hateful love. ᵗᵉʳᵐⁱⁿᵃᵈᵃ

4

Cuando obtengo mi horario de todas las clases que tomaré este año, lo primero que pienso es: Bueno, estas no son tan malas.

Luego lo comparo con los horarios de mis amigos.

Encuentro que no tengo absolutamente ninguna clase con Katherine o Cho, y solo tengo Pociones con Matt.

Como si eso no fuera suficientemente malo, Danny está en prácticamente todas mis clases excepto en dos. Gimo con absoluta desesperación mientras me guiña un ojo sobre su cereal.

Mierda.

Robo un trozo de tocino del plato de Cho y lo muerdo nerviosamente.

¿Con quién me sentaré en mis clases? ¿Y si tenemos que trabajar en pareja?

Este pensamiento me envía a un frenesí masticatorio.

¿Como diablos trabajaría con Danny?

—Hey, calmate. —Cho se ríe de mi rostro horrorizado— No será tan malo.

Intento masticar un poco más mi tocino robado, pero me lo he comido todo. Al darme cuenta de esto me da ganas de llorar. Me limpio las manos con una servilleta y me obligo a sentirme mejor, respondiendo:

—Sí. Quiero decir, no puede ser mucho peor.

Tengo que luchar para abrirme paso entre la multitud de camino a la clase de encantamientos. Para cuando llegue a la clase del profesor Flitwick, la mayoría de los estudiantes ya están allí.

Intenté encontrar a alguien que se vea lo suficientemente agradable para sentarme al lado, pero no puedo ver a nadie. Parece que el aula se compone principalmente de slytherins y
gryffindors.

Dios, ¿qué estaban pensando los maestros al juntar tantas de esas dos casas?

¡¿Que haré?!

Respiro profundamente y me siento en una mesa en la última fila. Le estoy rogando a dios que llegue alguien bueno y se siente a mi lado.

Bueno, alguien llega tarde, pero casi nadie es bueno.

Escucho un par de pasos y me giro esperanzada, pero mi expresión decae en el momento en que veo el cabello rubio decolorado de Draco Malfoy.

Sus ojos se cruzan con los míos y se burla de mí. Finjo que no me he dado cuenta y me doy la vuelta.

Flitwick sube los escalones hacia su podio en la parte delantera de la sala y grita, —Sr. Malfoy, puede tomar asiento junto a la señorita Jackson.

Siento que mi corazón se detiene.

No, Dios no, cualquiera menos Malfoy.

Aparentemente, Malfoy piensa de la misma manera que yo, —No, gracias. —se burla, y se mueve para sentarse al lado de Blaise Zabini, otro Slytherin. Yo no lo culpo.

Flitwick frunce el ceño y lo señala, diciendo más fuerte que de costumbre, —No lo creo, Sr. Malfoy. Debe sentarse con Cassie.

Malfoy abre la boca para discutir, pero Flitwick interrumpe con un enérgico, —¡No hay excusas!

Veo que la cara de Draco Malfoy se pone dura, y no puedo evitar pensar en lo valiente que es Flitwick por hablar con él de ese modo.

A Malfoy le gusta eso, a pesar de que es un maestro. Quiero decir, el profesor tiene la mitad de su tamaño, y es un hecho bien conocido que el chico slytherin tiene problemas de ira.

El resto de los Slytherin se ríen ruidosamente mientras Malfoy aprieta la mandíbula y de mala gana se sienta a mi lado, tan lejos como la mesa lo permite.