Capítulo 47. Loca prepotente

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Casi tres días después se regresaron a casa, Altagracia evitó todo contacto con su familia por otros dos días más, se dedicó a ella nada más, apagó su celular y durmió hasta el medio día, bajaba sólo para almorzar con Luis, ya que el venía para pasar tiempo con ella, luego cuándo se regresaba a la empresa, Altagracia volvía a la cama, Magda comenzaba a preocuparse pero justo cuándo iba a tratar de hablar con ella, la encontró sentada en el comedor, de ducha tomada, bien vestida, maquillada e incluso se arregló el cabello por su pinta iría a la empresa, a pesar de que tenía licencia sentía que debía ocupar su tiempo antes de volverse loca por completo.




- Buenos días Magda -- la saca de su transe -- Qué pasó? Parece que viste un fantasma -- se sirve café

- Buenos días Doña -- camina a la mesa -- Que le sirvo?

- Aún queda del pastel de manzana? -- le da un sorbo a su taza

- Si! Ahorita regresó con el -- sonríe antes de retirarse

- Magda! -- se escuchá desde las escaleras -- Haz visto a mi esposa? Desperté y no estaba en la cam...

- Buenos días cielo -- revisa el periódico

- Que haces levantada tan temprano? -- va a ella dejando un beso tierno sobre su mejilla -- Maquillada y perfumada? -- sonríe -- Aceptarás mi consejo de salir por un poco de luz solar?

- Aunque es un espléndido consejo -- sonríe leve -- Hoy no

- Te verás con Eunice entonces? Hasta ahora sólo sé que hablaron por teléfono -- se sienta a su lado 

- No, iré a la empresa -- cambia de página -- Papá me necesitaba ahí desde hace casi una semana

- Pulga el te dijo que podías faltar el tiempo que necesitarás -- coloca la servilleta sobre sus piernas

- Exacto -- cierra el periódico -- Ya no necesitó más tiempo, amo nuestra casa y su ensordecedor silencio -- toma la cuchara cuándo Magda aparece con dos platos -- Pero quiero ocupar mi mente

- Está bien, almorzaremos juntos hoy? -- sonríe cuándo en su plato encuentra pan tostado, huevo y tocino -- Gracias Magda

- No es nada señor -- sonríe -- Si me necesitan, estaré en la cocina -- avisa dejándolos sólos de nuevo

- Con lo del almuerzo no lo sé, yo te avisó -- prueba del pastel -- Parece que tienes prisa en dejarme viudo -- observa su plato

- Una vez cada tanto no hace daño -- ríe

- Tan bello tú! -- lo toma de las mejillas -- Crees que no sé, que estos días haz estado desayunando exactamente lo mismo

- Sabes, esa es la envidia hablando -- toma un tocino -- Lo quieres?

- No gracias, yo no tengo la mínima intención de dejarte viudo -- vuelve a comer

- Sabes me hace muy feliz verte así -- estira la mano a ella

- Bueno no estás acostumbrado a verme deprimida -- la tomá

- Lloraste por un personaje de televisión una semana -- le da un leve apretón -- Eso sí, ahora no lloras pero si duermes

- Bueno es un gran cambió no? -- hace la cabeza de lado -- Por qué me miras así?

- Trató de decifrarte -- dice sincero

Tiritas del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora