La vi marcharse inquieta, no sabía que coño decirle, o ser sincera y llamarle gilipollas o inventarme cualquier excusa barata.
— ¿Entonces...? -Me dijo mirandome a los ojos.
— Estabamos hablando, del ex novio de Laura... -Le dije mientras me apoyaba a la barra- Me estaba contando que...
— Y casualmente, tiene el mismo nombre que yo, ¿no?
"Ay mierda..." pensé.
— Eh...¿Si? -Me encogí de hombros.
-Mientes muy mal Cooper. -Sonrió y negó con la cabeza.
— No es uno de mis fuertes...
— ¿No te caigo muy bien verdad...?
— No... -Me exalte por mi respuesta tan sincera.- Quiero decir, si, me cae muy bien señor Duarte.
Me recorrió con la mirada y por tercera vez desde que lo conozci, fueron otros segundos de mi vida demasiado largos. Su sonrrisa se difuminaba, y su expresión cambiaba, no me di cuenta que estaba mirándolo demasiado hasta que él mismo me lo recordó.
— ¿Que miras tanto Cooper? -Me preguntó enderezándose.
— ¿Para que me quieres aquí? -Le pregunté intentando cambiar de tema.
— Ponme un café. -Dijo y acto seguido se sentó en una butaca.
— ¿Solo para eso?
— Tu sirvemelo.
— Con poca leche y sin azúcar ¿no?
Asintió, y me di la vuelta para prepararle el dichoso café. Notaba que me miraba, la cual cosa me puso emfermamente nerviosa.Termine el café y se lo serví delante suyo.
El se limitaba a bservar cada movímiento que daba y a oír cada sonido que hacia.
— Aquí lo tienes. -Le dije poniéndoselo emfrente.- ¿Ya me puedo marchar?
— No hasta que lo termine. Además... tienes que darme comversacion.
— Esa no es mi obligación.
— No querrás manchar tu espediente ¿no Cooper?
"Joder con el tio..." pensé.
— Ok, charlemos. -Dije apoyandome a la mesa que habia debajo de la barra.
— Cuantos años tienes?
— Eso lo pone en el currículum.
— Mira por donde, se me ha olvidado.
— ¿Veinte, y tu? -Pregunté ladeando la cabeza.
— ¿Cuantos me hechas?
— No se... treinta.
— ¡Me insultas! -Dijo echándose atrás y sonriendo- Tengo cinco años más que tu.
Osea que tiene veinticinco, asi que realmente me saca... siete años. "Ya que dentro de tres meses cumplo diecisiete por fin"
— ¿Cumplidos o llegando a los veintiséis?
— Cumplidos Cooper.
"Si!, me saca siete añazos!" Pensé.
— Ah... -Dije asomando una sonrrisa no muy bien camuflada.
— ¿Que te hace tanta gracia? -Me señaló con el dedo.
— Nada, nada... -Le dije levantando la cabeza intentando no reír.
— ¿De donde eres?
— De aqui. -Dije pausada- De Barcelona... ¿tu?
— Madrid.
— Nunca he estado allí.
— Pues deberías. -Dijo tomando un sorbo de la bebida que todavía reposaba en su taza.- Es muy bonito.
— Ya... -Contesté en silencio.
Nunca había podido viajar y el lugar más lejos que visité fue el pueblo de mi padre a los seis años en Bagá, un pueblito medieval a una hora de aqui.
— ¿En que piensas? -Preguntó el, ladeando la cabeza.
— En nada... -Dije cogiendo un trapo y poniéndome a limpiar lo que sea que pillase..
Era como un tic nervioso que descubrí hacia poco mas de un año, cuando me siento nostálgica, presionada o nerviosa solo limpiaba lo que sea que me pillase por delante.
— Te terminas ya el cafe?
— ¿Porque una hamburguesa con patatas aquel día?-Me dijo apoyandose en la barra.
No sabia de que me estaba hablando, hasta que me percaté de que se estaba refiriendo al día que lo conocí. Le serví lo primero que vi en la carta, una simple hamburguesa con patatas. No pensaba esforzarme en elegirle la comida, y mucho menos después de escuchar lo que decía de ese bar tan bonito.
— ¿Buscas la respuesta sencilla..., o la respuesta sincera?
— Ambas.
— La sincera, es que me caiste como el culo, mas después de escucharte decir que era un lugar pequeño, con mucho ruido y de mal servicio. -Enumeraba con los dedos cada cosa que decía.- La sencilla, es que suficiente tenía con atenderte, no me iba a esforzar en elegirte plato.
— Así que me escuchaste decir eso... -Me dijo poniéndose una mano en la barbilla.
— Si.
— ¿Y que te gustó menos de ese discurso? -Me dijo acercándose a mi.- A ver si adivino; que era de mal servicio, ¿no?
— Si, Trey. -Dije copiándole el movimiento haciendo que estuviésemos cara a cara.- Y mira que justo una semana después, contrataste a la misma mala camarera para tu "Súper" empresa o agencia... lo que sea esto.
— Muy hipocrita de mi parte si... -Dijo en un tono muy bajo, con la voz ronca.
— En eso estamos de acuerdo Trey. -Dije también en silencio mirándolo fijamente a los ojos.
Tal vez fue la inercia, cosa del momento o que ambos nos atraíamos como el iman con el metal, pero cada segundo que pasaba era un milímetro menos, los centrimetos se hicieron milímetros hasta que llegamos a rozar nuestros labios. No era un beso, no se lo que era. Cuando alcé la vista me miraba con esos ojos que tanto me gustaban, un color negro con tanto misterio, un negro tan grande...
Mi respiración se aceleraba con cada segundo, y la suya notaba que también. Sentía las pulsaciones de mi corazón en la garganta golpeándome fuerte, y el solo se acercaba más como pidiendo a gritos que hiciera lo mismo.
— Perdón... tenemos que limpiar... -Dijo la voz de un señor el cual se encontraba casi al lado nuestro.
Trey y yo nos miramos un segundo y nos separamos al instante.
— Perdón señor, -Le dije recogiendo la taza que le había servido antes a Trey.- ahora nos vamos.Recogí todo a toda prisa y entre en el vestuario para cambiarme. Me quitaba la ropa con la esperanza que al ponerme el recambio y salir de ahí no toparme con Trey. Gracias a mi maravillosa suerte no fue así. Salí de l vestuario y ahí estaba el, de pie emfrente, abrochándose los dos botones de su americana y acomodándose las mangas. "Sexi..." fue lo que se me vino a la cabeza, me sonrojé solo de pensarlo.
— Te llevo a casa. -Dijo después de aclarase la garganta mirando por encima de mi cabeza, como si le diese vergüenza mirarme a los ojos.
— Puedo ir yo sola.
— No te he preguntado Cooper. -Dijo, acto seguido dándose la vuelta y caminando hacia el ascensor.
Le seguí hasta su Audi negro que tenia aparcado justo en frente, lo habrio y me senté en el asiento del copiloto. El hizo lo mismo y puso en marcha el coche encendiendo la radio después.
El silencio se apoderó del lugar, acompañado con la cancion "The one that got away " de Katy Perry de fondo. Alargue la mano para apagar esa vasocia demasiado triste. Trey me apartó la mano al momento, le fulminé con la mirada y sin motivo se me aceleró el pulso.
— Te dije, que mi coche, mis normas.
— Esta cancion... es una mierda.
Y, como no, Trey siendo como un grano en el culo subió el volumen. Todo el camino con el volumen a tope y pasando canciones antiguas. He de admitir que la de antes era bonita, pero demasiado triste para mi.Pasaros los minutos (unos diez en concreto) y llegamos a mi barrio. Se notaba, casitas despintadas, cada vez mas viejitas, y todas de no mas de tres pisos. Como creo que es costumbre, Trey se puso a dar vueltas.
— Dejame aqui. -Había acabado con mi paciencia, y aun estando a dos calles de mi casa, quería bajarme ya.
— Tu casa está más allá. -Me respondió mirando al frente.
— Pues no se porque carajos estas dando vueltas. -Le dije casi gritando.
— Era contra direccion Cooper.
— No, no lo era...
— Si.
— Te digo yo que no, -Dije mientras daba otra vuelta con el coche.- vivo aquí y me conozco las callle...
— Contra direccion ¡lista! -Me dijo pasando por el mismo sitio que pasamos segundos antes.
En efecto, era contra.
— Perdón... -Le dije casi en susurro.
"Dios mío ahora si me siento idiota..." pensé.
Algo habré hecho para despertar su curiosidad, porque segundos después paro y se puso de lado para mirarme.
— No te pongas asi..., -Me dijo mirando hacia la ventanilla.- ya estamos en tu casa.
"Lo de antes..."
— Lo de antes... -Dije enderezándome y mirándolo a los ojos.
— Olvida eso, era cosa del momento, -Me dijo mientras se ponía recto mirando otra vez al frente.- Vete a casa.Cogí mis cosas i salí del coche. No me despedí, el tampoco lo hizo, supuse que se había enfadado ya que si estuviese bien, habría hecho alguna broma como... "¿No me das las gracias?", o, "Nos vemos Cooper", pero esta vez solo puso en marcha el coche y se fue.
Lo que paso en la cafetería del edificio fue raro, lo que sentí fue nuevo y lo que quería era... demasiado. Lo normal sería pensar que mejor sacárselo de encima y no querer volver a hacer nada parecido, pero yo quería volverlo a hacer. Sentía esa necesidad, y me asustó de pensarlo.
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Tras nuestra supuesta verdad
Teen FictionEva Cooper, hija única de una familia de tres, junto a un pasado confuso incluso para ella misma. A la temprana edad de los trece años tiene que buscarse la vida, dado a ello tiene que ponerse a trabajar con la ayuda de carnets de identidad falsos...