Rachel Black creyó tener una vida perfecta: un novio ejemplar y padres talentosos e importantes para la élite de Londres; sin embargo, los oscuros secretos que aquellos guardan la posicionan en un ambiente de mafia, corrupción y parafilias sexuales...
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Desperté antes que Rachel como es costumbre, me giré para verla y contemplar lo preciosa que es cuando está relajada, acomodé su cabello apartando un poco de su rostro y sonreí. Estuvo cerca, estuve a nada de perderla y sé que la próxima vez no tendré tanta suerte.
Es tan bonita.
Miré el reloj, creo que hoy es el día en que todo debe tomar el curso que nosotros queremos, me levanté, entré a la ducha y cuando salí, ella estaba sentada en la cama, abrazando sus piernas.
—¿Si dejo caer la toalla dejarías de estar tan seria? —susurré.
—Eso sería todo un espectáculo —rió.
—Buenos días.
Me miró—, buenos días señor madrugador ¿Qué hora es?
—Siete treinta de la mañana, el clima es prometedor y aunque no lo fuera, no va a arruinar nada.
—¿Tienes planes para hoy? —jaló las sábanas y se puso de pie.
—Sí, de hecho sí los tengo y solicito la compañía de la mujer más hermosa que haya visto éste cielo.
—Con esas palabras es imposible no aceptar ¿A dónde quieres ir?
—Manchester, resulta que, fui invitado a un evento, van a exponer algunas reliquias sobre Dante y Shakespeare, creo que podemos pasarla muy bien si te pones un vestido elegante y yo un moño en el cuello ¿Qué dices?
—Con tal de verte con un moño acepto, me ducharé y podemos ir a esa exposición, creo que ya le tomé cariño a Dante y Shakespeare.
—Iremos en tren y llevaré mi cámara, quiero hacer esto de la forma divertida, no te preocupes, tal vez alguien consiguió que invitaran a tus padres a un evento que está al otro lado del país y el idiota de tu novio perdió su vuelo de regreso a Londres, así que tendrá que pasar la noche en Moscú ¡Ups! —sonrió—, no me había dado cuenta de lo poderosas que son mis amistades.
—Eres todo un caso, pero así te amo —me beso la mejilla—, parece que tenías todo planeado para que nadie nos molestara.
—Tal vez, tal vez soy demasiado bueno con los planes, espero que todo salga como lo quiero ¿Vamos a comprar un lindo vestido para mí BabyQueen y un traje para mí?
—Primero me baño y después vamos a dónde quieras, no tardo —entró al baño y después de unos minutos salió—, ¿Me prestas un suéter? —sonrió.
—Claro —busqué una sudadera, se va a ver hermosa con esto—, te presto ésta, la compré en Milán pensando en ti —dije sin mirarla.
—Eso es muy lindo de tu parte, te aviso desde ahorita que es posible que no la veas por unos días pero prometo regresarla —se la puso—, la amo —me dió un beso— y a ti también.
