Capítulo 65. Castigame!

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Después de terminar con su rebanada le pide al capataz que la llevará, el gustoso aceptó enseguida, era un señor ya con unos cuántos años encima pero su desempeño no tenía nada que ver con aquello, a simple vista se notaba que era un conversador y no estaba equivocada, durante todo el camino el le fue contando un poco de todo, no estaba molesta ni nada, quería distraerse un poco, el era la mejor opción, lo escuchó hablar de su numerosa familia que adoraba tanto, del trabajo que realizaba todos los días en su hacienda, esa parte le sirvió mucho pues así supo dónde debería de mejorar el cercado, cambiar de productos para cuidar el medio ambiente y ese tipo de cosas, al llegar el señor Josué no estaba entendiendo que hacía allí una mujer tan joven, pero prefirió no preguntarle.

Pues se veía que la pérdida era grande, durante el camino no lo sintió así pero ahora cuándo le pidió que la esperará ahí en el coche o por ahí cerca sintió en su voz el dolor, la vio a lo lejos comprarle a una señora ya de edad avanzada un ramo de rosas blancas, unos metros después la perdió de vista por completo, lo que le sorprendió fue que llegó otro carro igualito a estacionarse junto el de su patrona, de el bajó un hombre muy elegante que pronto reconoció, se trataba de su marido, quiso saludarlo pero el no había notado su presencia, a diferencia de Altagracia el se fue por otro camino, seguro por un atajo o tal vez venían a visitar tumbas diferentes, aburrido se dedicó a hacer conversación con el guardia del cementerio.

Definitivamente Luis había ido por un atajo, conocía a su esposa muy bien, ella prefería ir por el camino más largo, para poder acostumbrarse al llegar frente a la tumba de Daniel, además le ayudaba a ordenar sus sentimientos y así no llorar amargamente al hablar con el, la mayoría de las veces vino solá, no por que Luis no la quisiera acompañar, así lo quería, no buscaba consuelo, iba allí para desahogarse, algo así cómo terapia para superarlo, pero Luis preocupado cómo siempre, decidió seguirla en algunas ocasiones, sólo para protegerla de cualquier cosa, se quedaba a lo lejos para que no notará su presencia, sabía que ella lo necesitaba así que no iba a interferir pero ahora saberse los atajos le venían muy bien para tratar de hacer que ella lo perdonará.




- Que haces aquí? -- dice seca al dar de cara con el

- No sabía que te iba a encontrar aquí -- se acerca

- No te hagas estúpido que no te queda -- pasa a su lado yendo directo a la tumba -- Sabes que vengo todos los meses

- Bueno pero yo también lo hago -- sonríe leve cuándo le toca agarrarse de algo para poder agacharse -- Quieres que las cambie por ti?

- No yo puedo -- se inclina un poco

- Tacones, pancita de cuatro meses y senos grandes -- se acerca sosteniendola de la cintura -- El peso hará que te vayas de boca

- Quieres por favor no tocarme? -- termina de cambiar las flores -- Vengo por mi hijo, no a charlar contigo

- Sólo te quería ayudar -- la suelta alejándose un poco

Tiritas del tiempo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora