Capítulo #27

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- ¿Cómo les fue en la cena de ayer? - cuestiona Fiorella mientras todos estamos sentados en la mesa ubicada en la terraza. Esta es rectangular, de madera gruesa y fina. En la primera punta se encuentra el señor Fabricio, a su lado izquierdo Fiorella, luego sigue Isabella, Alessio, Ekrem y Alizze; en la otra punta está el señor Alessandro, a su lado izquierdo estoy yo, quedando de frente con Alizze, a mí lado se encuentra Raphael, Ángelo y Matteo, dejando así un asiento vacío al lado derecho del señor Fabricio.

Cruzo mirada con ella, dándome cuenta de que todos nos observan a la espera de una respuesta.

-Muy bien, fue un agradable momento – le responde Raphael mientras toma mi mano izquierda que está apoyada sobre la mesa. Lo observo y sonrío.

-Lo fue- Concuerdo con él.

-Me alegra saber eso- trasmite mientras nos observa enternecida.

Continuamos cenando mientras surge un tema de conversación entre los demás. Me concentro en cenar, aunque me siento incomoda. El culpable de eso es el hombre de ojos cafés- verdosos que se encuentra diagonal a mí. Desde que nos presentaron a estado observándome, estudiando, como si intentara leerme o descifrarme. Es incómodo. Perdida en mis pensamientos escucho.

- ¿Solucionaste todo con el restaurante en Francia? - cuestiona el señor Alessandro a Ekrem.

-Sí, fue complejo; pero logré solucionar el inconveniente- responde él mientras lo observa.

-Me alegra hijo, aún recuerdo cuando abriste La Dolce Nonna aquí en New York, trabajaste muy duro – Refuta Alessandro.

- ¿La Dolce Nonna es tuya? - la pregunta brota naturalmente de mis labios. Ekrem inmediatamente fija sus ojos en mí. Les juro que es intensa, de un modo diferente a Raphael, da escalofríos.

-Así es- responde serio. Siento que me sonrojo, pero es de ver como su comportamiento roza lo hostil. Los demás están tranquilos, como si fuera normal para ellos que sea así.

-Pensé que Baltazar era el dueño- trasmito mirando a Raphael. Este al percatarse de mi pregunta me observa.

-No, él se encarga de controlar todo mientras no estoy- responde. No entiendo porque siento esta tensión entre los dos.

Es extraño.

-Raphael me llevó hace unas semanas, es un restaurante muy cómodo, he logrado ir en dos oportunidades, la comida es deliciosa – trasmito en un intento de amigable y lograr llegar a él. Este me observa mientras coloca los codos en la mesa y apoya el mentón en sus manos unidas.

-Gracias, sí...Raphael ha llevado a algunas mujeres en otras oportunidades- responde serio observándome. Me quedo fría ante su respuesta. Siento como la sonrisa ligera que tenía desaparece. En pocas palabras acaba de decir que no soy nada especial.

-Ekrem – refuta Raphael con expresión seria. Este lo observa y se inclina hacia atrás en la silla.

- ¿Qué? No es nada que no sea verdad- responde este con malicia. Siento un nudo en mi garganta. Todos se han quedado en un silencio profundo.

-Sigues siendo igual de imbécil por lo que veo- le refuta Alessio. Es claro su intento de cambiar de tema y aligerar el ambiente. Ekrem lo observa con una sonrisa sarcástica. Algunos sueltan alguna risa, y Fabricio se encarga de colocar otro tema de conversación. No levanto la mirada de mi plato, puedo sentir la mirada de Raphael, pero sigo concentrada comiendo como si nada hubiera sucedido.

Luego de terminar de cenar, todos pasamos a los sofás, para tomar el postre. Antes de sentarme mi vista es atraída por el panorama que se ve de la ciudad desde aquí. Así que, camino hacia el borde donde contemplo los edificios, el cielo y las estrellas.

Detrás de las cicatrices.🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora