Capítulo 61. Nervios

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Después de pasar tres maravillosos días en la hacienda se regresaron a la casa, durante toda esa semana no pidió cita con la obstetra, sólo se dedicó a tomar ese té, bajar el ritmo con la empresa era lo primero, le dejó todo lo pesado a su asistente, al ser viernes saldría más temprano por esa razón se hizo de tiempo en la mañana, bueno en realidad estaba preocupada, así que se armó de valor para ir al hospital en la tarde, sabía que le pedirían otro exámen de sangre así que debía ir preparada, por suerte tenía mucho tiempo para eso, recién era el medio día, Luis no podía almorzar con ella así que enves de verlo iría a casa de su abue.

Regina estaría allí con Isabela también así que podría pasar tiempo con su sobrina, de paso seguir practicando, había eliminado todos los pensamientos negativos por ahora, pronto el suyo llegaría, debía saber cambiar pañales a la perfección, dar baños y todo ese tipo de cosas, hoy no le había pedido a Matamoros que la llevará, manejo ella, así que en eso mismo estaba ahora, minutos después estaba esperando tras la puerta de la casa, Doña Amanda la recibió dándole un fuerte abrazo, detrás de ella estaba Isa esperando que se separarán así abrazarla por las piernas y luego exigir que la cargará.



- Anda detrás mío desde que supo que venías -- ríe -- Ya ni caso nos hace

- Ay es que ella es mi bebé -- se separa -- Isa

- Tía! -- chilla

- Ven para acá princesa -- la carga -- Uy -- pestañea varias veces al marearse -- Estamos creciendo parece -- camina a la sala

- No sé cómo puedes andar de arriba para abajo con ella -- niega -- A mi me duele la espalda

- Ay abue -- se sienta -- A veces me cuesta un poco seguirle el ritmo

- Que tal todo -- toma asiento a su lado -- Supe que anduvieron por la hacienda

- Estás celosa abue? -- sonríe acomodando a Isa

- Un poco -- admite -- Ya no me dedicas casi tiempo -- cruza los brazos

- Abue tendré mucho tiempo pronto -- juega con sus rizos -- Sólo estoy presionada por la empresa pero después todo va acomodarse

- Se te acomodara todo a fin de año -- rueda los ojos -- No quieras engañarme señorita

- Tengo un plan -- besa la cabecita de su sobrina -- Esperá y verás

- Está bien -- asiente -- Al menos tengo estos almuerzos no?

- Abue, si tú no me dices que me extrañas cómo lo sabré? -- ríe -- Puedo decirle a Luis que no algunas veces pero si no me dices nada, cómo?

- Bueno -- concuerda -- Te llamaré para decirte que vengas o para avisarte que iré

- El almuerzo está listo! -- informa Regina -- Hola! No escuché cuándo llegaste

- Es que me recibieron en la puerta -- sonríe -- Cómo estás?

- Más o menos, nos hiciste falta está semana -- ríe -- Isabela se puso bien difícil -- va al comedor

- Se irá a vivir conmigo cuándo cumpla los dos años -- bromea

- Empiezo a creerlo! -- alza la voz

- Que le hiciste para que fuera tan apegada a ti? -- se levanta

- Abue, los bebés me aman -- la imita -- Sé cómo llegarles, por eso está cosita me adora

- Con que la sobornaste? -- camina

- Al principio? Pues con juguetes, después me la gané -- ríe



Isabela estaba tan dependiente de su tía hoy que no aceptó sentarse en otro lugar que no fuera sus piernas, así que ahí estaba ella dándole el almuerzo a su sobrina mientras comía ella del suyo, dos veces casi se come el de Isa sin querer, al terminar se dio la tarea en tratar de dormirla, no quiso postre porque era flan y le dio náuseas, Don César estaba en la sala observandola andar de un lado al otro con la pequeña en brazos, trataba de leer su expresión, era obvio que su mente estaba en otra parte pues su rostro lo evidenciaba, entre más lo intentaba no podía entender que la tenía de ese modo, sabía que problemas en la empresa no eran, con Luis tampoco o bueno eso quería pensar.

Al dormirla la acostó en su carrito, se iba a quedar otro poco pero recibió un mensaje de su asistente debía regresar lo antes posible, se despidió de su abue con un abrazo, de Regina igual y cuándo fue hasta su abuelo le sorprendió un poco la mirada que le lanzó, duro unos segundos nada más ya que la abrazo, se fue de allí algo confundida pero luego la prisa ocupó su mente, al llegar hasta la constructora se encontró con un tremendo desastre, pero no había sido culpa del asistente, su trabajo sería encontrar a esa persona y luego despedirla, pasó las próximas horas resolviendo aquello, mientras firmaba papeles, pedía permisos, agendaba futuras juntas para el próximo mes, el dolor de cabeza poe hacer tantas cosas a la vez empezaba a presentarse.

Pero la hora de su consulta había llegado así que debió abandonar todo, le avisó a su asistente que tal vez se tardaría por lo que más le valía que nada malo pasará, andaba toda nerviosa por lo que se venía, de nuevo sentiría una aguja traspasar su piel, aquel olor a hospital tampoco ayudaba, a penas entro el estómago se le revolvió de la peor manera posible, pero no había tiempo que perder así que fue hasta el elevador presionando el número 5, era el piso de maternidad, ya saben desde ecografías hasta el parto, respiró profundo un par de veces para alejar ese malestar además del nerviosismo, una vez las puertas se abrieron recorrió aquel camino de siempre hasta el consultorio de su obstetra quién ya la esperaba con una charola de metal dónde tenía la jeringa y lo demás para el exámen.

Fue llegar, sentarse, dejar que esa aguja maldita le atravesará mientras miraba cualquier otra cosa evitando así llorar, una enfermera apareció para llevarse la muestra mientras Michelle se dedicaba a ponerle una curita, acto seguido le realizaba todo el protocolo necesario antes de seguir con la ecografía, transvaginal por supuesto, fue por su bata quedando prácticamente desnuda, antes de ir a lo bueno se pesó y recibió un regaño luego de que la balanza arrojará el resultado, estaba con bajo peso, no era tanto pero al tener un historial de puros embarazos que no resultaron bien, hay que tener todo en rango, después de prometer que se alimentaría mejor sube a la camilla dónde espera ansiosa para ver algo en la pantalla.

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