Un día, cuando estaba trabajando en la fábrica, me vino a buscar el chófer de los Volta a mi puesto. Me dijo que la señora Volta quería verme y me llevó hasta su casa. No me explicó nada y yo tampoco hice preguntas, a pesar de tener muchas. Cuando llegamos a la mansión, la encontré bastante descuidada. Parecía que desde la muerte de Giuseppe había caído en decadencia. El césped estaba sin cortar y las flores sin regar. No entendía por qué habían descuidado tanto la jardinería, sobre todo teniendo dinero de sobras para contratar a todos los jardineros que quisiesen. También me llamó la atención el gran número de coches que había aparcados frente a la casa.
El chófer me indicó que entrase y una criada me acompañó hasta la habitación de la señora Volta. Me dijo que esperase en la butaca que estaba junto a la puerta y eso hice. Se escuchaban susurros y lloros en el interior. Fue entonces cuando deduje que la señora Volta debía estar a punto de morir. Llevaba mucho tiempo enferma, desde antes de que yo me marchase a la guerra, y era una mujer mayor. No tuve mucho tiempo para avergonzarme de presentarme allí con el mono de trabajo sucio y las manos vacías. Enseguida salieron sus amigas de la habitación. Iban todas muy elegantes y vestidas de negros. Algunas lloraban, y sin embargo, me pareció un llanto falso, a pesar de no ser capaz de explicar por qué. La criada entró en la habitación, y cuando salió, me dijo que ya podía verla.
La señora Volta estaba tendida en la cama, con la piel muy pálida y los ojos clavados en la ventana. Tenía más canas que nunca y luchaba por respirar. Realmente parecía que solo la ataba a este mundo un fino hilo entre la vida y la muerte. Al escucharme entrar, giró la cabeza lentamente y me examinó de arriba abajo.
—Cuánto tiempo, Luca. —Sonrió débilmente.
—Lamento no haber venido antes a verla. He estado muy liado y...
—No te disculpes. Eres joven y debes vivir tu vida, no preocuparte por una vieja. Ven, acércate, quiero verte mejor.
Avancé hacia ella lentamente. Sus ojos parecían cubiertos por una nube casi fantasmagórica y le pesaban los párpados.
—Has cambiado mucho, pero no tanto como para no ser reconocible. Siéntate, quiero hablar contigo.
Obedecí y me senté en una silla pintada de azul junto a la ventana. Ella no apartó la vista de mi ni un segundo y eso me hizo sentir incómodo. La había descuidado durante mucho tiempo y no había ido a verla tras mi regreso hasta aquel momento. Me había despreocupado, o más bien, olvidado. Su marido era un buen amigo mío, pero no tenía una relación tan cercana con ella. No sabía si disculparme de nuevo o si preguntarle por su estado. Al final, fue ella la que continuó la conversación, lo que me alivió bastante.
—Me han dicho que te vas a casar.
—Así es... —dije con una tonta sonrisa en la cara, como cada vez que alguien sacaba el tema.
—¿Cómo es ella?
—Laura es maravillosa. No me la merezco. Es increíblemente hermosa e inteligente. Tiene una sonrisa que hace derretirse a cualquiera. —Ella sonrió al escuchar la descripción—. La conocí en Roma, durante la guerra.
—¿Y cuándo es la boda? No pretendo ir —Rio amargamente, refiriéndose a su estado—, pero es por mera curiosidad.
—Pues lo cierto es que todavía no hemos fijado una fecha...—respondí con vergüenza—Estamos ahorrando. Cuando le pedí matrimonio no tuve en cuenta nuestra situación económica. Ambos trabajamos, pero convivimos con su hermana, la mía y un amigo mío. Su hermana es pequeña, y mi amigo, empezó a buscar trabajo esta semana. Regresó muy afectado de la guerra y hasta ahora no podía trabajar. Casi todo se va en facturas, ropa y comida. Por no hablar de que se rompió una tubería que tuvimos que reparar. En fin, todo es un poco desastroso, y lo cierto es que a veces dudo de poder ser capaz de mantener una familia. Si ya nos va tan mal antes de casarnos, no quiero ni pensar en lo que ocurriría si ella se quedase embarazada. —Suspiré—. Me siento un inútil.
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Little Italy
Historical Fiction🏅NOVELA GANADORA DE LOS WATTYS 2020 EN LA CATEGORÍA DE FICCIÓN HISTÓRICA «Me crié en Little Italy, en un pequeño apartamento de la calle Mott». Luca era un niño de tan solo siete años cuando su padre fue asesinado por un mafioso en 1929. Además de...