Capítulo 52

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**LUCIA**

Siempre hemos sido esa clase de familia de anuncio. Cada vez que venían amigas a casa a dormir o simplemente a comer, me lo recordaban. Mis padres cariñosos entre ellos, nunca han oído gritos, ni tan solo lo típico que suelen hacer las madres de decir a los amigos las cosas típicas de "¿tú en tu casa tampoco haces la cama?" Porque yo si la hacía. En mi casa, hemos sido felices. Demasiado creo yo. Y mi hermano y yo, cero peleas. Lo pienso y hasta da miedo. Parecemos sacados de la típica película de terror en la que luego se descubre que era todo una secta, donde el padre los tenía engañados para un experimento social, rollo "Canino". Muy buena esa peli. La vi hace unos años y me puso los pelos de punta.
Pero nosotros somos así, sin sectas, ni rollos psicológicos, solo que hemos aprendido y crecido con amor y respeto.
Eze se ha quedado a cenar, pero entre nosotros el ambiente está cortante y lo se yo, él y todos los presentes. Incluso Nacho, que ahora parece uno más de nuestra familia. Me apena que al final Nil no esté aquí. Y es culpa mía.
— No dudaba que el examen te fuera bien, ahora hasta Octubre no empiezas las clases ¿no?— Adrián me saca de mis pensamientos. Le miro y se que aunque sabe la respuesta, lo ha hecho para que deje de comerme la cabeza.
— Si, aunque me daré unos días y ya empezaré a echarle el ojo a algunos libros—
— ¿Te los vas a llevar a Australia?— dice Eze. Mi madre me mira. Mi padre hace lo mismo. El silencio reina y toda la atención se centra en mi. Yo miro a Eze y se que entiende que me estoy cagando en todo. Él no parece inmutarse. ¿Lo ha hecho  adrede? Si, eso parece.
— ¿Cómo?— Pregunta mi madre. La miro.
— ¿Cuando? — Dice mi padre.
— Es que lo he decidido hace un rato — respondo. Eze me la va a pagar.
— ¿Y con quien te vas? ¿Con Jimena? — Pregunta mi madre de nuevo. Los demás siguen la conversación callados.
— No... Nil me ha invitado— Silencio. Mi madre mira a Nacho. Él le hace un gesto que no entiendo y ella se levanta enfadada mi padre va tras ella y se meten en la casa. Yo les miro. En silencio. Nunca había escuchado tanto grillo cantar. Eze me mira. Adrián también. Dunia y Dani cuchichean.
— Gracias por la cena.. pero me voy — ya estoy harta. Una vez más siento que mi vida gira en torno a mi madre. Como cuando era pequeña. Siempre todo era a su antojo. Siempre ella el centro de atención. Digo yo que me voy a Australia y es ella quien monta un escándalo y se va.
— Ojazos... — Adrián viene tras de mi. Me giro.
— Déjame volar tito... Solo porque no pudiste tener a mi madre atada, no tienes que hacerlo conmigo. Yo no soy ella— Se que me he pasado y lo lamento nada más decirlo. Eze me mira detrás de él. Le miro justo antes de girarme y salir corriendo. Necesito salir de aquí. Me quema el aire que respiro.
Camino calle abajo. Creo que se ha desmadrado un poco todo y debo de estar irascible porque pensando así en frío, me he pasado. Seguramente sea porque en un par de días tiene que venirme la regla y me pongo de muy mal humor porque se el dolor que me espera y sumándole a lo esquivo que lleva Eze conmigo, el estrés del examen y todo esto de Australia, me he visto superada. debería volver y pedir perdón, pero ahora no me apetece. Necesito aire.
Necesito una segundo opinión, como no se si Jimena está trabajando le envío un audio.
*Jimena... creo que la he cagado. Por primera le he echado cojones y me he ido en mitad de una cena y creo que ha sido un poco exagerado, la verdad. Pero tampoco me apetece volver atrás. Mi madre me había organizado una cena para celebrar el fin de los exámenes o yo que se, la cosa es que estábamos todos, buenos menos mi tío Pablo que está de vacaciones y ... la cosa es que Eze la soltado que me voy a Australia, ya te contaré, no te agobies, no lo tenía planeado, la verdad, y en cuanto mi madre ha sabido que era con Nil con quien me iba, ya ha tenido que hacerse la protagonista de la noche... ha salido corriendo para dentro de la casa, no sin antes echarle una mirada al padre de Nil, que ahora es uno más en la familia y se pasa los días en casa, y claro mi padre tras ella... y mi tío Adrián ahí mirándolo todo como un tonto, porque todos sabemos que está enamorado de ella pero claro si mi padre va, él tiene que quedarse, en fin.... que me he cabreado y he dicho se acabó. Me he levantado, Adrián ha venido detrás de mi, me ha dado más rabia todavía y le he dicho que yo no era mi madre y que no pudiera tenerla a ella no significaba que tenía que volcarse en mi... en fin... que me he pasado. Y he salido corriendo de mi casa. ¿Situación actual? Pues estoy sin bragas.... llevo vestido jajaja no te asustes, calle abajo de casa mis padres, camino a pillar un taxi que me lleve a casa y sintiéndome fatal. ¿Y tú que tal?*
Le doy a enviar y respiro hondo. La verdad es que después de enviarlo, me siento un poco mejor. Aun así necesito hablar con Adrián, me he pasado y no se lo merece.
— Dime Lucia — Dice nada más descolgar.
— Quería disculparme por lo que te he dicho antes...— suspiro.
— No ojazos. No tienes que disculparte. Lamento si te he hecho sentir así. No me he volcado en ti por no poder tener a tu madre, es que siempre me has recordado mucho a Mía y a Leah y para mi has sido siempre como mi hija Lucia... pero ya te has hecho mayor y ...— Se me llenan los ojos de lágrimas, me siento fatal.
—Te quiero tito. Solo es que llevo unos días agobiada. ¿Vale? Solo eso... —
— ¿Dónde estás?— No quiero mentirle.
— Estoy un par de calles más abajo—
— ¿Te llevo?—
— Tranquilo, si no tengo como volver a casa, te digo algo. Ahora necesito pensar—
Me siento en la acera. Haber hablado con Adrián me ha hecho reaccionar. Necesito aclarar ciertas cosas. Necesito hablar y dejar de dejar ciertos temas al aire. Escribo a Nil un WhatsApp.
*He salido del Hotel instintivamente sin bragas, y es porque no puedo parar de pensar en ti. Me he escapado de la cena. ¿Podemos vernos? Además te has ido sin que os diera un beso a ti y a ella... os lo debo* 11.12h
Mientras espero camino calle abajo. Me siento nerviosa con el movil en la mano. Esperando una respuesta. ¿Lo leerá? ¿Que cara pondrá? ¿Le hará caso? Igual está ocupado y me ignora.
— Lucia — Se para un coche a mi lado, es Eze.
— Déjame— Sigo andando. Sigue despacio a mi lado. Estoy enfadada con él. Ya le vale.
— Te llevo a casa—
— ¿Porque lo has dicho?— Me paro y le miro. Me queman las palabras en la boca.
— No quiero que te vayas — suelta de golpe.
— Antes no me has dicho eso... —
— Lo se...— Se baja del coche y me mira. Su pecho sube y baja al respirar.
— Me mareas Eze... Yo tengo clarísimo desde que tengo uso de razón de lo que siento por ti, pero tu me mareas — el beso que me da a continuación, me deja sin aliento.
— No quiero que te enamores de él Lucia — Miro al cielo. Desde aquí, con tanta contaminación lumínica a penas se ven estrellas.
De pronto el móvil me suena, es Nil. Siento que el cuerpo me tiembla. Lo miro. Y luego miro a Eze. No se que hacer. Por unos instantes me imagino ambos caminos, ambas decisiones tomadas. Que pasaría si...
Lo cojo. Eze se aparta un poco de mi. Yo le miro.
— No debería haberme ido así Lucia... — La voz de Nil altera todos mis sentidos. La tiene grave, sexy, carrasposa — Y menos sin los besos. ¿Dónde estás princesa?—
— Cerca de casa de mis padres... — creo que he empezado a humedecerme. Mirando a Eze y escuchando a Nil. Podría correrme solo así. La combinación perfecta. Tenerle a los dos sería magia.
— Voy a ir a buscarte, quiero que sigas sin bragas, nada más verme vas a darme esos dos besos que me debes, ¿vale? — asiento, aunque se que no me ve— después mientras conduzco me la vas a chupar hasta que me corra y luego voy a hacer que te corras hasta que me supliques que pare — se me escapa un gemido y veo como Eze levanta una ceja y desencaja la mandíbula — después te llevaré a ver ls estrellas cielo. Hasta ahora — Cuando me cuelga y bajo el móvil tengo a Eze a escasos milímetros de mi cara.
— Dime Lucia. ¿Que te pone más cachonda... escucharle o mirarme?— me muerdo el labio. Siento como Eze me toca bajo la falda y comprueba lo mojada que estoy. Luego saca la mano y se frota los dedos — Esto Lucia... — Dice con rabia — Esto solo debería provocártelo yo,. JODER — dice mientras se sube al coche — vuelve a casa a esperarle. No te quedes aquí sola — me dice.
— Estoy bien aquí, no quiero ver a mi madre — oigo como chista con la lengua.
— JODER Lucia — Eze arranca el coche y lo aparca un par de sitios mas arriba y desde el mismo coche con la ventana abierta me habla — aquí me quedo hasta que tu amigo llegue— Si Nil le ve se va a enfadar.
— Que Nil no te vea por favor — Eze se baja del coche y viene hasta mi.
— Búa Lucia, Mal empiezas si ya te dice con quien puedes verte y con quien no — suspiro y me miro los pies.
— No es eso, está inseguro, es normal. Tu y yo hemos estado juntos— Se ríe.
— ¿Que mierda de excusa es esa?— Me coge las manos y hace que le mire — Rubia... si fueras mía y me dices que quieres quedar con él... yo confío en ti y yo no soy nadie para decirte con quien puedes o no puedes quedar, hayas estado o no hayas estado con él... —
— Hace nada me estabas diciendo que no querías que me fuera con él a Australia—
— Joder, porque te vas dos semanas. Lo que no quiero es estar sin ti dos semanas— Vuelve a chistar la lengua — ¿Que no ves la diferencia?
Claro que la veo. Pero... ¿Que hago? Nil me gusta. Me gusta estar con él y lo que me hace sentir por dentro y ahí abajo. Y no quiero perder eso. Y si tengo que dejar de ver a Eze algunos ratos... bueno, tampoco importa. Mira, lo estoy viendo ahora y Nil no se entera. Solo es hacerlo sin que Nil lo sepa. Ya está.
— ¿Puedes solo irte para que él no te vea?— Me suelta de las manos y sin decir nada se mete en el coche.
Cuando Nil llega Eze no está. Al menos que yo lo vea. Es de noche. No hay nadie en las calles. Ha venido en su Jeep. Se baja del coche y se acerca a mi. Me agarra de la cintura y me besa. Con fuerza y autoridad. Siento que me humedezco un poco más.
— Ella espera su beso — No voy a preguntarle si se refiera aquí en mitad de la calle, porque ya se que si. Me agacho un poco y le desabrocho el pantalón. La tiene un poco erecta. Busco la punta y l doy un pequeño beso. Luego vuelvo a su boca y Nil mete la mano entre mis piernas mientras lo hago — Veo que me has echado de menos—
En el coche mientras conduce hago lo que habíamos quedado. Se la chupo. Suerte que el coche es alto y cuando paramos en los semáforos los coches del lado no nos pueden ver. Él de vez en cuando pide profundidad. Dios, estoy muy caliente y siento mi vagina pedir con ansiedad una polla. Se me viene la imaginen de Eze follándome mientras se la chupo a Nil. Tenerles a los dos...
Se corre, me lo trago, se la limpio y cuando para el coche y llegamos el destino es justo cuando termino. Miro a mi alrededor y estamos en mitad de la nada. Nil tira el asiento para atrás. La polla le apunta hacía el ombligo. Se acaba de correr pero aún está bien dura.
— Sube cielo. Necesito que te corras una vez para lo que viene ahora — Me pongo nerviosa. Me subo encima de él y a medida que entra ya siento que puedo correrme. Dios que ganas tenía.
— Oh... si... — Nil coge mi caderas y clava sus dedos. El vestido lo llevo subido hasta el ombligo. Echo la cabeza hacia atrás. Besa mi cuello.
— Eres preciosa y tu coño es exquisito cielo — Empiezo a moverme. Necesito correrme con asiduidad — Correrte Lucia. Úsame— Con su dedo pulgar me masturba mientras yo cabalgo encima de él. No tardo ni un minuto en correrme y caer sobre su hombro rendida.
— Dios mío... — digo.
— Estabas a punto— Me dice —
El aire del coche está encendido pero estoy sudando. Sigo dentro de él, y aunque acabo de correrme podría seguir. Muevo en pequeños círculos la cadera. Enciendo mi cuerpo de nuevo. Nil aprieta sus dedos en mis carnes.
— ¿Que te ha pasado? — Le miro.
— ¿En mi casa? — Me ayuda a moverme. Y poco a poco empiezo a cabalgar encima de él de nuevo.
— Mi madre... siempre quiere ser el centro de atención, solo eso — hablar de ella ahora me pone incomoda.
Es la primera vez que me abro a Nil. Y parece que está decidido a conocer bien, porque no para de preguntarme cosas toda la noche y yo acabo por soltarme. En cuanto me corro de nuevo y el conmigo esta vez, salimos del coche. Coge del maletero una mochila y se la carga al hombre. Me coge de la mano y con solo la luz de una linterna y de la Luna que hoy está casi llena caminamos por un pequeña sendero abierto al cielo. Estamos en una montaña alta. Pronto llegamos a un descampado abierto mullido de césped, al fondo un pequeña cabaña y se oye un riachuelo, aunque no lo veo. Nil saca de la mochila una sábana. La pone en el suelo.
— Hoy hay lluvia de estrellas — me dice.
— Pensé que lo de ver las estrellas era simbólico — se ríe.
— Ya ves que no. Dime una cosa Lucia...
— Lo que quieras.
— ¿Confías en mi?— Le miro.
— Claro.

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