Pese a todo, 1939 también tuvo sus cosas buenas. Ese año descubrí la que se convertiría en una de mis mayores aficiones: el cine. Ya de pequeño me gustaba ir con Gio y Anthony al cine, pero el estreno de La diligencia, me cambió por completo. Desde ese momento empecé a ir al cine una vez al mes. Se podría considerar un gasto inútil, pero decidí que podía darme ese capricho. Me apasionaba el mundo de las películas y no podía escoger un género favorito. Ese año también vi Cumbres Borrascosas, El mago de Oz y Lo que el viento se llevó. Me gustaba ir solo, sobre todo después de Las uvas de la ira, del año siguiente. Había salido muy afectado de la sala (por no decir llorando) y Anthony se había burlado mucho de mí. Él no lo entendía, pero yo me veía reflejado en la miseria de sus protagonistas.
Un día, acababa de ver Solo los ángeles tienen alas e iba en dirección al Cúinne cuando una mano me tocó el hombro. Me giré y vi que era Elena, la hermana de Brenda.
—Hola —saludé, bastante sorprendido.
—Hola.
Ella abrió la boca como si fuese a hablar pero la cerró de nuevo. Sonrió con timidez.
—¿Qué tal? —preguntó.
No sabía qué quería de mí. Era una situación incómoda, y aunque Elena me caía bien, estaba deseando que acabase.
—Bien, ¿tú?
—Bien, también. ¿A dónde vas?
—A trabajar —dije.
—Te acompaño.
Caminábamos tranquilamente, al mismo ritmo. Yo estaba intentando desvelar sus intenciones, pero no se me ocurría ningún motivo para que Elena se comportase de esa forma tan extraña.
—Tu hermano lo ha fastidiado todo —dijo al fin.
Me detuve y la miré a los ojos. Ella apartó rápidamente la vista.
—Él... ¿Crees que hay alguna manera...? Nada, olvídalo.
—¿Qué? —pregunté, instándola a continuar.
Ella suspiró.
—No debería hacerte perder el tiempo, vas a llegar tarde. —Se sentó en un banco.
Me senté a su lado. Ahora había despertado mi curiosidad.
—Íbamos a marcharnos a Argentina, a Buenos Aires. —Suspiró de nuevo—. Allí están dos de mis amigas. Pero mi hermana ahora no quiere marcharse, y mi madre, tampoco, ahora que sabe que va a ser abuela.
—¡¿Qué?!
—¿No lo sabías? —me preguntó.
De repente me sentí abrumado. A lo mejor fue que ya me había costado aceptar el nacimiento de Fabrizia como para aceptar el de un sobrino. Sentía que de repente me rodeaban los bebés. Y eso por no hablar de que se trataba de Brenda, la mujer que había sido mi amor platónico.
—No, no sabía nada. Esto es horrible... —Se me escapó—. No quería decir eso —intenté corregirlo torpemente—, es solo que es una sorpresa y... Tu hermana es una mujer maravillosa y... no, ella...
—Es horrible, tranquilo, yo también lo pienso. —Suspiré aliviado—. Detesto a tu hermano.
—Yo a veces también. Es... complicado.
—No entiendo qué ha podido ver mi hermana en él. Todo el mundo sabe cuál es su ideología. Hace un par de meses, lo vi por la calle con Luciano Cirillo y dos fascistas más. ¡No lo entiendo! ¿Nuestro padre muere por la causa y ella se junta con un hombre que apoya a Mussolini y que está a favor del bando sublevado en España?
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Little Italy
Historyczne🏅NOVELA GANADORA DE LOS WATTYS 2020 EN LA CATEGORÍA DE FICCIÓN HISTÓRICA «Me crié en Little Italy, en un pequeño apartamento de la calle Mott». Luca era un niño de tan solo siete años cuando su padre fue asesinado por un mafioso en 1929. Además de...