**LUCIA**
Cuando estoy con Nil pierdo toda mi voluntad. Me controla de una manera que ni yo misma entiendo. Me posee.
En cuanto sale de dentro de mi y se aparta me siento vacía. Se tumba a mi lado y yo me giro para mirarle. Levanta su brazo, me incita a que me acurruque junto a él y me apoye en su pecho. Lo hago. Me apetece. Mientras le escucho el corazón, me acaricia la espalda. ¿Puede ser mejor el momento?
— ¿Estás bien? — Respiro hondo para sentirme. Me duele un poco la vagina, supongo que es normal y los pezones me arden. Pero estoy mejor que nunca.
— Si... — le digo sin más.
Supongo que debo quedarme dormida porque cuando abro los ojos Nil no está a mi lado, me encuentro sola en la cama, tapada con una ligera sábana. Miro a mi alrededor buscando mi ropa y mis cosas. Me pongo mi vestido, pero cuando encuentro mis bragas, están rotas. Cojo mi bolso y miro mi movil. Tengo un par de llamadas de Adrián. Le escribo un mensaje rápido diciéndole que estoy bien y que tenía el móvil en silencio. ¿Dónde está Nil? En cuanto recojo mis cosas y me pongo bien el pelo, salgo por la puerta de la habitación rezando de no encontrarme con el padre de Nil.
Gracias a Dios es Nil quien está en la cocina. Lleva puesto un pantalón corto y nada más. Me mira. Me ve el bolso en la mano y noto que arruga la frente.
— ¿Dónde vas? — Me tiembla la voz.
— Me iba. Pensaba que... — Tonta de mi, pensaba que me había dejado tiraba como hace Eze. Nil se acerca a mi y yo ya no se que decir. Me coge el bolso y el móvil de la mano, lo deja sobre la mesa, y cogiéndome de la mano me hace que lo acompañe.
Cuando llegamos junto a la isla central de la cocina me coge por las axilas y me sienta, ahora quedo justo a la altura de su boca. Me abre las piernas y acomoda su cuerpo entre ellas. Me mira. Apoya las manos, una a cada lado de mi cuerpo, sobre la encimera.
— ¿Que pensabas Lucia? — Me pone tan nerviosa. Tan caliente. Creo que ya vuelvo a estar mojada. Otra puta vez. Y no llevo bragas. ¡Por dios!
— No... yo es que.. — No se como explicárselo.
— Cuéntamelo, sin rodeos.—
— Eze siempre me deja tirada y pensé que habías hecho lo mismo. Yo solo me iba.—
— ¿Eze es quien te desvirgó? — Le digo que si con la cabeza. Sus manos ahora están en mi culo y me aprietan contra su cuerpo. Puedo sentir su erección clavándose en mi piel— ¿Te acuerdas de que te dije que antes de irte siempre tenías que darme un beso a mi en la boca y otro a ella? — Muevo de nuevo la cabeza y él sonríe — ¿Lo has hecho? — Le digo que no con la cabeza. Ya no me sale ni hablar. Está restregando y moviendo en círculos su cadera contra mi cuerpo, estoy tan caliente que no puedo pensar en nada más — Entonces te aseguro que sin esos dos besos no me voy a ningún sitio. —
De pronto se separa de mi, me deja ahí jadeante y sigue cocinando. No puede ser. Lo miro estupefacta mientras desde la otra punta me pregunta si tengo hambre. Puedo ver como tiene la erección latente. ¿Acaso él no necesita esto tanto como yo?
— Mi padre vendrá en un par de horas. Siéntate. Come y te llevo al puerto. Necesitas descansar para esta noche. Te recogeré a las 8.—
El camino a casa se me pasa volando, y yo no quiero que acabe nunca. Separarme de Nil no me apetece. Y menos de la manera que me ha dejado. Encima no llevo bragas y con este vestido con tanto vuelo me da miedo que se me levante y enseñarlo todo. Aparca y cuando voy a bajarme del coche me dice que me espere. Le miro impaciente.
— Ya sabes lo que quiero — ¿No hablará en serio? ¿Aquí?
— Nil... estamos en mitad de la calle.—
— Mejor aquí que delante del yate de tu tío, supongo — le miro intentando descifrar su cara. ¿Está bromeando no? Pero no lo parece.
— Primero a ella — Me dice. Veo que se aparta un poco el pantalón de chandal que lleva y le asoma expectante el capullo de su impactante verga. ¿Siempre la tiene dispuesta o que?— Bésala — La miro a ella y luego le miro a él — Vamos princesa. Ahora no pasa nadie.—
Sin pensarlo mucho me agacho y le doy un pequeño beso en la punta, el vuelve a guardarla y enseguida me agarra de la nuca y me besa con fuerza en la boca, metiendo la lengua y saboreándomela. Cuando me suelta se me escapa un gemido.
— ¿Te masturbas? — Me pregunta.
— No... — le digo con vergüenza.
— Dime la verdad — me reprende.
— A veces, pocas—
— Hoy no quiero que lo hagas, aunque tengas ganas. Luego me ocuparé de ti. Ahora vamos.—
Me acompaña hasta el yate de mi tío, y una vez allí tan solo me dice adiós y se va. No puedo creer todo lo que acabo de hacer en un solo día. Tengo que llamar a Jimena.
Cuando entro y veo que no está Adrián llamo a Jimena sin esperar ni un solo segundo. Me lo coge por suerte enseguida y en cuanto le cuento con pelos y señales todo lo sucedido no lo puede creer. Por momentos cuando yo se lo cuento tampoco me lo creo y tengo que repetirlo varias veces en voz alta.
— Es un dominante en toda regla — Me dice Jimena.
— No lo parece cuando no estamos a solas. —
— ¡Vaya tía! Y hace una semana eras virgen. No sabes que envidia me das. Ese sexo debe ser increíble.—
— Lo es. No tengo mucho con que comparar pero aunque con Eze fue increíble. Nil provoca en mi sensaciones que nunca antes había sentido. Y... me apasiona todo esto. Creo, creo que me gusta ser sumisa— Jimena se ríe. Me gusta poder hablar con ella de esto sin tapujos ni vergüenzas.
— Yo no sirvo para eso, creo que yo sería mas dominante.
— Búa, si lo probaras...— le digo recordando cada momento con Nil— Te dejas llevar por todo lo que te pide. Ansias tanto lo que te da,a que le das todo. No sé... — De fondo oigo a Adrián entrar —Jimena te dejo que llega Adrián, te llamo mañana. Un beso.—
Salgo a recibir a Adrián cuando me doy cuenta que sigo sin llevar bragas. Me da tanto apuro que me pongo roja como un tomate. Adrián debe darse cuenta porque me pregunta que me pasa.
— Nada nada... cosas mías — le doy un beso en la mejilla y me vuelvo a mi camarote sujetando el vestido con ambas manos.
A las siete y media estoy lista. Me siento un rato con Adrián, me sabe tan mal dejarle tan plantada que quiero pasar este poco rato que tengo con él.
A las ocho menos cinco salgo del yate y me dirijo a la entrada del puerto, cuando llego Nil ya me está esperando. Lleva los cascos y me alegra. Me encanta ir en la moto, aunque creo que no llevo el vestido más indicado para ello, fallo mio.
Está guapísimo. Lleva unas bermudas tejanas con una camisa de flores azules y blancas. Sencillo, pero le queda de muerte. Se ha peinado y lo lleva ligeramente hacía atrás aunque le caen algunos mechones hacía delante y le quedan realmente sexys. Yo como no sabía que tipo de fiesta era, me he decidido por un vestido de tirantes mitad negro y mitad blanco, algo ceñido, pero no mucho, corto por encima de las rodillas y con alguna pedrería por el pecho. No tiene escote. En los pies me he puesto unas sandalias doradas a juego con una cadena gorda al cuello también dorada y los pendientes a juego también.
En cuanto llego junto a Nil, me besa. Pero esta vez un beso corto, conciso y suave. Me coge la mano y como siempre, tira de mi suavemente, guiando el camino. Cuando llegamos junto a la moto. Deja mi casco sobre la moto y me mira.
— Dame las bragas — Me dice. Le miro. ¿No lo dirá enserio?
— No me voy a subir en la moto, con este vestido y sin bragas — Le respondo de mala gana.
— Te lo dejé claro princesa— No pienso hacerlo. De pronto veo que se agacha junto a mi, mete las dos manos bajo mi vestido y tira de mis bragas hacia abajo. Yo me resisto pero no puedo negar que me está poniendo a cien todo esto. Cuando llega a mis tobillos me ta un toquecito para que los levante, lo hago y después se guarda las bragas en el bolsillo - Conmigo te quiero sin esto.
— Pero puede verme cualquiera — Le reprendo.
— No se atreverán. Ese coño me pertenece — Lo dice con tanta autoridad que le creo. Se sube a la moto y me dice que suba. Lo hago con miedo y con cuidado de que no se me vea nada.
El camino a la cala lo disfruto como una niña pequeña. Nil sabe perfectamente como coger cada curva y a mi la adrenalina me sube por momentos.
Suerte que hemos venido en moto. Porque está lleno de gente. Nil me ayuda a bajar de la moto y guardamos los cascos en un caseta que han provisto de guardarropa para la gente que necesite guardar sus pertenencias. Me coge de la mano y bajamos por el sendero para llegar a la cala. La música ya suena y las luces, aunque todavía es de día, ya iluminan todo el recorrido y la cala. Es tan bonito todo que me maravilla. Nunca había estado en una fiesta en la playa. Suena música electrónica. Hay gente con pulseras de colores, que seguramente en la oscuridad de la noche brillen con más intensidad y le den un toque especial. Muchas van en bikini, quizá debería haberme vestido más informal. Nil me mira de vez en cuando. Yo no puedo apartar la vista de todo lo que me rodea.
Cuando llegamos a la cala me pregunta que quiero beber. La música está alta que para oírle tiene que acercar su boca a mi oreja. Lo que provoca que su aliento roce mi piel y me estremezca.
Con tan poco me hace sentir tanto....
— Yo no bebo — Le respondo. Mejor así. Necesito alerta todos mis sentidos cuando estoy con él. Me da un beso en la sien y se aleja de mi. Lo sigo con la mirada y veo que va hacia la barra.
Aprovecho y saco el móvil del pequeño bolso que me he enfundado a modo cruzado provisto del móvil, un labial para retocarme el color si se me borrara, aunque pone que es 24 horas, y un par de tiritas por si las sandalias me hicieran daño. Y justo cuando tengo el móvil en la mano veo que me llama Eze.
— Eze.... — le digo nada más descolgar. No ha sido hasta ver su nombre en el teléfono que me he dado cuenta cuantas ganas tenía de hablar con él y cuanto le echaba de menos.
— Hola rubia — siempre me ha gustado que me llame así.
— Eze... ¿Qué tal todo por ahí? —Voy mirando a Nil, pero lo he perdido de vista, no se donde está.
— No te oigo bien, ¿dónde estás? — me dice.
— En una fiesta en la playa, espera que me aparto... — me alejo un poco y voy hacia la orilla, con tanto ruido a penas puedo oírle yo tampoco — vale ya, ¿que tal todo?—
— ¿Que fiesta? — Joder... Una semana sin hablar y ahora solo le va a dar importancia a la puta fiesta cuando el lleva de fiesta toda la semana.
— Pues una fiesta en la playa, ya te lo he dicho. —
— ¿Y Adrián? — Chasqueo la lengua. ¿Quien se cree que es?
— ¿Has llamado para interrogarme o para hablar conmigo? —Con las ganas que tenía de hablar con él y me sale con estas.
— Pues para hablar contigo, pero no entiendo que se te ha perdido a ti en una fiesta — Yo tampoco. Pero no le voy a dar le gusto de decírselo.
— Mira Eze... llevo toda la semana viendo tus redes sociales y seguro que con cada tía con la que te has fotografiado has estado follando — al recordarlo me enervo, pero luego pienso en lo que yo he estado haciendo con Nil y pienso que igual ya no tengo derecho a enfadarme... — Así que creo que yo puedo hacer con Nil lo que me de la gana — le digo finalmente para que pruebe su propia medicina.—
— ¿Quién cojones es Nil?— Eze parece molesto, pero ahora mismo no me importa.
— Un amigo— De pronto, las manos de Nil rodean mi cintura.
— Aquí estás princesa — me dice.
— Buenas noches Eze— Consigo decir antes de que me tiemblen las piernas, Nil a empezado a besarme en el cuello. Me ha quitado el móvil de la mano y con la otra me dice que beba un poco de lo que trae en la copa.
— ¿Qué es?—
— Bebe — me exige. Le voy a coger la copa, pero no me deja. Es él quien la acerca a mis labios y la levanta con cuidado para que yo beba. Doy un sorbo. Esta fuerte. Lleva alcohol, creo, no lo puedo asegurar, es un sabor distinto. Pero tiene buen sabor. Afrutado y dulce — Esta noche tus besos quiero que sepan a esto. ¿Entendido? Toma — Me da la copa y yo la cojo. Le he dicho que no quería beber.
Nil saluda a varias personas. Chicos y chicas, me presenta a todos pero con tanto ruido no me quedo con el nombre de ninguno. No parece el mismo,l aquí no es autoritario, ni dominante. Solo puedo sentir como me domina con su mano cuando me mueve, con sus ojos cuando me mira, su calor en mi piel, su poder en mi sexo que lleva palpitante toda la noche.
Estoy incomoda con el hecho de no llevar bragas pero a la vez me siento sexy. De vez en cuando Nil mira mi copa y con la mirada me exige que beba. Tras una hora, eterna a mi parecer, saludando a mucha gente, por fin, se para junto a mi, me agarra de la cintura y me dice que le bese. Me he bebido más de media copa y creo que voy algo pirpipi pero diría que es él quien me embriaga más que otra cosa.
En cuanto empieza a oscurecer todo se vuelve diferente. Las luces se atenúan y el ambiente fluye de una manera distinta. La música ha cambiado y ha pasado a ser más comercial. Algunas hasta las conozco. Nil baila algunas. Se mueve. Vaya si se mueve y me coge de la cintura para que le siga. Me da la risa. Se ha ido a topar con la tía con menos ritmo del planeta.
— Acábate la copa ya — Me queda un poco menos de la mitad — de un trago. Vamos — Hago lo que me pide. Casi me da una arcada pero la reprimo.
Cuando la termino me coge la copa de la mano y la deja sobre una mesa cercana. Luego vuelve a mi. Me coge de las caderas desde atrás y me incita a que me mueve. Pero yo parece que tengo el palo de una escoba metida por el culo. De pronto siento como se clava su erección en mi espalda y me aprieta con mas fuerza.
— Muévete para mí — Eso me aviva. Está sonando una canción de J. Balvin que conozco. Nil me levanta un poco el vestido. Recuerdo que no llevo bragas e intento bajármelo pero él me dice que no a la oreja — Nadie va a verte nada, ese coño me pertenece.—
Estamos rodeados de gente. Pero nadie nos mira. Todos van a lo suyo, además de que hay poca luz. Nil mete una de sus manos bajo mi vestido y empieza a tocarme. Si. Su dedo se resbala. No me había dado cuenta de que estaba tan húmeda. Empiezo a moverme sin darme cuenta.
— Ahora si sabes bailar — Me dice. Introduce un dedo dentro de mi y se me escapa un gemido. Me gira de golpe y me quedo mirándole. Me mira. Agacho la mirada y veo su tremenda erección y por un momento me dan ganas de metérmela en la boca.
Nil coge mi mano y tira de ella. Caminamos en dirección opuesta a la música. Salimos del bullicio de la gente. No se donde quiere llevarme. De pronto veo que estamos junto a unas pequeñas cabañas de madera. Entramos en una que al parecer está vacía. Dentro hay una pequeña bombilla y nada más.
—Haz lo que querías hacer — Me dice. Le miro. No sé de que está hablando — Métetela en la boca — me dice al ver que no hago nada. ¿Cómo puede saberlo? Solo ha sido un corto pensamiento, como un suspiro. Se desabrocha el pantalón y me enseña su deliciosa erección, lista y preparada para mi.
Me lamo los labios y le oigo gruñir. La cojo con la mano y automáticamente me la introduzco en la boca.
— Hasta el fondo. Rápido.—
Hago lo que me dice. Y cuando él me sujeta la cabeza y ahonda más yo siento que puedo correrme con cada arcada que me entra al sentir que me ahogo. ¿Cómo puede darme esto placer?
— Voy a correrme en tu boca princesa. No derrames ni una sola gota, ¿me oyes?—
Muevo la cabeza para que sepa que le he entendido. Incrementa sus envestidas y yo succiono y chupo con ansia, cuando por fin se corre un chorro viene propulsado directamente a mi garganta y juro que me falta el canto de un duro para vomitar. Nil deja que me aparte un poco soltándome la cabeza.
— Respira por la nariz y traga — me dice. Hago lo que me pide. — Ahora límpiamela con la lengua.—
Vuelvo a coger su polla, que aun sigue dura, con la mano y repaso cada centímetro con la lengua limpiando cada gota de semen. Lo trago. El sabor no me disgusta, pero el tacto me parece asqueroso. Cuando he terminado, se pone bien el pantalón y me ayuda a levantarme.
— La próxima vez que me la quieras chupar. Dímelo. No te lo calles. No siempre voy a estar mirándote para poder saber que piensas. ¿Hay algo más que quieras princesa?— Me tiemblan las piernas. Estoy excitada. Chupársela me ha puesto a mil y estar sin bragas me está volviendo loca.
— Estoy muy caliente.... necesito correrme yo también. Me has dicho que no me tocara y no lo he hecho y ... — me corta.
— Sh... no digas más— se acerca a mi y mete su mano entre mis piernas, enseguida un dedo se cuela dentro de mi y hace que me tambalee— Lo malo es que tiene que ser deprisa. Este no es lugar. Mírame. No dejes de mírame.—
Le miro a los ojos mientras uno de sus dedos juega dentro de mi. No tarda en introducir otro y me dice cuan prieta estoy. Yo gimo. Voy a cerrar los ojos por el placer que siento pero no me deja.
— Levanta una pierna— hago lo que me dice, la coge con el brazo y la sujeta mientras con el otro me penetra con ambos dedos con fuerza mientras con la palma de la mano me masaje el clítoris.
¡Oh dios! Veo la oleada de placer llegar. Nil lo debe notar porque aumenta la presión y la velocidad y en cuestión de dos segundos me corro en un pequeño grito que ahogo en su pecho. Cuando lo hago, me suelta la pierna y me sujeta para que no me caiga.
— Ahora vámonos.—
Dos o tres horas después, no se cuanto tiempo pasa, después de bailar, besarnos, beber y presentarme a más de un millar de personas más, creo que está dando por finalizada la noche porque me coge de la mano y parece que nos vamos en dirección por donde hemos venido. Ahora si voy bebida. Me ha hecho beberme dos copas más y esta ultima creo que no me ha sentado del todo bien. Estoy algo mareada y siento que me pesan los músculos. Nil me habla pero le oigo como a lo lejos.
De pronto veo que tengo el casco puesto. ¿Como he llegado hasta aquí? Nil está justo enfrente de mi.
— Tienes que sujetarte bien fuerte a mi princesa o te caerás , ¿Me oyes?—
Hace un poco de frio y el cuerpo me tiembla. Nil se sube a la moto y me ayuda a subirme. Me cuesta horrores y cuando lo hago cogerme a él me cuesta otro tanto. No tengo fuerza. Me ayuda. Pone mis brazos en su cintura y hace que lo rodee. Me repite que lo coja fuerte. Y en cuanto arranca así lo hago. Al menos todo lo que puedo. Cierro los ojos.
Cuando los abro Nil me dice que baje de la moto y me quita el casco. Miro alrededor. No estamos en el puerto. Lo agradezco. No quiero que Adrián me vea así. Si ya le cae mal Nil, ahora todo sería peor. Le culparía a él de todo. No sé donde estamos. Me coge de la mano y tira de mi. Pero me pesan las piernas. Esto no es su casa.
Entramos en una casa. Oigo a gente. Oigo música. Hay humo. Huele a marihuana. Pasamos de largo de toda la gente y subimos unas escaleras. Entramos en una habitación y Nil me tira sobre la cama. Me dice que ahora vuelve y se va. Cierro los ojos. Todo me da vueltas.
Abro los ojos. Siento una oleada de placer desenfrenada entre mis piernas. Joder. Creo que voy a correrme. Miro a mi alrededor y veo a Nil entre mis piernas, chupando, lamiendo. Mis piernas están sobre sus hombros.
— Joder— Consigo decir. Tengo la boca seca.
— Córrete para mi princesa — Me dice. Lo hago. No lo puedo soportar y me dejo llevar. Nil entonces se incorpora y me besa — Prueba tu sabor. Eres deliciosa.—
Le beso con ganas, aunque aun sin fuerza.
— ¿Te encuentras mejor? — Me pregunta. Le digo que si con la cabeza — No quería llevarte a casa. Joder, me has asustado. Estabas muy colocada.—
— ¿Que me has dado?—
— Un poco de extasis, pero muy poco. ¿Nunca has tomado? — Miro a Nil indignada.
— Claro que no, te he dicho que no bebía. —
— La gente que no bebe es porque toma drogas — Me incorporo enfada y la cabeza me da vueltas. Nil me vuelve a tumbar despacio— tranquila, date tiempo.—
Se queda tumbado a mi lado acariciándome el pelo hasta que me encuentro mejor. Cuando por fin me veo con valor de ponerme de pie, me ayuda. Me siento como en una nube y algo mareada pero creo que ya se me está pasando.
— Lo siento — me dice. Le miro enfadada. Esto no puede ser.
— Llévame al yate por favor— no quiero ni hablar con él.
— Antes, dame mis dos besos, porque voy a llevarte en moto y a no ser que quieras dármelos ahí en medio de la calle, será mejor que lo hagas ahora — le miro incrédula. Estoy enfadada — No admito un no por respuesta. No es negociable. Conmigo sin bragas, sin sujetador y esos dos besos al despedirte. Siempre. Vamos. —
Veo como se baja el pantalón y me enseña su miembro erecto. Joder. Se me encienden todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo a pesar de haberme corrido hace menos de 10 minutos. Me agacho un poco y cuando voy a darle el beso, con malicia le doy un pequeño lametón. Nil me mira. Y se muerde el labio.
— Eso no es un beso. Vamos. Dale un beso — Vuelvo a agacharme y vuelvo a darle otro lametón. Veo como la polla se sacude. Como que le da un espasmo— Princesa, no juegues conmigo - Vuelvo a agacharme y le doy un beso, corto y suave. Nil se tapa de nuevo, me coge del mentón, acerca mi boca a la suya y me besa con fuerza mientras me habla — has jugado con fuego y te has quemado.—
Mientras me besa una de sus manos se acerca a mi sexo, toca mi clítoris hinchado y lo estruja, yo gimo. Luego mete un dedo en mi mojada entrada, luego dos, y los remueve. Juega con ellos dentro mientras me besa, yo sigo gimiendo, me dejo llevar. Oh si... voy a correrme cuando de pronto para.
— Vamos, que te llevo — Dice sin titubear.
No... Será hijo de puta.
— Y como te toques tu sola lo sabré. Tendrás que esperar a que nos volvamos a ver— Al decirme eso recuerdo que mañana temprano salimos ya para Barcelona y así se lo hago saber. Nil no me mira. Sigue andando conmigo de la mano.
No se dónde estoy, bajamos unas escaleras de una casa a la que no recuerdo haber venido. Hay gente durmiendo en el sofá y por el suelo. Salimos y está su moto aparcada. Cuando llegamos y me ayuda a ponerme el casco me habla.
— Yo hasta dentro de dos semanas no iré para Barcelona. Esta tarde nos veremos y te follaré, luego hablaremos de lo que va a pasar estas dos semanas que tu y yo no vamos a estar juntos. Ahora sube, tienes que volver ya o tu tío se va a preocupar.—
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Descubriendo a Lucia
RomanceEl tiempo ha pasado y ahora los hijos son los protagonistas. Lucia vive enamorada de Ezequiel desde que tiene memoria. Pero Ezequiel solo la ve como una hermana. Aunque puede que todo cambie. ¿Será demasiado tarde cuando esto ocurra? Ardiente, romá...