Una semana. Siete días. Es el tiempo que ha transcurrido desde que ví a Raphael por última vez. Me ha escrito, llamado y ha venido a verme, pero aún no me siento lista para hablar con él. No sé cuándo lo estaré para ser honesta.
Toda su reacción sobre su pasado es desconcertante. Se más que nadie, lo que no soltar nos puede hacer; pero, aun así, no es por como reaccionó ante la situación, es lo que hicieron esas emociones en él. La forma en que se alejó, su reacción violenta. Es lo que más me preocupa.
Termino de guardar mi ropa en las maletas y me siento en la cama. Esme me invitó a quedarme con ella, para tomar distancia de todo. Lo extraño, a pesar de todo lo extraño. Suspiro mientras llevo mis ojos a mis muñecas, aún están marcadas por sus manos. Tengo mi brazo derecho adolorido y un moretón en mi cadera; ya que caí contra mi lado derecho.
A pesar de todo, anhelo escuchar su voz, saber cómo está, si está durmiendo bien o alimentándose bien. Tal vez no debí presionarlo, pero, aun así, no hice o dije algo que lo hiciera sentir acorralado. Solo quería estar para él, así como lo estuvo para mí.
Pero no resultó así.
Luego de una hora, estoy en casa de Esme. Me ayuda a subir mis maletas y acomodar mis cosas. Mi jefe, el señor Alessandro, me dio dos semanas de vacaciones. En los años que llevo trabajando para él, nunca tomé mi periodo de vacaciones, así que me las ofreció para poder descansar y curarme tranquila. Ha estado muy pendiente de mí, al igual que los demás. Mi padre, es otra historia. No confía en Raphael después de lo que pasó. Estoy acomodando mi ropa en el closet, cuando el timbre de la casa suena. Esme sale del baño, donde estaba llevando mis cosas de aseo y me observa.
-No espero a nadie- comenta mientras camina fuera de la habitación. La sigo deteniéndome en el inicio de las escaleras. ¿y si es Raphael? mis manos comienzan a temblar y sudar mientras contemplo esa idea. Mi corazón late apresurado contra mi pecho mientras intento escucha algo. -Aurora baja por favor.
La voz de Esme me hace saltar de la impresión. Confiando en ella, comienzo a descender las escaleras. Odio esto. Odio lo que me hace sentir toda esta situación.
Nervios.
Ansiedad.
Dolor.
Tristeza.
Al llegar al final de las escaleras choco de frente con la figura de Ekrem y Esme en el recibidor. Al notar mi presencia se da la vuelta, ya que estaba de espaldas a mí.
-Hola Aurora ¿Cómo estás? - interroga mientras se acerca un poco. Su expresión hacia mi ha cambiado en este tiempo. Está más abierto a conversar conmigo. Recuerdo como ha estado para mí en momentos difíciles.
¿Cómo estoy?
-Hola Ekrem - le sonrió mientras me acerco a saludarlo, me inclino y doy un beso en su mejilla, donde su barba me hace cosquillas. Al igual que Raphael. Una punzada de dolor me recorre al ver a dónde me llevan mis pensamientos, siempre a él - Físicamente un poco mejor, ya las heridas están sanando. Emocionalmente...soy un desastre.
Ambos me observan con tristeza en su mirada. Asiente mientras comprende mis palabras.
-Te traje esto Mon chéri, pasé por el mercado hace unos días - transmite con su mirada fija en Esme, y lo veo. Veo como su mirada cambia cuando se fija en ella. Sonrió, mientras observo la misma mirada en Esme y como un leve sonrojo cubre sus facciones.
Camino hacia el sofá de la sala, dándoles privacidad. Recuesto mi espalda en él, subo mis piernas y apoyo mi cabeza en el respaldo.
-Gracias, son muchas de las cosas que me gustan comer - exclama la voz de Esme, esa voz dulce y cálida que solo brinda a las personas importantes para ella - ¿Quieres algo de tomar y galletas?
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Detrás de las cicatrices.🔥
ChickLitAurora no ha tenido una vida fácil. Desde pequeña, cuando tuvo que presenciar el fatídico accidente que le arrebató a su madre; se ha cerrado al mundo. A no amar, confiar, sentir y sufrir. Sin embargo ha aprendido que la vida está llena de eso, es...