CAPÍTULO L "LO AMABA"

160 20 52
                                    

Después de bajar de la camioneta de Nicolás, llamé a Michael para que me recogiera y lo hizo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de bajar de la camioneta de Nicolás, llamé a Michael para que me recogiera y lo hizo. No mencioné nada sobre lo sucedido, llegamos a comprar algunas cosas para que pudiera atender cualquier herida que ellos tuvieran. 

Creí que iríamos a algún lugar cerca pero seguro, sin embargo Michael nos llevó a una casa apartada de la ciudad, él dijo que aquí estaríamos a salvo y no quise discutir. 

Terminé de vendar el tobillo de Ariel—, es un esguince, nada grave, tendrás que mantenerlo arriba y poner hielo y no está bajo discusión —recogí todo y miré a Michael— ¿Cómo te sientes? ¿Sientes alguna herida? 

—Me duele la cabeza, pero estaré bien —respondió Michael. 

—Carajo, siento que mi tobillo tiene el doble de su tamaño ¿Esa sensación es normal?

—Es normal, se te va hinchar y es por eso que necesitas mantenerlo arriba y con hielo —miré a Michael— ¿Tendrás hielo? 

—No estoy seguro, pero supongo que si, casi no viene gente a este lugar. 

—Mientras sea algo congelado funciona — fuí a revisar y encontré una bolsa de guisantes—, no es hielo pero servirá —acomodé varios cojines y puse su pierna con cuidado, dejé la bolsa congelada con cuidado sobre su tobillo—, no te muevas a menos que sea muy necesario. 

—No me siento cómodo, me duele mucho ¿Estás segura de que no está roto? 

—Muy segura, si estuviera roto lo sabría, pero es un esguince y estarás bien. 

—Duele como si fuera a desprenderse. 

—Vamos viejo, puedes hacerlo —apoyó Michael—, me duele la frente y la espalda, esa caída por las escaleras estuvo muy fuera de lugar. 

—Y ya me dolía la pierna, imagínate. 

—Al menos no son heridas de bala, eso sí hubiera sido algo muy preocupante —me acerqué a Michael—, deberías de tomar asiento o recostarte, veré si traje medicamento para el dolor. 

—Debiste ¿Qué clase de doctora atiende en una casa de lujo emergencias y no compra medicamento para el dolor? No me hagas dudar de tus habilidades, Yarah Keane. 

—No dudes solo que estaba apurada, pero de seguro si traje —revisé las bolsas y encontré lo indicado, fui por un vaso de agua y volví—, aquí está su pastilla señorito Wolffer —reí. 

—Yo no soy tan Wolffer como mi primo, él si es un auténtico Wolffer al igual que mi hermana.

—Algo tendrán en común para ser auténticos —me senté en el sofá y suspiré—, y yo que creí que hoy sería un día normal. 

—Y yo creo que tengo que ver si las muletas que usé hace unos años están en la bodega, creo que las vas a necesitar, colega —refirió Michael. 

▪️𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora