Rachel Black creyó tener una vida perfecta: un novio ejemplar y padres talentosos e importantes para la élite de Londres; sin embargo, los oscuros secretos que aquellos guardan la posicionan en un ambiente de mafia, corrupción y parafilias sexuales...
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ALGUNAS SEMANAS DESPUÉS.
Las últimas semanas habían sido puro estrés, me negaba a pensar en Corey y la posibilidad de que no regresará y por eso me concentré en mis finales y el periódico escolar. Aunque eso no evitaba el estrés, pero de algún modo ayudaba.
Salí muy temprano de casa para poder llegar a la escuela y resolver algunos problemas que había con el periódico. Estaba tan cansada que me costaba concentrarme en lo que intentaba arreglar, miré mi reloj.
—La cafetería ya debe estar abierta —tomé mi bolso y algunos papeles para seguir corrigiendo errores mientras bebía algo que me mantuviera despierta.
Salí del salón y caminé por el pasillo vacío, era un poco terrorífico contando que a una de las lámparas se le había quemado el foco, doblé la esquina y me topé con un estudiante pero no era cualquier matriculado, tenía un parecido increíble con Corey sin contar que el cabello lo tenía diferente.
—Debes estar alucinando Rachel, necesitas dormir o un buen café —me dije a mi misma, pero parece que mi cerebro se quedó en eso porque de algún modo me tropecé con mis propios pies y terminé en el suelo recogiendo todo— ¿No podías hacer más ruido? —me regañé.
Unos nike blancos con la paloma negra aparecieron en mi campo visual, se inclinó para ayudarme, su colonia me ponía a temblar el pecho.
—Recuerdo que prometiste escribir algo sobre el prodigio de la literatura de esta escuela y no lo haces, ya casi acaban las clases y nos graduamos ¿No vas a cumplir con tu palabra? —refirió, sentí como un hielo recorriendo mi espina dorsal.
Terminé por caer sentada al piso y lo miré, en serio está aquí, no estoy imaginando.
—Yo... tú... —¡Rachel palabras!—, ¡Volviste! —fue lo único que logré poner junto en mi cerebro aún dormido.
—¿Creíste que no lo haría?
—Creí que habías decidido irte directamente a Harvard —terminé de recoger los papeles y me puse de pie.
—No estaba siendo lúcido con mi forma de pensar, no debiste creer nada de lo que dije entonces.
¿Eso incluye lo de irnos por caminos separados?
Apreté los labios antes que esa pregunta saliera de mi boca— ¿Te refieres a todo o solo a una parte de todo lo que dijiste?
—No estoy seguro, estaba muy contaminado para decir que recuerdo todo —me dio los documentos que levantó del suelo y llevó ambas manos a los bolsillos de los jeans— ¿Cómo estás?
—Bien, he tenido mejores semanas pero estoy bien sin incluir el hecho de que no he dormido mucho —reí y me comencé a balancear de adelante hacia atrás— ¿Tú? ¿Cómo estás?
—Mejor —bajó la mirada—, mucho mejor a decir verdad —desprendía una paz que nunca había sentido cerca de él y no sé cómo tomarlo, incluido el corte de cabello que se le ve increíble y las gafas de nerd infernal.