Ínfimo: amor en la inmensidad

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Detrás de lo que mis ojos observan,

una inmensidad callada yace,

y me pregunto: ¿qué soy ante lo ínfimo que se despliega?

Y, lo que es más inquietante, ¿qué seré ante el anverso de esa inmensidad

tejida en sombras y luces, que desconozco?


Los cometas, con su lumbre fugitiva, cruzan el cielo, efímeros,

pero, detrás de ellos, en un lugar inalcanzable,

un fuego aguarda en lo que nunca he visto.

Si en la débil llama que admiro me siento pequeño,

¿qué seré ante el resplandor que habita más allá de lo que mis ojos sueñan?


Las galaxias, estrellas errantes y planetas

me enseñan la levedad de mi ser

y la paradoja de su grandeza:

en su vasto existir, soy solo un eco,

un susurro perdido en el cosmos.


Inapreciable ante la grandeza de todo lo creado;

pero, ante quien supera toda grandeza,

mi insignificancia halla significado.


¿Qué soy ante la luz que viaja siglos para encontrarnos,

en este vasto universo donde el tiempo se disuelve?


Sin embargo, hay algo que me retiene ante la disolución en la ausencia:

el amor de Dios que reverbera,

llenando el vacío y dando sentido a lo finito.

Es su amor, una cuerda invisible que me ata

antes de caer en el abismo,

regresándome a la existencia,

mientras el firmamento se despliega infinito,

haciéndome eterno en mi pequeñez.


No soy por lo que soy, sino porque él, en su silencio, es.

Y en ese misterio insondable, las estrellas nacen para mí.

Saber que su amor me precede,

que me amó antes de que el universo existiera,

es el enigma que da sentido a mis días.


Cada vez que alzo mis ojos y navego en el firmamento,

recuerdo que todo lo que contemplo

es apenas un reflejo de su pasión,

una pasión más vasta que todas las galaxias que jamás veré.


¿Quién soy frente a los ejércitos celestiales?

¿Quién soy para merecer la contemplación 

de mi propio corazón en las sombras?

No lo sé, pero en esa duda,

en esa insistente reflexión,

me hundo eternamente enamorado;

y en ese latir finito, resuena el eco de lo infinito. 


Gloria a Jesús

Un café con Dios 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora