CAPÍTULO XLII "DOS MUNDOS DIFERENTES"

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Conduje con mucha preocupación, me mantuve al pendiente de Corey y del camino al mismo tiempo

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Conduje con mucha preocupación, me mantuve al pendiente de Corey y del camino al mismo tiempo. Cuando llegamos a su departamento, lo ayude a bajar y entrar a su piso, fue todo un problema mantener a Corey de pie y poder abrir la puerta. Entramos y lo dejé en el sofá con cuidado, suspiré. 

—¿Hay algún medicamento que puedas  tomar? ¿Un doctor a quien deba contactar? —mentiría si dijera que no me preocupa cómo está Corey ahorita. 

—Solo necesito dormir —susurró.

—No creo que eso vaya a quitar todo ¿Seguro que no quieres que llame a un doctor? 

—Han sido días difíciles, solo tengo que dormir, supongo. 

—No creo que sea lo más prudente que solo duermas. 

—Solo quiero eso, supongo que es suficiente —volvió a susurrar, ya ni siquiera abría los ojos—, todo el tiempo he estado huyendo de sentirme así, a veces duermes y las cosas cambian cuando despiertas, espero sea mi caso, tengo que ir a la cama y quedarme ahí toda la semana. 

—Yo te ayudo a llegar a tu cama, todavía tengo tiempo —y aunque no tuviera me quedaría para ayudarte. 

Se levantó y le apoyé a llegar a su cama, una vez ahí sin pudor alguno se quitó la ropa, parecía no estar siquiera consciente, tragué saliva al verle el cuerpo, estaba color violáceo en muchas partes, aunque de todo el daño que traía encima me preocupaba más el parche del ojo. 

—Estoy muy enojado —susurró, no parecía estarlo, luce como alguien que habla dormido y ya. 

—Lo sé, pero acuéstate, me da miedo que te caigas —y no era mentira, me tiene con el pendiente. 

Se deslizó en la cama con suma facilidad, le acomodé la almohada y las sábanas. 

—¿Puedes bajar la luz? El parche me vuelve loco, necesito quitarlo —nunca pensé que podría estar así de calmado, pero lo está, raro. 

Hice lo que me pidió y me acerque de nuevo— ¿Necesitas algo para quitarte el parche o ayuda?  

—Si no quieres ver, no lo hagas, se ve mal —y en efecto, se me secó la boca, no se ve nada, nada, nada bien, me pasmé.

No sabía qué decir y obviamente no le podía decir lo obvio— ¿Has visto a algún doctor para tu ojo? —no quería ver, pero tampoco verme grosera. 

—Fui esta mañana, estamos rezando para que no sea un desprendimiento de retina, si es eso, estoy jodido.

—Me imagino que te recetó algún medicamento para tomar o ponerte.

—Sí —se acomodó—, Rachel, no puedo contigo. 

—Pero si todo el rato que llevo aquí no he hecho nada más que ayudarte —dije intentando no sonar grosera. 

▪️𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶▪️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora