CAPÍTULO VII "BELLEZA EN SHAKESPEARE"

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Me encontraba recargada en el hombro de Robbie mientras él leía algo en su teléfono

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Me encontraba recargada en el hombro de Robbie mientras él leía algo en su teléfono. Yo solo miraba cada gesto que hace, él es de pocas palabras así que no es como que tengamos muchas cosas de qué platicar, pero me conformaba con esto, con poder estar a su lado sin pensar en nadie ni en nada. Aunque todo eso se fue al carajo cuando sonó la alarma de mi reloj, ya eran las cuatro y tenía que ir a mi maldita asesoría con el cascarrabias aquél, Robbie me miró extrañado.

— Tengo asesoría con un compañero — suspiré —, no sabes cuánto detesto esto y a penas vamos en la primera semana escolar.

— ¿Asesoría? ¿De qué?

— Literatura, sabes que esa materia me da problemas desde siempre.

— Ah, un nerdo que te enseña literatura ¿Quién sabe literatura en éste tiempo? Es más ¿Quién sabe de cualquier cosa que te enseñen en la Universidad? — sonrió levemente —, patético.

— Hay personas que retienen muchas cosas en su cabeza — me puse de pie y tomé mi mochila —, ya me tengo que ir. Te mando mensaje más tarde o mañana dependiendo de que tan cansada esté.

— No te preocupes, si no hay tiempo podemos vernos hasta la fiesta de los Prince.

— Claro la fiesta, la había olvidado por completo, nos vemos más tarde cariño — le di un beso — te amo.

Robbie sonrió y yo fui casi corriendo hacia el aula de asesoría, podía asegurar que estaba roja por el viento helado y mi pequeña carrera, suspiré antes de entrar.

— Buenas tardes — me senté y saqué lo necesario.

Corey dejó su bolígrafo en la mesa —, tu tarea.

Le di mi cuaderno —, ahí está todo.

— Así no funciona guapa, dime lo que sabes ¿Leer? ¿Crees que soy tu maestro de primaria? Te escucho.

Comencé a explicarle cada punto que había escrito en la libreta, hasta logré memorizar algunos detalles extra para que éste hombre no hiciera tantas preguntas. Hablé sobre algunos de los libros de Shakespeare y sobre lo que mucha gente opinaba de ellos, después de decir todo, sonreí y tomé mi cuaderno.

— Eso es todo lo que tengo para ti hoy.

Me miró seriamente, se reclinó un poco —, bien, bien roja.

— Horas y horas de memorizar todo eso.

— Mira roja, voy a ser sincero contigo, la literatura es pasión, si no le pones pasión, en cuanto se te olvide un detalle, quedarás arruinada.

— No puedo encontrar pasión en algo que no me gusta, es simplemente memorizar algo y escupirlo en un examen.

— Es muy fácil ser igual a los demás ¿No? Si no encuentras belleza en Shakespeare, no encuentras belleza en nada, roja.

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