Rachel Black creyó tener una vida perfecta: un novio ejemplar y padres talentosos e importantes para la élite de Londres; sin embargo, los oscuros secretos que aquellos guardan la posicionan en un ambiente de mafia, corrupción y parafilias sexuales...
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Piqué el pedazo de carne mientras que mis padres hablaban con el alcalde al igual que mis suegros. Robbie Murr, mi pareja, se mantenía tan absorto en la conversación que se había olvidado por completo de mi presencia, aunque literalmente estaba a su costado. Lo amo, eso no es mentira pero cuando se trata de negocios yo paso a segundo plano por todo el momento.
— Rachel, cariño — regresé a la cena cuando mi padre me llamó —, el señor alcalde te estaba haciendo una pregunta.
Sonreí de manera apenada —, lo siento señor alcalde, estaba pensando en algunos reportes que debo de tener listos antes de entrar a la escuela. Sería tan amable te repetir su pregunta.
El alcalde sonrió —, entiendo, la escuela es muy importante, solo preguntaba cómo va tu relación con mi sobrino.
Miré a Robbie y este sonrió —, muy bien señor alcalde, no hay mejor pareja que él — Robbie unió nuestras manos y las puso sobre la mesa —, es el novio perfecto — recargué mi cabeza en su hombro. Miré a Robbie con todo el amor que mis ojos podrían demostrar.
— Ella es una mujer formidable tío, ya cuento los días para tenerla conmigo en la universidad.
— Será un buen año viendo a Robbie por los pasillos, gracias por preguntar señor alcalde.
— Ni lo menciones Rachel, es encantador que Robbie haya encontrado una jovencita tan adorable como tú, tan buena alumna y abnegada.
— Muchas gracias, Robbie es lo mejor que me pudo pasar. Es un hombre, leal y encantador, no hay mejor hombre que él.
— Estoy de acuerdo con eso — refirió mi suegra.
— Sobre todo encantador — refirió Nico, mi cuñado.
— ¡Nicolas!
— No grites mamá, estoy frente a ti, estoy discapacitado pero eso no incluye mi audición — Nico siempre goza de ser el hermano que te recalca tus errores, Robbie lo adora y por eso lo soporta, aunque a veces si que es bastante pesado.
— Todos tienen sus imperfecciones, no digo que Robbie no las tenga pero conmigo es un hombre único a su manera — apreté un poco su mano en forma de cariño.
— Como digas Rachel.
— ¡Nicolas!
— ¿Qué?
— Ese muchacho siempre tan entusiasta — dijo el señor alcalde —, es bueno tenerlos y saber que pronto inician las clases.
— La buena noticia es que le aceptaron a Rachel ser la representante del departamento de periódico.
— Mamá — la miré con nervios —, se supone que sería una sorpresa.
— ¿Eso es cierto Rachel? Es fantástico preciosa, qué buena noticia.
