Rachel Black creyó tener una vida perfecta: un novio ejemplar y padres talentosos e importantes para la élite de Londres; sin embargo, los oscuros secretos que aquellos guardan la posicionan en un ambiente de mafia, corrupción y parafilias sexuales...
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Después del viaje de Manchester a Londres, llegamos al edificio donde está mi departamento, subimos al elevador y mi primer instinto fue lanzarme a besar a Corey.
—Ya estamos a nada de llegar a mi departamento, al cual por cierto no he venido en semanas —volví a besarlo.
—Supongo que si está desordenado, quedará más y si está limpio, quedará desordenado —entramos, cerró la puerta con el pie, se aflojó la corbata mientras me besaba.
Me alejé de él y me quité mis tacones y los pendientes—, recuerdo bien que habías dicho que usarías un moño —me acerqué y enredé mis manos detrás de su cuello— ¿Quieres conocer mi habitación?
—Ya te conozco el alma, qué más da tu habitación, mi amor —lo arrastré hasta mi habitación, con su corbata rodeé su cuello y lo acerqué a mí— ¿Y hoy qué haremos, infierno, purgatorio o paraíso?
—El Infierno suena muy tentador —susurré cerca de su boca.
—Okay, entonces, iremos al infierno —me mostró la corbata— ¿Ojos o manos? Tú decide.
[Canción en multimedia]
—No poder tocarte sería tortura, en cambio la imaginación es muy poderosa —sonreí.
—Servido señora llamas, fuera ojos, yo ya estoy ciego, no hay mucho que hacer conmigo —con la corbata me cubrió los ojos, sentí el suave roce de sus labios en mi cuello— ¿Qué deseas prometida mía? Haré lo que me pidas ¿Cuáles son tus deseos?
—Que me enseñes el Infierno en todo su esplendor —suspiré.
—Bien —siguió besándome el cuello, besó mi mejilla hasta casi llegar a mis labios, después volvió a bajar hasta llegar al escote—, Dios, no puedo compartirte más con ese idiota, Rachel ¿Nunca has tenido intimidad con él, verdad?
—Jamás, nunca me sentí lista para dar ese paso —se me escapó un suspiro.
—No lo hagas, nunca, no importa lo que pase, no puedes hacerlo, ni con él ni con ningún otro idiota, ese puesto ya es mío.
—Necesitaría estar fuera de mis sentidos para dejar que alguien me tocara, mi cuerpo y alma ya tienen tus huellas, Corey.
—Bien, porque Robbie puso primero ese anillo en tu dedo, pero yo lo hice primero en tu corazón —me quitó suavemente el vestido y lo dejó caer, escuchaba su respiración acelerada—, Rachel, cada vez eres más perfecta, es una pena que no puedas ver mi expresión ahora, creo que me curé de la vista.
—La imaginación es poderosa —extendí mi mano y me ayudó a salir del vestido, aproveché el momento y con un poco de fuerza lo jale hacia mí—, y yo te puedo imaginar porque te he memorizado.
—¿Y qué esperas que sigo con la camisa puesta?
Comencé a desabotonar su camisa y una vez que se la pude quitar, recordé dónde tenía el tatuaje y puse mi mano encima de el—, lasciate ogne speranza, voi ch'intrate —susurré.