CAPÍTULO XXVII "NEGOCIOS"

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Me reuní con Peter y algunos miembros de su gabinete, al parecer estaban preocupados por el repentino regreso de los Prince

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Me reuní con Peter y algunos miembros de su gabinete, al parecer estaban preocupados por el repentino regreso de los Prince. 

—Sinceramente no creo que se atreva a contender por el puesto, Peter. 

—¿Entonces a qué volvió? La van a buscar los del partido para que sea la esposa mártir —respondió el patriarca de los Murr. 

—Peter, creo que estás adelantando las cosas como si eso estuviera pasando, sabemos que los Prince de fueron por lo que sucedió con Harry, pero dudo mucho que haya vuelto para tomar el lugar de su marido —referí. 

—Amanda, no creo estar tranquilo hasta saber a qué volvió esa mujer. 

—Oh vamos Peter, ella es nativa de Londres ¿A donde querías que fuera? Sus hijos extrañan sus amistades y tal vez sea una forma de volver a estar cómodos —refirió un miembro del gabinete, pero no, Peter no estaba en paz y yo no podía darme el lujo de que perdiera la cabeza.

—Creo que debemos dejar lo pendiente para otro día, señores —mencioné mientras miraba el rostro preocupado de Peter Murr, los miembros abandonaron la mesa y solo nos quedamos él y yo. 

—Amanda, esa mujer volvió por lo que cree que es suyo. 

—No lo sabemos, la realidad es esa Peter, no sabemos qué es lo que esté haciendo aquí, necesitas relajarte. 

—¿Qué esperas que haga? 

—Una fiesta privada, para que te relajes y despejes tu mente, puedo organizar esto lo más pronto posible. 

—Oh Amanda, a veces creo que eres el diablo, con todo y el cabello rojo, va ad hoc.

—¿Quieres o no Peter? Creo que lo necesitas, puedo conseguirte todo para ésta noche.

—Bien, sé discreta, me llamas cuando todo esté listo —abandoné la sala también, me encontraba algo lejos de Murr, tomé el móvil y realicé mi inesperada llamada.

—Necesito verte, veámonos donde siempre, por favor ¿En cuanto tiempo llegas? 

—Quince minutos. 

—Te veo ahí —salí del recinto para encontrarme con mi proveedor, conduje hasta esa solitaria calle, detuve el coche una cuadra antes y camine hasta ahí, abordé el auto y me encontré con mi Adonis—. Necesito de tus flagrantes servicios. 

—Hola Amanda ¿Cómo estás? Yo estoy muy bien, de hecho.

—Will. 

—Pese a todo no dejas de utilizarme.

—Will no me hagas esto. 

—Vamos al grano ¿Qué quieres? 

—Coca y mujeres. 

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