Capítulo 27. Internado

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A inicios del último año escolar, Lucía se enteró del compromiso, fue una pelea bastante grande, cómo último recurso, decidió llevarse a Altagracia a un internado para señoritas, fuera de la ciudad, cómo faltaban meses para cumplir la mayoría de edad, le fue sencillo sacarla de la casa de sus abuelos, momentos antes le pidió a su abuela que le avisará a Luis y que la boda seguía en pie, pues ella juraba que saldría de ese lugar sea cómo sea, pero ella no era la única con problemas, Luis también estaba teniendo problemas con su papá, ya que no había conseguido convencer a su hermano para seguir al frente de la empresa.

Si quería casarse con Altagracia, debía aceptar a la empresa, el podría seguir con lo de sus carreras por un año o dos más, cómo se tomó unos días para analizar bien sus opciones y claro tratar de hacer un trato más razonable con su padre, se enteró tarde de dónde su prometida estaba actualmente, tenía la entrada prohibida por eso no podía visitarla en cambio sus abuelos si podían, Luis escribía cartas para mandarselas con ellos y luego recibía respuesta, así fue cómo continuaron con sus planes para la boda, el aceptó ir a estudiar administración luego de graduarse, vería hasta cuándo podría seguir cómo corredor pero ahora lo más importante era sacarla de ese infierno.

A cambio de que Luis aceptará, su padre prometió ayudarlo con los gastos de la boda, los abuelos también se habían comprometido, ambas partes de la familia pagarían la mitad de todo, pero ahora sólo quedaba esperar a que Altagracia descubriera la manera de escapar, debía ser días antes de su cumpleaños pues al ser mayor de edad no podrían obligarla a continuar en ese lugar, se terminaría graduando allí, después podría ir a casa de sus abuelos o a la de Luis, mientras terminaban con los detalles de la boda, por ahora sólo podían decidir sobre las invitaciones, el sitio, comida y lo demás pero el vestido debía quedar para el final.



- Luis te manda estás cartas hija -- se las entrega

- Gracias abuela -- sonríe -- Y el cómo está?

- Prácticamente subiendo por las paredes -- se burla Don César -- Ya no sabe que hacer, así que viene a jugar póker conmigo

- Me extraña mucho? -- juega con los sobres

- No me gusta admitirlo -- suspira -- Pero si, te extraña hija

- Estás son las cartas de la otra vez -- se las da a su abuela -- Mamá no dio indicios de sacarme de aquí?

- No -- suspira -- Hasta que aceptes romper tu compromiso e irte a estudiar en el extranjero, no va a sacarte de aquí

- Bien, entonces seguiremos con el mismo plan -- asiente -- Estoy por conseguir los planos de este lugar -- susurra

- De dónde los vas a sacar? -- se preocupa su abuelo

- En la biblioteca, tienen los planos de la primera edificación hasta de la última -- explica -- Me enseñaste a comprenderlos abuelo, voy a comprobar todos los rincones posibles dónde pueda escapar y luego se los dibujare a ustedes para que vengan por mi

- Eres tan inteligente -- ríe -- Avísanos cómo vas el próximo sábado que nos dejen venir

- Claro que si, ahora quiero saber cómo están ustedes -- se interesa

- Bien aunque nos haces falta en la casa -- admite Doña Amanda

- Si, ahora ya no tenemos a quién cuidar -- sonríe leve -- Esperamos que el tiempo pase rápido para disfrutarte un poco más, antes de que te nos vayas con Luis

- Ay no digan esas cosas que me van hacer llorar -- toma sus manos -- Gracias por apoyarme tanto, si me mantengo fuerte es porque los tengo a ustedes

- Bueno dejémonos de sentimentalismo -- ríe Doña Amanda -- No quieres saber cómo está quedando tu boda?

- Ya encontramos dónde hacerla -- dice Don César -- El padre de Luis está de acuerdo y nos ayuda con los gastos, la verdad nos sorprendió pero no podemos dejarlo afuera, su hijo se casará también

- Y dónde va a ser? -- sonríe emocionada

- En la hacienda, esa que tanto te gusta porque es al aire libre -- le entrega las fotografías

- La que tiene el granero -- asiente -- Abuelo, la estás remodelando ?

- Si, ese es el piso nuevo -- señala -- Aunque ahí hacemos las reuniones de fin de año de la empresa, quería darle un cambio y bueno aprovecho que se viene tu boda

- Te está quedando espectacular -- dice viendo las fotografías



Continuaron charlando sobre el tipo de vajilla, la decoración hasta que la hora terminó, se despidieron con un abrazo apretado y Altagracia se retiró a su habitación para leer las cartas, Luis le contaba que no era lo mismo ir a la escuela sin ella o ver las cosas para la boda, extrañaba sus escapadas al parque, que lo acompañará a los entrenamientos, también la puso al tanto de todo lo que estaba sucediendo, el trato de hablar con sus padres pero ni se molestaron en dejarlo pasar, aún así mantenía cierto contacto con Regina, quién estaba ansiosa por la boda, le habló del departamento diciéndole que ya había ido para allá a llevar ciertas cosas que necesitarían cuándo se mudaran, después de leer las cartas se dispone a responderlas para el próximo sábado ser entregadas.

Las siguientes semanas sólo empeoraron, las monjas del lugar trataban de "corregir" su modo rebelde de ser, mandandola a limpiar o la encerraban en su habitación, había conseguido hacer una amiga en ese lugar, haciéndole más sencillo revisar todo el internado, cómo la muchacha era más chica se tendría que quedar otro año pero con los planes de escape de Altagracia podría salir cuándo fuera mayor de edad, fueron varios días de intentos hasta que por fin descubrieron cómo lo harían, resulta que las monjas los domingos se reúnen por horas durante la tarde, dejando a las chicas sin supervisión, hoy sábado se reunía con sus abuelos dónde les explicó cómo saldría de allí.



- Muy bien, vendré con Luis, el podrá ayudarte a salir por esa ventana -- comenta Don César

- Estaré en ese salón a las cuatro en punto abuelo, el ya tiene que estar afuera esperándome -- advierte -- Porque a veces pasa el celador y revisa todo

- No te preocupes que seremos muy puntuales -- asegura

- Gracias -- sonríe -- Ahora es mejor que vayan yendo a casa, para que no les toque tráfico -- se levanta para abrazarlos 

- Ten mucho cuidado por favor -- pide Doña Amanda

- No te preocupes abue -- besa su mejilla -- Todo va a salir de maravilla

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