Capítulo 8

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**LUCIA**

El peor sonido del mundo es el de la alarma del despertador. Puedes intentar ponerte una canción que te gusta, que da igual, no vas a conseguir que madrugar sea menos desagradable, lo que conseguirás es que esa canción que tanto te gustaba ahora la odies.  Hay ciertas cosas que siempre van a tener más poder que otras, y nada va a poder cambiar eso. Es como la gravedad, que ahí está, o como el viento que mueve las hojas de los árboles. A mi por suerte me gusta madrugar pero últimamente duermo fatal y creo que empiezo a necesitar una buena noche de descanso, aunque luego la tengo y me da rabia. Dormir me hace sentir que pierdo minutos de vida. Rebusco en el armario y encuentro un par de vestidos de mi talla. Con la etiqueta. Seguro que Adrián los compró para mi. Me pongo el azul celeste. Es largo por los tobillos y vaporoso. Me queda genial. Me trenzo el pelo y luego lo recojo en un moño.
Cuando llego a la clínica Dani ya está ahí. Parece que viva aquí. Dunia también está con él. Les observo. Se ríen juntos y al irse, se besan.
— Ay Hola Lucia — Me dice Dunia al verme. Siento un poco de nervios al mirarla por lo que se, pero pronto se me pasa — tu madre que la llames — pongo morros, que cansina es mi madre. Ya no soy una niña. Creo que debería irme de casa, independizarme. Sí.
A la hora de comer Eze me escribe para recordarme lo de la sesión de fotos. ¡Como olvidarlo! Me encanta verle en esa faceta. Estoy deseando que llegue la noche para estar con él.
Antes de salir a comer aparece mi tío Pablo por la puerta, es el hermano de mi madre y seguro que viene a echarme la bronca. No sé porque todos se empeñan en tenerme tan controlada. Nunca me he desfasado, no me gusta la fiesta, ni beber. Estudio y nada mas y nada menos que medicina y también trabajo en la clínica, que aunque son practicas y deberían ser no remuneradas, Dani se empeñó en darme un pequeño sueldo, pequeño según él claro. La verdad es que somos todos una familia de bien, y nunca nos ha faltado de nada, pero tener mi propio sueldo ganado por mi, es gratificante.
— ¿Comemos? — Pablo está de pie junto a mi con su particular sonrisa. Su hija Carla la ha heredado de él. Julen y Blanca son más parecidos a su madre, Lorena, la cuál es pelirroja y blanca y ellos igual. No me puedo negar así que le digo que si.
Cogemos el coche y me lleva a un restaurante Mexicano que se que le gusta mucho. A mi también, en realidad no le hago ascos a nada. Me gusta mucho comer y mi barriga y mis caderas lo confirman.
No tarda en soltarme la charla, si es que lo sabía. Pablo siente por su hermana María, mi madre, una gran devoción, su relación es mágica, y seguramente mi madre le haya ido con su cara de cordero degollado y ahora él viene a intentar solucionar algo. No es la primera vez. De verdad, quiero a mi madre con locura, pero yo siempre me he sentido más cómoda con mi padre o con Adrián, o incluso con Eze. Mi madre ha estado siempre como en un segundo plano.
— Pablo, me gustaría irme a vivir sola. Independizarme — Después de él soltarme todo el sermón de siempre, en el que me dice que me mi madre me quiere, yo le digo que yo a ella también y me cuenta cuánto daño le hago con mi actitud pasivo agresiva, pues se lo he soltado. Él tiene un pequeño piso  comprado, que fue de mi madre un tiempo, uno con una sola habitación, cocina americana y una gran terraza. Lo que necesito.
— ¿Lo has hablado con tu madre? — Le digo que no, que él es el primero a quien se lo cuento, sonríe. Eso le ha gustado. Bien, voy a camelármelo.
— Seguiré yendo a casa, como hace Lucas, pero necesito mi espacio y se que tu tienes un piso, el que fue de mamá, me haría mucha ilusión vivir ahí, dónde ella vivió un tiempo sola — miento. Pero es lo que tengo que hacer — Por supuesto te pagaré un alquiler— Me corta.
— A ver Lucia, ese piso lo tengo guardado para Carla, pero ella es aun pequeña, así que ... si hablas con tus padres y ellos están de acuerdo, yo no veo ningún inconveniente — Sonrío, por lo de ningún inconveniente, no por tener que hablar con mis padres. Creo que se lo diré a papá y que sea él quien se lo cuente a mamá — pero no quiero que me pagues nada, hazte cargo de los gastos y ya está.
¡Que bien! Ya tengo ganas.
La tarde en la clínica se me pasa lenta. A las 6 le comento a Dani que voy a ir con Eze a la sesión de fotos y me deja entrar en su despacho a ducharme y arreglarme. Me he traído el otro vestido que había en casa de Adrián, uno camisero con volantes, corto por las rodillas y un conjunto de ropa interior que tenía en uno de los cajones. ¡Como me conoce! Adrián y yo tenemos una conexión especial. Me entiende, me conoce y me quiere más que a nadie, bueno sabiendo lo que sé, quizá quiere mas a mi madre que a mi, no lo sé. Pero me quiere, me cuida y me mima. Adrián es esa clase de persona que cuida los detalles, que se fija en la otra persona y que lo da todo. Es el mejor. Me hago una foto y se la mando. Le doy las gracias y me responde con el emoticono del guiño. Debe estar ocupado. Me pregunto si será algo relacionado con la droga.
A las siete menos cuarto oigo a Eze. La clínica está a punto de cerrar y solo quedamos Dani, Paloma y yo. Salgo en su busca y me muestra una sonrisa.
— Que guapa estás — Me dice. Me sonrojo aunque intento disimular.
— ¿Lo dudabas?—
Ha venido en su coche. Un Audi RS 3 Sedan de color negro. Se lo compró hace 3 meses jubilando así su viejo Audi Q2. Debe de ganarse bien la vida, no hablamos de dinero nunca, pero... se que nunca ha querido coger dinero de sus padres y aún así se cambia de coche cada vez que se le antoja y vive en un ático muy grande y luminoso en pleno centro.
La sesión de fotos de hoy es en un estudio y no está muy lejos de donde estamos. Me dice que cuando acabe me invita a cenar. Genial. Le comentaré lo de mi aventura viviendo sola. Porque si, yo ya lo doy por hecho, mis padres no podrán ninguna objeción.
Durante la sesión de fotos Eze parece otro. En su día a día no es nada creído, al menos cuando está en familia y aquí se crece y se pone chulito. Supongo que es el papel que tiene que hacer para sus seguidores.
Me gusta observarle, como se desenvuelve y como marca sus músculos adrede, ni que no se le vieran sin marcarlos. En fin. Lo que no me gusta tanto es ver a todas esas chicas y mujeres babear por él. La estilista, la maquilladora, la cámara... Eze lo sabe, no es tonto, sabe que todas suspiran por él y se divierte con ello.
Creo que se ha acostado con la cámara, por como se hablan y se tocan. Me muero de la rabia. Eze no es así conmigo, no coquetea de esa manera conmigo. ¿Por qué? Vale que no tengo un cuerpo de escándalo pero no soy fea y soy simpática, a la vista está que soy su amiga.
De vez en cuando me mira y me guiña el ojo, y joder que calor.
Cuando se acerca a ver como han quedado las fotos yo me mantengo al margen a pesar de que me ha dicho un par de veces con la mano que me acerque a él. No lo hago, se que no soy bienvenida ahí, me lo dice la cara de su representante Lola, pero no le va a llevar la contraria a Eze.
Hay una mesa con algo de picar y alguna bebida, cojo una cocacola y un trozo de bizcocho de color naranja, no consigo distinguir de que es, pero el sabor no es malo. Se pone a coquetear con la cámara. ¡Vaya por dios, ya empezamos! Ella se le come con los ojos y él le ríe las gracias. ¡Me cago en todo! Me acerco un poco disimuladamente y le oigo decir que luego la llama. Ya está, cenará conmigo me dará largas y se irá a tirarse a esa. ¡Joder! Ya estoy de morros y cuando Eze viene a mi me lo nota porque me dice:
— Vaya, ¿tan mal lo he hecho? — En otra ocasión le subiría el ego y le diría que no, que lo hace genial pero ahora no. Estoy enfadada.
— No hace falta que vayamos a cenar, puedes irte con esa ya — Creo que enfatizo demasiado la palabra ESA y he parecido una celosa. Se ríe. Encima se ríe. Me doy media vuelta y me agarra del brazo. Me mira, creo que intenta decirme algo pero no se el que, levanto las cejas y entonces me dice:
— Anda, vamos a cenar — Suspiro. Me agarra de la mano y tira de mi — Me muero de hambre — Eze es así. Eze siempre te sorprende con sus cambios de actitud y sus cambios de tema.
En el coche me siento mal y finalmente le hago saber lo bien que lo ha hecho, que se que le gusta que se lo diga. Pone música. Su música. Linkin Park. Me gusta como se mueve mientras la escucha. Da toques en el volante con las manos, mueve la cabeza y canta. Eze es esa clase de chico que todo lo que hace parece que intenta seducir la vida. Como toca el volante, sus labios moviéndose para cantar, su pecho inflándose, su pelo moviéndose por el viento... Pero no canta bien, hago mal tenía que hacer, no podía ser perfecto. Se lo digo. Nos reímos.
Vamos al restaurante de Adrián y al llegar lo encontramos ahí cenando con una mujer. Nos ve nada más entrar, veo como se disculpa ante la mujer y se acerca a nosotros. Me abraza y a Eze le da uno de esos choques de puño y medio abrazo que se dan.
— Te queda fenomenal el vestido ojazos— le sonrío. Me pregunta si voy a volver a dormir en su casa esta noche. Entiendo que es porque querrá llevarse a esa mujer así que le hago saber que no. Me da un beso en la frente y se marcha con esa mujer morena que no le ha quitado ojo de encima. No debe tener más de 40 años y me sorprende.
Durante la cena Eze me pregunta el motivo por el que he estado durmiendo en casa de Adrián, le cuento que no me apetece ver a mi madre y le comento lo de irme a vivir sola.
— Vivir solo no siempre es divertido Lucia.—
— Si no lo pruebo nunca lo sabré y en casa me agobio.—
— Sabes que puedes venir a mi casa cuando quieras, incluso si yo no estoy. Si hoy no quieres ir a tu casa.... — ¿Me está invitando a ir a la suya?
— No quiero fastidiarte el plan con la morena de la sesión de fotos — veo que su expresión cambia, pero no logro descifrar en que sentido.
— No me acordaba. No importa, puedo quedar con ella otro día — No se que decir, así que me quedo callada.
— No te preocupes Eze, iré a casa. Cuando tenga mi piso, no tendré que preocuparme por volver o no a casa de mis padres—
— Lucia... — pero no sigue, se queda callado y suspira — ¿Sabes que si me necesitas yo siempre voy a estar verdad? — ¡Vaya! Me pongo nerviosa y creo que lo nota porque cambia de tema y se lo agradezco.
— ¿Entonces te han gustado las fotos de hoy? — Le sonrío. En el fondo creo que necesita nuestra aprobación, en este caso la mía. Por mucho ego que tenga, todos necesitamos que nos ayuden un poco con nuestra autoestima.
— Si pudieras verte con mis ojos Eze, ni te plantearías esta pregunta.—
— Gracias — me mira — Me encanta el vestido que llevas — Me sonrojo — Y cuando te sonrojas.
— Basta Eze — Le digo entre risas tontas — Siempre me haces lo mismo, me pones nerviosa.—
— Me gusta subirte la autoestima rubia.—
Adrián poco después se va y me lo hace saber con la mano. Veo como se aleja y como pone su mano en la cadera de esa mujer. Se me hace raro verle así, creo que desde Karina no lo había visto con ninguna mujer, desde luego él no se esperaba verme aquí.
— Yo pensaba que el sexo a cierta edad ya no se practicaba — Eze mira hacia donde miro y luego me mira a mi.
— ¿Lo dices por Adrián? ¿Acaso tu no oyes a tu padres? Porque los míos no se cortan un pelo y no es la primera vez que los pillo — Pongo cara de asco y se ríe.
— ¿Has tenido relaciones Lucia? —
— No — No me da vergüenza admitirlo.
— ¿No estarás esperando al tío adecuado no? Por que déjame decirte que nunca vas a saber si lo es.—
— No claro que no, pero tampoco voy a hacerlo con cualquiera.—
— Pues no sabes lo que te pierdes — Me dice. Le miro. Me da rabia.
— No no lo sé — Dejo de mirarle y miro mi plato.
— ¿Te has enfadado? —  Como no le miro coge mi barbilla con su mano y me la levanta para que le mire.
— No... no, Eze es que últimamente estoy muy irascible, todo este rollo de mi madre, la universidad, no duermo bien, y me tiene que venir la regla y ya sabes que cuando lo hace me duele mucho.
— Si lo se... —
El sexo nunca ha sido importante en mi vida. Me acuerdo de cuando mis amigas empezaron a interesarse por los chicos y comentaban cosas de sexo, yo solo tenía ojos para Eze. Yo pensaba en Eze, pero no pensaba en él y yo en la cama, pensaba en casarme con él, envejecer a su lado, tener hijos... en fin, cuentos de hadas. Ahora quizá si pienso un poco más en el sexo, sobretodo cuando me toco. Que son pocas veces, pero alguna cae. Y pienso en él. Pienso que me toca, que me besa y que me hace gemir.
A las 11 salimos del restaurante, una vez en el coche me pregunta si me lleva a casa o me voy a la suya. Y me tienta, pero no tengo ropa, así que le digo que me lleve a la mía. Espero que mi madre ya duerma. En la puerta de mi casa, con el coche parado me resisto a bajar.
— Coge algo de ropa, te espero aquí — Buf, que tentación más grande.
— Eze yo es que... — me corta.
— Vamos, lo pasaremos bien, podemos ver una peli, como en los viejos tiempos. Hace mucho que no vemos ninguna. O una serie, dicen que Netflix ha lanzado una nueva de unas llaves y la gente habla muy bien — ¿Me lo está suplicando? Parece que si. Quizá la soledad no le gusta tanto como alardea. Acepto. Le digo que me espere en el coche.
En casa me cruzo con mi madre. Está en el sofá viendo una película. Me acerco a ella. Le cuento mis planes, no pone objeción. Mi padre entra con un bol de palomitas. Me pregunta si me quedo a ver la peli con ellos, le digo que Eze me está esperando fuera y arruga la nariz. No le ha gustado mucho la idea. ¿Por qué? No lo entiendo. Les doy un beso y me voy a mi habitación coger ropa. Desde ahí les oigo hablar.
— Esto va a acabar mal — Oigo que dice mi padre.
—Bueno, hay que dejarla cometer sus errores cariño — ¿mi madre defendiéndome? No me lo creo.
Cinco minutos después salgo por la puerta mientras les digo adiós. Eze está sentado en el capó del coche hablando por teléfono, cuando me ve cuelga, pero le oigo despedirse de una chica. Seguro que es esa morena de la sesión de fotos. Lucia 1, morena 0. ¡Chúpate esa!
La casa de Eze es espectacular. Grande, luminosa y decorada con muy buen gusto. Debe tenerla así, muchos de los vídeos que sube son aquí. Creo que contrató a una diseñadora de interiores y seguro que también se la tiró. ¿Hay alguna chica que no se haya acostado con Eze? ¡Ah si, yo!

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