Cap 67

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Si no le hubiera dicho a esa chica que aquel teléfono era mío, si tan solo me hubiera quedado aquel aparato, si no hubiera sido tan idiota y no hubiera cogido aquel trabajo... todo sucedió por un largo periodo de malas decisiones.
Nada más llegar a casa, me apoye y me senté en la puerta de entrada y me rompí a llorar. Era un dolor agudo, que no se lo merecía nadie, un dolor casi desgarrador desde un lugar desconocido. No podía pensar con claridad, me sentía mal, mal conmigo, mal con lo idiota que había llegado a ser, mal con... todo.
Sin darme cuenta, me estaba mirando la pequeña llave que tenía tatuada en la muñeca, y me la empecé a acariciar, como si fuese una imagen de lo que había sido, pero no me causo más que más llanto.
No se hasta cuando me quede ahí, pero cuando desperté, todavía estaba sentada en el suelo y con los ojos pegajosos. El movil estaba sonando y sin mirar quien era lo coji.
-Diga...? -Dije con un hilo de voz casi inexistente.
-Eva... -Dijo la voz temblorosa de Trey.- Yo...
-Te dije que no quería que... -Inténte decir.
-Lo siento Eva, yo...
Joder, odiaba escucharlo así. Si lo odiaba, porque a pesar de lo que me había dicho horas antes, y de que en ese mismo instante pudo llegar a ser la persona que más odie, yo todavía lo quería.
Me rompí a llorar casi sin poder evitarlo.
-Eres un... -Intente decir.
De repente, y de un golpe sordo se habrio la puerta de par a par y se visualizó la mismísima imagen de mi sueño: Una sala oscura con una luz entrando de un lugar desconocido y la silueta de mi padre cogiendo aquella botella que tanto había aparecido en mis pesadillas.

-Pequeña hija de puta, dame el puto folder que te pedí! -Gritó mientras se acercaba a mi rapidamente.
Busqué el bate rosa con la mirada pero no la encontré.
-Ahora vas a saber lo que es bueno Calabacita. -Dijo acercándose.
Intente levantarme pero no pude, me sostuvo ahí mismo con fuerza y fui incapaz de moverme.
-Que es lo que quieres! -Le grité cuando la voz me funcionó.
-Te lo pedi a las buenas y no me hiciste caso, ahora te lo diré a las malas.
-Suéltame! -Grité y le di una patada en la entrepierna.
Se retorció en el suelo y me dio tiempo a intentar levantarme y salir, pero antes de poder alcanzar la puerta, me cogió de la muñeca y me apunto con la botella.
-Sabes que es esto? -Me dijo muy calmado.- Es la misma botella con la que tu madre intentó matarme.
-Ella no intento matarte, solo se estaba protegiendo a ella misma!
-Que pura e inocente mi dulce Eva. -Dijo entonces.- Ese dia nisiquiera había llegado borracho, la puta de tu madre me quería muerto!
No sabía de lo que me hablaba, estaba tan comfundida como aterrada.
-Queria dejar de beber, quería cuidaros a las dos! Pero sabes que hizo la puta de tu madre? Darme con esta botella y después decir que intente atacarla! -Continuo diciendo.
No entendía nada, mi mente seguía con esa niebla que no me dejaba ver ni entender, pero en un segundo esa nuebla se aclaró y pude ver una manera de llegar al bate rosa. No estaba muy lejos de la puerta de mi cuarto así que me moví lo más rápido que pude y lo cogí.
Se intento abalanzar contra mi y le di un golpe seco en el estómago. Intente apuntar a la cabeza pero el miedo me inundo y no fui capaz de apuntar.
-Maldita perra! -Gritó entonces.- Eres igual que tu madre!
Me cogió de los pies haciendo que me caiga de boca. Me golpeé fuerte la cabeza y lo último que vi fue la imagen de mi padre y la botella rota de mi imfancia.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora