Prólogo

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23 de septiembre del 2007

Era un día soleado. El sol brillaba y se podían deslumbrar los últimos días del verano antes de que las hojas de los árboles comenzaran a colocarse en sus característicos tonos dorados por el cambio de estación. Una niña de cabello negro como la noche jugaba en el jardín delantero de su casa. Tenía un vestido blanco y zapatos a juego. Estaba regando las plantas y limpiando la suciedad que hay alrededor, tratando, con poco éxito de no ensuciarse ya que vendrán familiares y amigos para el cumpleaños de su madre. Ella estaba muy emocionada al igual que los demás, primero la van a sorprender ellos y luego llegaran los invitados. Mirando hacia la entrada de la casa, se encuentra su padre y hermana intentado colgar una pancarta donde se lee "Feliz cumpleaños al ser más maravilloso del mundo" alrededor de las letras hay unos pares de manos pintadas, que corresponden a los integrantes de la familia, un bonito detalle hecho con el objetivo de representar que se hizo a mano, por sus propios hijos y su esposo.

A mamá le encantará, piensa con ilusión la niña.

Continúa en su labor, hasta que escucha unas voces y levanta la mirada hacia la calle, cruzando la esquina viene su madre que está charlando con algunos vecinos. Seguramente la están felicitando, piensa ella. Avisa con una seña a su padre y hermanos y estos corren adentro para buscar el pastel, decorado con velas alrededor. Su madre voltea y la observa, la niña la saluda con la mano entusiasmada, su madre le devuelve la sonrisa y se dispone a cruzar la calle, su celular suena y lo contesta. Ninguna se da cuenta del auto que acaba de rodear la calle y se dirige a una velocidad descomunal hacia ella. Su madre viene distraída hablando con quien sea que la llama, y se escucha un chirrido. La niña se da cuenta y observa como el auto viene en dirección a su madre. Se queda paralizada por un momento y entonces grita:

¡Mamá! ¡Cuidado!

Dice mientras comienza a correr en dirección a ella. La mujer levanta la cabeza y voltea, pero ya es demasiado tarde. No le da tiempo de regresar y el auto choca contra ella. La niña deja de correr al llegar a la calle donde contempla en cámara lenta todo. Observa horrorizada como su madre está tendida en el suelo en una posición incómoda, quedó alejada en la calle ya que el golpe que el auto le dio fue fuerte, arrojándola unos metros de donde estaba. El peso de lo que acaba de suceder la estremece y grita su nombre mientras llora desconsolada.

Corre hacia ella mientras sigue diciendo su nombre. Se da cuenta que su cabeza sangra mucho y sigue llamándola. Pero no reacciona. Al escuchar todo el escándalo los demás salen y se dan cuenta de lo que sucede. Su padre llega a ella, mientras le pregunta qué sucede. Observa angustiado a su mujer, el amor de su vida en ese estado. Lo demás sucede de forma borrosa, llega la ambulancia para llevar a la mujer al hospital, su padre se va con ella y los niños quedan en la casa. La niña está sentada en la sala esperando, solo se escuchan los sollozos de su hermana. Su hermano Alexander no deja de preguntar qué sucede y nadie es capaz de decir nada. Alfonsina, su nana, llegó hace un rato e intenta tranquilizarlos, aun cuando no puede dejar de temblar por los nervios.

No saben nada hasta el día siguiente, su padre llega y los encuentra recostados en la sala. No los mira y observa a Alfonsina. Ella lo mira esperando que hable. Todos están en silencio esperando a que diga algo, pero ella sabe lo que sucede. La niña nunca había visto a su padre en ese estado, no se puede sostener y tiene los ojos hinchados de tanto llorar. Al escuchar las palabras que este susurra su corazón se rompe, y se llena de un dolor que nunca había sentido. Todos lloran, mientras su padre cae arrodillado en el suelo con la cabeza entre las manos, todos se acercan a él mientras sienten el dolor de su partida. La luz de su hogar ya no estaba, se apagó dejando una profunda oscuridad en sus corazones.

Detrás de las cicatrices.🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora