Capitulo 68. Quirófano

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Logró ponerse la bata que le quedó inmensamente grande, minutos después entro un enfermero para decirle que su obstetra ya estaba viniendo, le pidió que volviera a la camilla y que abriera las piernas, además de sentirse incómoda porque el enfermero literal se había puesto frente a ella, su vientre no le dejaba acomodarse, repetidas veces dijo que ya lo iba hacer pero el seguía allí así que implementó su plan b, colocó la sábana entre sus piernas y fingió que la usaba de mordaza, al entrar Michelle no lo hizo ahí estaba otro enfermero que era tan joven cómo el anterior, cabe destacar que el tampoco se fue, con la pena de todo el mundo dejó que la revisará.




- Desde cuándo llevas con contracciones? -- hace un poco de presión en su vientre bajo

- Ay mierda -- gruñe apretando la almohada -- Veinte minutos -- toma aire -- Tal vez media hora ya

- Es muy poco tiempo para tener 5 centímetros -- se levanta -- Felicidades, probablemente será un parto rápido

- Ellos se van a quedar? -- cierra los ojos soltando el aire

- Aquí no hay nada que ver niños! -- entra una enfermera -- Se les necesita en urgencias ahora -- demanda -- Pero rápido, rápido!

- No -- ríe Michelle -- Ella es la enfermera Valen, va a asistirme hoy, se quedará aquí todo el tiempo para cuidarte

- Eso -- asiente -- Suena maravilloso -- pelea con su bata que dejaba al descubierto su hombro

- Mucho gusto señora Sandoval -- se acerca con el expediente -- Hay algo que pueda hacer por usted en este momento?

- Tienen batas más pequeñas? -- murmura -- Quisiera cambiar la mía

- Esos inútiles le trajeron cualquier medida -- niega -- No se preocupe, vendré bien rápido con una más chiquita así se sentirá más cómoda




Cómo lo había prometido le trajo una más chiquita, sólo que está era toda blanca pues no era del área de maternidad dónde la mayoría era enorme, después de cambiarse se la paso abrazada a Luis, el sobaba despacio su espalda baja pues era un lugar dónde le dolía horrores, claro que recibió su regaño por la enfermera al saber que estaba drogado, mientras Regina y Eunice informaban a la familia que ahora mismo se encontraban a horas de distancia, Luis cayó al piso dormido, los calmantes habían echo efecto, menos mal ahí estaba la enfermera, le colocó una intravenosa para contrarrestar la intensidad de loa medicamentos pues ya no se le podía hacer un lavado de estómago.




- Respire que aquí viene la siguiente -- toma su mano -- Su marido está bien, no necesita preocuparse por el

- La quiero afuera -- niega respirando hondo -- Pero ya! -- gime haciéndose para adelante

- Más pronto de lo que se imagina estará afuera señora Sandoval -- ríe

- Si yo puedo decirte Valen tú me puedes llamar Altagracia -- aprieta su mano

- Amore mío! -- va a ella Eunice -- Tu abue quiere hablar contigo -- la pone en alta voz

- Ay mi princesita! -- se escuchá del otro lado -- No sabes las ganas que tengo de estar allí

Tiritas del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora