Cap 25

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Aparco y salimos juntos del coche, subimos cojidos de la mano pasando por todo el edificio, me quede con cada mirada que nos perseguía. Sí, aquello se salía mucho del "no quiero que nadie se entere" ¿pero ya para que?, si yo me sentía bien con el, el parecía sentirse bien conmigo, ademas, ¡estaba con el puto jefe de una empresa muy famosa, una persona millonaria!, y, ¿quien conocería a alguien de mi instituto?
Salimos del ascensor y divisé enfrente la cafetería, Laura me clavo la mirada instantáneamente, Trey hacía como si no la viera y a medio camino, sin que yo pudiera reaccionar me planto un beso en los labios.
-Te veo cuando me traigas el café Calabaza. -Me dijo agarrándome de la cintura.
Asentí y le sonrrei, después se alejó y yo me encamine hasta el vestuario intentando evitar cualquier pregunta de Laura, o aunque sea sus miradas de "Porque no me lo has dicho" o "Serás cabrona...".
Salí del vestuario ya con el uniforme, me estaba atando el delantal de cintura y Laura se me paró en frente con los brazos cruzados.
-Serás cabrona... -Dijo negando con la cabeza.- me dijiste que no teníais nada.
-Y no lo teníamos.
Pase de largo con intenciones de empezar a trabajar pero por supuesto, Laura no me dejo.
-Desde cuando?
-Una semana.
-Como empezo.
-Porque te tengo que responder?
-Porque yo me fije antes en el.
-Un dia que me fue a dejar a casa.
-Fue ese día que nos fuimos a cenar todos?
-No.
-Cuando?
-El día anterior. Pero no significó nada.
-Entonces...?
-El dia de la cena. ¿Ya?
-Joder... vas a ser la más odiada a partir de ahora, ¿sabias no?
-Pf -Le conteste como diciendo que me importaba una mierda lo que pensaran los demás.
-Idola... -Se rio en silencio y se alejó a hacer su trabajo.

Pasaron dos horas y ya era tiempo de llevar el café de la tarde a Trey, y esta vez, por supuesto, Laura no se atrevió a ofrecerse.
Cogí la bandeja ya preparada y me dispuse a irme hasta su despacho, cuando ya estaba un poco cerca lo vi, los cristales de su despacho estaban transparentes lo que dejaba ver que había dentro. 
Estaba sentado, tecleando en su gran Mac, me vio acercarme, cosa que hizo que pusiera los cristales opacos al instante.
Habri la puerta después de picar y entre, cuando lo vi ya no estaba sentado en su sillón sino apoyado emfrente de su gran escritorio con los brazos cruzados.
-Hola dulzura...
"Aish por dios me lo como! Dulzura dice!"
-Su café señor Duarte.
-No hagas eso... -Me dijo con voz ronca.
-El que? -Pregunte mientras dejaba las cosas encima de su mesa.
-Quería verte...
Yo tambien quería, y solo habían pasado unas excasas dos horas.
Se acercó a mi y me rodeo con sus brazos por detrás mío dirijiendo su nariz a mi cuello.
-Hueles increíblemente... -Dijo en susurro y después de aspirar en mi cuello me besó como con desesperacion.
Me di la vuelta y puse mis manos en su pecho.
-Tengo que volver al trabajo. -Le dije en silencio mirándolo a los ojos.
-Da igual eso...
-Tu también deberías.
-Joder Ev...
"Me encanta que me llame en apelativos cariñosos..."
-Te quedas en mi casa esta tarde? -Me pregunto de repente.
Le mire sorprendida, no quería imaginate que pasaría en una noche entera si ya se armo un desmadre estando escasos minutos ahí.
-Bueno... -Conteste insegura.- no se...
-Que haras después de trabajar?
-Pues... nada.
También era verdad que no quería volver a casa, aquella carta, la desaparición de mi madre, David rondando por ahí... no era algo muy agradable que digamos. Estar con Trey era como mi medicina para todo, con el me olvidaba hasta que existía algo llamado problemas, con Isavella es diferente, con ella es alguien mas como una familia, Trey era mas como, el aire que tenía para respirar, y me dio miedo pensar en eso tan rapido.
-Ok... -Le dije cogiendo la bandeja y dirijiendome a la puerta.- me quedo en tu casa si quieres.
Le brillaron los ojos, y sonrió de oreja a oreja.
-Te espero en la puerta Calabaza.
-Decídete por un apelativo, primero por mi nombre y después Calabaza, prefiero dulzura como antes. -Le dije ladeando la cabeza con una sonrisa y saliendo del lugar por fin.

Estaba acercándome a la cafetería, dispuesta, otra vez a empezar con el trabajo pero vi a Isavella ahí apoyada. Me asombro verla ahí, no me lo esperaba para nada, ella me captó con la vista y se acercó a mi como una furia.
-Cabrona! ¡¿Donde estabas?! -Grito acercándose a mi.- Ni un puto mensaje Eva Cooper! ¡En todas las llamadas saltaba el buzón de voz!
-Perdon yo...
-No peros ni hostias Eva! -Me dijo interrumpiendome.- ¡Que susto me has dado hija de puta!
-Lo siento...
Me abrazo con fuerza, y suspiro ondamente, le respondí con el mismo gesto y nos derretimos en un abrazo.
-Pensaba que tu madre... no se... o algunos de los que lleva a tu casa..., -Me dijo sollozando.- que alguno de esos desgraciados te había hecho daño. Te juro que...
-Mi madre... -Le dije entrecortada.- se ha ido.
Me separo de ella en un pequeño empujo y me miro interrogante, tenía los ojos rojos y yo estaba apunto de estallar al recordar aquella carta.
-Que quieres decir con que "se ha ido"?
-Te lo contare después Isa... tengo que trabajar.
-Te esperaré aquí, no tengo prisas.
-Me faltan seis horas...
-Ire a casa a cambiarme entonces, después vuelvo y me lo cuentas todo, no entiendo nada de lo que me dices ahora.
-Mañana te lo cuento...
-No, no y no, volvere vale?
-Nos vemos después entonces.
Se dio la vuelta y se alejó del lugar, empecé por fin con mi trabajo y me pude olvidar por fin un poco de aquello.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora