Rachel Black creyó tener una vida perfecta: un novio ejemplar y padres talentosos e importantes para la élite de Londres; sin embargo, los oscuros secretos que aquellos guardan la posicionan en un ambiente de mafia, corrupción y parafilias sexuales...
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No estaba muy de humor para meterme un traje, pero no podía abandonar a Harry en la fiesta anual de su futura industria, mi ojo ya estaba un poco desinflamado, aún así, debía tenerlo cubierto, no saben con qué ganas me quitaría el puto parche, pero no quiero quedarme ciego para siempre.
Llegué al elegante recinto en mi deportivo, entregué la llave y casi que me miré el cerebro de lo mucho que puse los ojos en blanco al ver qué Michael, Yarah, Shantall, Ariel, Claire y Rachel estaban aquí, vaya, vaya, tanta bronca junta.
Obvio no iba a saludarlos, así que les pegué vuelta y decidí saludar a la mamá de Harry en principio de cuentas, hablamos de mi futura ida a Harvard y se puso todavía más interesante cuando Amanda apareció también, pero no se preocupen, soy un experto evitando gente, fui al baño, acomodé el parche sobre mi ojo y cuando estuve listo fui a buscar al maldito mesero que estaba sirviendo los tragos.
Bebía una copa cuando me topé de nuevo con Shantall, cielos ¿Realmente este lugar es tan pequeño?
—Que irónico —rió con amargura—, no te apareces en mi cumpleaños, pero si apareces en eventos de los Prince.
—Lo irónico es que tengas cara para reclamar algo así, seguramente fue alguien a quien realmente querías ahí —señalé al Keane con el mentón—, no me estés jodiendo, buenas noches.
—¿Seguirás en ese plan? —negó varias veces—, si quieres estar enojado conmigo adelante, pero no lo estés con Michael o Yarah y menos Rachel, ellos no tienen la culpa de mi relación con Ariel.
—Papa, patata, las veo igual y ahorita con un ojo, es todavía más de lo mismo —tomé otra copa y la bebí de un trago— ¿Me dejas en paz? No sé si te has dado cuenta, pero te he estado evitando y pretendo hacerlo por mucho, mucho pero mucho tiempo más, no sé qué ganas con esto, me refiero a esta conversación sin ninguna especie de sentido para mí.
—Cuando se trata de llevarte la contraria ninguna conversación tiene sentido.
—Al menos tienes presente eso —quise moverme hacía Harry, pero Amanda estaba ahí, solo tengo dos opciones, soportar a Shantall o a Amanda. Mierda, preferiría quedarme hablando con el espejo.
—Vaya estás rompiendo tu récord, aún no has corrido lejos para evitar hablar conmigo —dijo mirando la hora en su móvil— ¿Así qué te irás a Harvard?
—Preocupate por seguir viva, mi vida y mis planes no deberían encabezar tu lista de prioridades —tomé otra copa y la bebí de un tiro, necesito guardar mi dark side, solo que no sé cómo tragármela.
—Me pides a mí preocuparme por vivir pero tú bebes como si no lo hubieras hecho en cinco años, se supone que estás tomando medicamento William.
—¿Por qué no me dejas en paz? No necesito tus consejos, creo que quedó muy claro que no eres muy fina con tus decisiones —Keane estaba atento a lo que pasaba entre Shantall y yo, lo miré retadoramente, terminó por acercarse, puedo oler sangre que aún no ha sido derramada.
