentamente, y de golpe y porrazo, ese montón de ormigueo a y cosquilleos llegaron a mi cuerpo, un calor recorrió mi espina dorsal. Note las manos de Trey en mi cabeza, me empujaban suavemente hacia el, haciendo que me metiera más su sexo en la boca pero ya no podía más.
Lo saque rápido y le mire sonrojada.
-Ven... -Me dijo con una voz demasiado sensual.
Le hice caso y subí hasta su altura.
Me besó rápidamente, su lengua al segundo se habrio paso por mi boca y yo lo acepté congusto. Esa desesperación en la que estaba sometido se podría ver a quilómetros de distancia.
Me saco completamente la ropa mientras llegábamos a su cuarto, entre besos y tropiezos, abrazos y risas.
En el momento en el que ninguna prenda cubría nuestros cuerpos, rápidamente se estiró hacia su mesita de noche y sacó un preservativo. Lo habrio con rapidez, y se lo colocó, nisiquiera me dio tiempo a parpadear.
Cuando penetro en mi, no solamente sentí ese placer que siempre el, y solo el me provoca sino que sentí que estaba en casa, me sentí querida. Por la manera en la que me trataba y me cuidaba, por ser él quien estaba conmigo, me sentí feliz.A la mañana siguiente cuando habri los ojos él estaba a mi lado, y como había hecho costumbre en unos días, me quedé observándolo durante un rato. Sus mechones marrones reveldes al rededor de su cara bien definida, sus pómulos bien marcados y con un cutis perfecto. Cada vez que lo miraba sentía que me enamoraba más de él, hasta tal punto de dar un poco de miedo.
Estaba tan absorta en él y en lo suave que era su pelo que no sentí que habrio su ojazos negros infinitos.
-Buenos dulzura... -Me dijo con voz ronca.
-Buenos días bello durmiente... -Le contesté con una sonrisa.
-Tienes hambre? -Me preguntó abrazándome por el pecho.
-Ya comi suficiente anoche... -Le contesté pícara.
Obviamente yo nunca contestaba así pero en ese momento no se porque sentí la necesidad de responderle así.
-Yo todavía no estoy satisfecho dulzura, pero no creo que puedas aguantar tanto. -Me dijo con superioridad y una voz muy sexi.
De repente me vinieron los calores. Es verdad, yo había empezado el juego pero eso ya era otro grado.
-Vale, vale! -Le dije apartándole la cara de emfrente mío.- Si que tengo hambre, dame de comer!
-Vaya con la señorita... -Dijo mientras me apretujaba más.
-Venga! Arreando! -Le dije picándole un poco.
Y así fue esa mañana, con él en la cocina preparándome el desayuno, yo mirando su hancha espalda desde el marco de la entrada de la cocina, las noticias mientras desayunábamos y después lavar los platos. Eso era tocar el quinto cielo, tal vez el sexto o septimo, yo que se, pero era agradable, cálido y acogedor.Llegaba la tarde y no teníamos nada que hacer. Yo estaba mirando Instagram en mi móvil mientras él miraba sus películas de muerte y destrucción en la tele. Observe unas fotos de unas chicas con unos tatuajes súper bonitos y simplemente se me pasó por la cabeza.
-Quiero tatuarme... -Dije casi sin pensar.
Esas fotos se veían muy bien, y la idea de tener tinta en el cuerpo le hacía erizar los pelos de mi piel, era algo que me llamaba la atención desde ya hacía mucho tiempo atrás.
-Entonces hagámonos uno. -Contestó el como si nada.
-Esta usted loco señor Duarte. -Le dije partiéndome de risa.
-Ali digo en serio dulzura... -Siguio diciendo y esta vez mirandome con una sonrisa tranquila.- tu te haces una llave, y yo una cerradura.
No me creía eso que me estaba diciendo, la idea de hacernos un tatuaje juntos me encantaba a la vez que me asustaba.
-No hablas en serio... -Le dije con una sonrisa un poco fingida.
-Tu eres la única llave que puede habrir este candado pelinegra. -Me dijo llevándose mi mano a su pecho.
Se me derritió el corazón, pero igualmente eso era muy descabellado.
Por una parte me encantaba, pero por otra daba miedo pensar en que pasaría con los tatuajes si nosotros dos no separásemos, era algo descabellado.
-Es algo muy loco Trey... -Le dije sincera.
-A mi me gustan las locuras. -Me dijo con una sonrisa pícara.- ¿Te ánimas?
Todavía no me lo creia, ¿Acaso hablaba en serio? Pero claro, él muy lerdo no iba con bromas.
-Hagámoslo entonces. -Contesté decidida.
-Llamare para hacer cita, no te rajes eh!
-Ni de coña.
Me vino un pequeño dolor en el estómago de lo nerviosa que me puse, sinceramente no me lo esperaba. Pensaba que me diría algo como, "Pues háztelo", pero un "Pues hagámoslo" no.
-Dentro de una hora, aqui cerca. -Dijo Trey cuando colgó el móvil.- Nos alístanos?
Asentí sonriente y nos metimos en el cuarto para cambiarnos.
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Tras nuestra supuesta verdad
Teen FictionEva Cooper, hija única de una familia de tres, junto a un pasado confuso incluso para ella misma. A la temprana edad de los trece años tiene que buscarse la vida, dado a ello tiene que ponerse a trabajar con la ayuda de carnets de identidad falsos...