Cap 39

8 3 0
                                    

Las siguientes dos semanas fueron trancurriendo con normalidad, nunca había sido así, siempre había algún problema, o sería en el trabajo o con mi madre, pero esta vez, algo había cambiado.
Las clases transcurrieron con normalidad, incluso, gracias a las clases particulares que me daba Trey de vez en cuando había sacado dos excelentes en mates y biología.
No le conté nada de lo ocurrido a Isavella de aquel día, tampoco es que quisiera remover en la herida, tan solo lo dejé pasar.
Tenía tiempo libre después de mucho tiempo, deveres adelantados, exámenes aprobados con excelentes, el trabajo en la cafetería transcurría con normalidad y Trey, él era un cielo, en todo momento.
Los fines de semana siempre hacíamos algo, si no era estar encerrados en su casa como vampiros, íbamos a dar paseos, al cine, y algunas veces de cena con mis o sus amigos.
Y si, me presento a muchos de ellos, uno llamado Darec, súper majo, de pelo marrón claro y ojos grandes. Habíamos quedado los tres un par de veces, el chico tampoco bebía, y nos las pasábamos hablando de lo buena que estaba la CocaCola para sustituirla por algo tan agrio.
También quedé mucho más con Isavella, quedábamos todo el grupo, o también aveces con Trey, el cual se sabía integrar bastante bien con nosotros.
Tenía más pinta de adulto, pero cuando se ponía su ropa casual parecía más joven, y eso también implica a mucho más guapo.

Sin pestañear pasó un mes, con esa normalidad que para mí se estaba haciendo rutinaria, normal, y muy agradable.
Por primera vez en mucho tiempo fui feliz, aquella temporada, por muy corta que fuera, siempre seria mi favorita, tanto por mis amigos, por nuevas personas que conocía, y por Trey.
También algo que hizo incrementar un granito de arena a mi felicidad fue Alekai, que después de haber hablado aquellos días, volvimos a quella amistad de antes, y por fin mi grupo de amigos ya era completo, Isavella, Zak, Alek y... yo.

Trey, siempre que no me quedaba en su casa, venía a recogerme para llevarme a clases, "Ya que igualmente voy a recogerte por la mañana, quedate a dormir aquí.", eso siempre era lo que me decía cuando le pedía que me dejara en casa.
Y el muy pillo aveces lo conseguía, pero no era mi plan quedarme en casa ajena todos los días, ni aunque la casa fuera suya.
Las miradas de todas y cada uno de las arpias del instituto siempre se posaban en Trey, y sin disimulo, se lo miraban como si fuera algo comestible, cosa que a mi me cabreaba, ósea, vale míralo pero por dios, aunque sea no tan descaradamente ¿no?
Pero la cosa que más amaba de eso, era que Trey siempre las acallaba besándome en frente de todos, cosa que me avergonzaba y me encantaba a la vez.
También, me recogía al salir de clases para llegar al trabajo.
Ya la gente se había acostumbrado a vernos juntos, si no hacía falta, no nos separábamos el uno del otro, uña y carne nos decían algunos.
Eso sinceramente me gustaba, no me molestaba en lo más mínimo, y tenía toda la pinta de que a Trey tampoco.
Todo era demasiado perfecto, pero no me quejé, me gustaba, esa sencillez de todo, para todo, pero eso, solo sería la calma antes de la tormenta.

Tras nuestra supuesta verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora