Capítulo 22. Ven conmigo

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- Luis ya no puedes andar metiendote en mi escuela -- toma su mano

- Por qué no? -- sonríe

- Y si nos descubren que? -- chuta una piedrita -- Mi abuelo te mata

- Le caigo bien a Don César, no es cómo que el no sepa lo que tú y yo hacemos cuándo no están en casa -- ríe

- Me pueden expulsar oye! -- le pega

- Mejor así -- la jala a el -- Puedo convencerlos de que vayas conmigo

- Aja! Si claro -- sonríe -- Si me expulsan por tu culpa, no querrán verte

- Entonces podemos intentar convencerlos ahora -- da de hombros -- Si estás conmigo no tendré que escapar e ir a tu escuela de princesas

- Sabes no es mala idea -- lo empuja -- Incluso puedo aplicar para ir en tu misma clase -- ríe -- Soy muy inteligente

- Eso me gusta -- la sigue -- Estarás pegada a mi las horas que tengamos que estar en ese infierno

- Eunice se va a molestar si me salgo y la abandonó -- hace puchero

- Ella lo va a entender -- ríe -- Además te puede usar de escusa para salirse de ahí también

- No lo había pensado -- asiente -- Sabías que en está plaza hay un carrusel?

- Déjame adivinar -- la abraza de la cintura -- Quieres ir no?

- Por qué crees que te traje hasta acá? -- ríe

- Que manipuladora eres -- besa su mejilla -- Me dijiste que querías caminar un poco

- No era del todo mentira -- sonríe -- Pero sí! Soy muy manipuladora




Ambos llamaban un poco la atención pues Luis era mucho más alto que la chica que iba agarrada a su mano, claro que ella iba a crecer en algún momento, de un momento a otro la muchacha lo empuja de una manera juguetona para luego echarse a correr, Luis decidió darle cinco segundos de ventaja y ya después fue tras ella, pasaron un día bastante divertido en la plaza, dando vueltas en el carrusel, comiendo palomitas echados sobre el césped mientras observaban las nubes, pensando la manera para pedir su traslado al colegio de Luis, ellos ahora eran sus tutores podían sacarla sin consultar con sus padres, pero para eso debían convencerlos de que era una buena idea.

Eso era lo difícil, pero pues ya tenían una idea más o menos en mente, después de un rato tuvieron que regresar a casa pues Altagracia tenía lección de cantó, si su abuelo iba a invertir en su carrera quería que ella fuera la mejor, siempre quiso poder mejorar así que la idea no le desagradaba, además de clases de cantó, estaba reforzando todo lo aprendido en el piano y guitarra, instrumentos si dejaron que practicará desde niña pues así consigues una buena beca en el extranjero, además de poder presumir que eres una excelente pianista no? La guitarra pues lo consiguió con algo de esfuerzo, no te abría puertas aquel instrumento pero gracias a su papá que intermedio por ella, consiguió sus tan anheladas clases.

La verdad lo extrañaba mucho, incluso a Regina, aunque venía seguido, no era lo mismo que verla todos los días en la casa, extrañaba discutir con ella por tocar sus cosas para luego devolverlas en mal estado, pero se estaba acostumbrando a lo que venía siendo su nueva vida, más tranquila y con menos obligaciones aunque se sentía raro no estar preparándose para en un futuro ganar la constructora, en cierto modo extrañaba aquello pues era con su papá que trabajaba, ahora ya ni siquiera lo veía, después de refrescarse un poco del calor que traía de la calle, pasa al estudio que su abuelo le había cedido y además remodelado especialmente para poder practicar, Luis siempre se quedaba para observar, claro que con la condición de no interrumpir, osea debía estar extremadamente callado.




- Al fin se terminó -- se sienta en sus piernas -- Yo sé que es necesario pero cansa un montón!

- Ay pulga! -- ríe negando -- Pero valdrá la pena -- la abraza

- Tú cómo vas con los entrenamientos? -- se recarga en su pecho

- Muy bien -- asiente -- Cansado igual que tú

- Mi amor, si estás muy cansado no necesitas venir para acá, yo voy a tu casa -- sugiere

- Prefiero estar aquí contigo -- sonríe -- Aquí es más calmado

- Seguro? -- lo ve -- No quiero que te esfuerces demasiado

- No es esfuerzo venir a verte -- le roba un beso -- Además siempre te encargas de mí cuándo estoy aquí

- Es que sino estoy yo, quién lo hará? A ti se te olvida hasta comer -- lo regaña

- No se me olvida -- ríe -- Las horas se pasan muy rápido

- Aja! Otra razón para mudarme contigo -- lo toma de las mejillas -- Sino te me mueres de inanición

- Estás exagerando mi amor -- sonríe -- Pero me gusta cuándo cuidas de mí

- Pues claro! -- se acomoda -- Si te consiento un montón -- le quita las migas de galletas que tenía en la comisura de los labios -- Eres igual a un niño

- Claro que no -- ríe -- Eso sólo fue un descuido

- Exactamente! Los niños son así -- niega -- Que vas hacer sin mí eh?

- Aprender a ser independiente? -- sugiere

- Que desastre! -- ríe -- Ya veo tu departamento en llamas

- Hey tampoco! -- rueda los ojos

- Aja, si cómo no! -- sonríe -- Te parece si vamos junticos a mi cuarto? -- dejá pequeños besos en su rostro

- Que está pasando por esa cabecita loca? -- acaricia su cintura

- Pues estar en la cama, con el aire encendido, abrazaditos -- juega con su cabello -- Y cuándo dejemos de estar cansados, quién sabe -- da de hombros -- Hacer el amor un ratito

- Siempre se te ocurren los mejores planes -- se levanta con ella en brazos -- Pero no quiero al elefante ahí viéndonos -- advierte

- Está en el sofá, tapado con una almohada -- ríe

- Es que me da cosa que sus ojos estén ahí hacía nosotros -- atraviesa la sala

- Los peluches no están vivos Luis! -- se burla

- Pues no pero el hecho de que tenga ojos -- sube las escaleras -- Se siente extraño pues!

- Ay te da cosita que nos vea -- ríe

- Pues claro, te lo regaló tu papá de niña -- dice obvio -- Es cómo si el nos estuviera viendo

- No seas exagerado -- le roba un beso -- De todos modos no tendrás que preocuparte por el elefante




Luego de cumplir cada paso de ese maravilloso plan, se quedan un tiempo en la cama abrazados, sólo para disfrutar la compañía del otro, claro que estaban tan agusto que se quedaron dormidos, despertaron antes del atardecer y con prisa se colocaron la ropa bajando a la sala para ver cualquier cosa en la tv, era incómodo cuándo sus abuelos los veían bajar del cuarto por eso preferían estar en la sala cuándo ellos llegaban, apenas llegaron decidieron abordar el tema del traslado, por suerte ellos estuvieron de acuerdo, en especial porque quedaba más cerca la escuela de Luis, el podría venir por ella de vez en cuándo y luego se regresaban juntos a la casa, pasarían menos tiempo preocupados pensando en que algo podría pasarle de regresó, claro que lo de aplicar para estar en el mismo año que Luis si ya fue un tema que discutirian luego ellos tres.

Tiritas del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora