Capítulo 40

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**LUCIA**

Me despierto porque mi móvil no para de sonar. Aunque es Eze quien me avisa. Lo dejé en modo vibración y yo no me doy ni cuenta cuando está así. Es Adrián y son las 9 de la mañana. Mierda. Se me olvidó avisarle. Debe de estar preocupado.
— Lucia... — Me incorporo en la cama como si al hacerlo mi voz fuera a sonar mejor.
— Perdona tito... Eze vino a buscarme y se me olvidó avisarte. —
— He buscado donde estabas con el localizador que aun sigue activo en tu movil y por eso me he quedado tranquilo...—
— ¿Y porqué me llamas entonces? Es muy pronto... llevo solo una hora durmiendo.—
— Te lo mereces Lucia... llevas unas semanas que no te reconozco — miro a Eze que está tumbado en la cama a mi lado, está completamente desnudo, tumbado boca abajo y me está mirando.
— Se llama evolucionar —le digo tajante. Estoy cansada de que todos se quejen de la nueva Lucia. No puedo seguir siendo siempre la misma.
— A las 7 paso a buscarte. Cenamos juntos. Tenemos que hablar — No me deja negarme, que me cuelga. Dejo el móvil en la cama y miro al techo mientras lanzo un largo suspiro. 
— Antes me encantaba todo este rollo de protección que os traíais todos conmigo... ahora — Le digo a Eze, pero no me deja terminar que me agarra de la cintura, me tumba en la cama y pone su cuerpo encima del mío.
— Ahora que lo haga yo te excita... —
Tiene razón. Por su parte. Esa posesión que tiene conmigo me excita hasta límites que ni yo comprendo. Pero de Adrián me molesta. Soy adulta, tiene que entender que además ahora vivo sola, y no solo eso, si no que tengo novio. Si que es cierto que ayer le dije que le llamaría para que nos recogiera pero... si ya sabía que estaba bien y a salvo, no ha debido llamarme para echarme bronca como si yo fuera una niña pequeña. No lo hacen mis padres, no sé porque tiene que hacerlo él.
Quedan solo dos semanas para el examen de recuperación de Microbiología Clínica. Me da rabia porque había estudiado un montón. Estaba casi segura de poder sacar matrícula, pero aquella reacción a la base de maquillaje me fastidió y no pude presentarme al examen. Al final... me ha quedado para septiembre. Y entre una cosa y otra, llevo desde Junio sin abrir el libro. Así que después de dormir un rato tras la llamada de Adrián y después de que Eze y yo volviéramos a hacer el amor. A las 3, estoy en mi piso y le digo a Eze que necesito un rato de soledad para ponerme al día con los estudios. Me hace caso, aunque a regañadientes y no sin antes jugar un poco con su mano en mi entrepierna. No sabemos estarnos quietos. Me pregunto a menudo si esto es una fase o si esta euforia nos va a durar siempre. Así que como puedo y con pocas ganas, para que engañarnos, cojo el libro de la estantería, me siento en el escritorio que preparé en mi habitación a conciencia pensando en largas horas de estudio y me pongo a ello. Hasta las 7 que he quedado con Adrián, tengo 3 horas y media para estudiar.
Cuando estudio el tiempo se me pasa volando. Me gusta. Estudiar medicina es algo que me chifla y estudiar algo que te gusta no cuesta. A cada frase que leo me motivo más. Si que es cierto que hay días que se hace cuesta arriba porque cuesta aprenderse ciertas cosas. Hay mucho que memorizar. Pero es todo muy interesante. Supongo que llegaré a alguna asignatura de esas que no me guste nada y se me haga pesada, pero de momento no me ha pasado. Así que cuando me quiero dar cuenta el timbre suena y yo sigo sin arreglar y con la cabeza metida entre libros y apuntes.
— Ojazos... soy yo. —
— Tito... sube. Estaba estudiando y no me he fijado en la hora — Dejo la puerta abierta y vuelvo a mi escritorio para recoger un poco. No me gusta dejar los apuntes mal ordenador. Cuando vuelvo al salón él ya está ahí. Su cara refleja decepción. No me apetece nada lidiar con esto ahora.
— Me alegra ver que estás estudiando — Me dice.
— Si, tenía que ponerme ya. —
Salimos a la terraza. Le llevo una cerveza y yo me saco una cocacola. Él se sienta en el sillón y yo me saco una silla. Apoya uno de sus tobillos sobre su rodilla y me mira.
— Tito de verdad, si has venido a juzgarme, no estoy de humor. —
— Claro que no ojazos... yo siempre te voy a apoyar en todo. —
— ¿Pues porque me miras así?—
— Solo estoy buscando la mejor manera de hablar contigo e intento entenderte — me chocan sus palabras.
— ¿Entender el que? Es normal que haya cambiado. Algún día tenía que hacerlo. No siempre podía ser la Lucia que nunca rompía un plato... oh vamos, he sido muy niña siempre. Ahora soy una mujer. Eso es todo... — Suspira, pero no dice nada. Yo le miro. Necesito que diga algo.
— Practicar sexo no te hace mujer. Tomar ciertas decisiones si que te hace mujer. Y las que tu tomas últimamente no son de una mujer. Son de una adolescente. De esa adolescente que tu nunca fuiste, porque siempre fuiste responsable — Chasqueo la lengua enfadada.
— Pues quizá es ese el problema... que nunca actúe como una adolescente y ahora lo estoy siendo. Tarde... si, pero también tengo derecho a vivir esa etapa.—
Se queda callado y me mira. Durante unos minutos ninguno dice nada.
— Si tu actúas como una adolescente, los demás actuaremos contigo como tal.—
— Perfecto — Le digo enfadada.
— Bien... pues estás castigada Lucia. Por lo de ayer. Por tenerme toda la noche en vela, por tenerme preocupado pensando que te había pasado algo y hacerme esperar hasta las 9 que al final decidí llamarte yo para encima tratarme tan mal como lo hiciste por teléfono, cuando solo estaba preocupado por ti — me río.
— No puedes castigarme... vivo sola. —
— Hasta el Lunes vivirás conmigo. Coge tus libros para estudiar y algo de ropa. Nos vamos a mi casa.—
— ¿Estás de broma?—
— No bromeo Lucia. —
Llamo a Eze desde casa de Adrián. En cuanto le cuento lo que ha pasado se que intenta calmarme quitando hierro al asunto y desviando mi atención. Me dice que aproveche para estudiar, que nos irá bien y que así él también podrá descansar. Me da rabia porque además parece que se pone de parte de Adrián. En cuanto cuelgo Adrián entra en la habitación, su habitación, en la que me he instalado y coge mi móvil que había dejado sobre la cama.
— Te lo devolveré el Lunes en cuanto te deje en la clínica a las 9.—
— Tito... te estás pasando — le digo con la boca bien abierta.
— Me lo agradecerás. Vamos... a estudiar ojazos.—
Por suerte es sábado. Solo tengo que pasar un día y medio sin  móvil, sin Eze... Creo que esto me va a costar más. Tardo un buen rato en concentrarme. Pero cuando lo consigo vuelven a darme las tantas. Es Adrian quien me saca de mis estudios cuando entra en la habitación con una bandeja con comida.
— Come algo. Llevas aquí horas— miro el reloj de la mesita que hasta ahora no había mirado. Las 12 de la noche. ¡Vaya!
A las 3 vuelve a venir y me obliga a cerrar los libros.
— A descansar. No tienes límite. Pasas de un lado a otro sin parar por el centro. Descansa y mañana sigues. —
— Necesito una matricula en este examen. No puedo permitirme sacar menos. No quiero que me baje la media — le digo agotada.
— No dudo que lo consigas — me ayuda a sacarlo todo de encima de la cama, la destapa para que pueda meterme en ella y me tapa un poco con una sabana — descansa ojazos.
Me despierta su voz. Por un momento se me había olvidado que estaba en su casa, pero su olor es inconfundible.
— Arriba dormilona. Hay que seguir estudiando — remoloneo en la cama un poco y luego le miro.
— Podrías hacer esto mismo los días antes al examen — le digo.
— Eso está hecho — se ríe.
Me paso el día estudiando. Adrián entra y sale para traer comida y algo de beber. Nada más. Me deja tranquila. Yo salgo un par de veces. Para estirar las piernas y para ir al baño. Cuando lo hago, todas las veces, él está ahí, en el sofá, esperando verme. Mi móvil está en la mesa del comedor y tengo inercia de cogerlo y mirar si tengo algo pero me resisto. Me está viniendo bien esto y no quiero estropearlo.
El Lunes por la mañana en cuanto Adrián me deja en la clínica y me devuelve mi móvil lo primero que hago es, antes de entrar, mirar si tengo alguna llamada de Eze. Una llamada y un par mensajes.
*Amor... relájate y aprovecha para estudiar, Microbiología clinica es de las difíciles de tercero aunque tu eres la más lista de todas y puedes con esa y más...solo aprovecha y nos vemos el Lunes. Te quiero. Tuyo, Eze * Sábado 23.12h
*Amor... te quiero, solo quería decírtelo* Domingo 19.36h
Voy a llamarle pero veo que tengo algunas llamadas y correos así que antes prefiero revisarlo todo. Como Adrián me ha dejado diez minutos antes de las 9 y Paloma aun no ha llegado ya que hasta las nueve y media no abrimos al publico y ella hasta las nueve y cuarto no suele llegar, me espero en la puerta sentada en un pequeño bordillo que hay mientras reviso todo. Prefiero no usar mis llaves, no sea que este Dani y tenga que hablar con él de algo y no pueda entonces revisar todo lo de mi móvil.
Las llamadas son de Eze, de antes de saber que Adrián me había quitado el móvil, supongo, porque son del sábado a las 10 de la noche. Poco después de yo llamarle. Un par de Jimena. Luego la llamaré también y una de mi madre. Del domingo por la mañana, pero no hay mensajes. Así que supongo que Adrián también la puso al tanto de todo.
Luego reviso el correo. ¡Vaya! Es una alerta de búsqueda de Eze en la red. La tengo activada desde hace mucho. Cada vez que sale su nombre en alguna noticia me llega un correo, para así estar informada de todo. Voy a ver.
Se me para el corazón en cuanto leo el titular. "Ezequiel pillado con una morena en la playa". No puede haber confusión, porque yo soy rubia. Entro corriendo en el link de la noticia. Y se me cae el alma a los pies. Hay una foto de Eze en el agua con una morena, si efectivamente es morena, a ella se le ve de espaldas, pero Eze parece que la esté agarrando por la cintura. El agua les llega por justo debajo del pecho. Aun así se nota que Eze la está abrazando. Miro la fecha. Es de ayer por la tarde. No puedo respirar. Amplio la foto. Necesito estar seguro de lo que veo. Pero si, es él. No hay duda. Es Eze. Mi Eze. Y ella... no soy yo. Tampoco es nadie que conozca.
No logro comprender como ha podido hacerme esto y como ha podido pasar. Solo nos han hecho una foto a él y a mi... él es muy cuidadoso con su intimidad. Siempre vigila bien dónde y cómo está. Si le sacan una foto es porque quiere que se la saquen. Así que... él quería que yo le viera con esta morena. ¿Está rompiendo conmigo? ¿Así?
Aparece justo Dani cuando estoy tan rabiosa que me caen algunas lágrimas por mis mejillas.
— Eh... Lucia, ¿Estás bien?—
— Hoy no puedo trabajar — le digo casi sin poder hablar — y le dices al hijo de puta de tu hijo que se meta sus te quiero por el culo — Dicho esto me giro y me dirijo a la boca del metro sin mirar atrás y con tanta rabia encima que no se si seré capaz de llegar a casa sin soltar un grito en pleno vagón de metro.
No me puedo creer lo tonta que he sido. ¿Cómo he podido pensar que alguien como Eze iba a estar conmigo? ¿Que iba a tener suficiente conmigo? ¿Cómo he podido creerme sus palabras de amor? ¿Sus ñoñerias? ¿Que cojones quería? El camino a casa se me hace cuesta arriba. Hago muchos esfuerzos para no llorar como una posesa. Necesito gritar. Romper algo. Necesito soltarlo. Cuando salgo del metro como aun me quedan un par de calles por caminar llamo a Jimena. En cuanto lo coge arranco a hablar.
— Eze me ha puesto los cuernos. Me he pasado todo el fin de semana encerrada en casa de Adrián estudiando y mientras él de juerga con una morena en la playa... — empiezo a llorar porque siento que si no lo hago me quema la garganta.
— ¿Cómo lo sabes?—
— Hay una foto en las redes — le digo con rabia.
— Sabes que siempre tergiversan las cosas.—
— HAY UNA FOTO JIMENA — Le grito. Un par de transeúntes me miran. Pero me da igual — Joder... ¿Que cojones hacía con una tía en la playa?—
— No lo sé... pero háblalo con él. En las relaciones las cosas se hablan.—
— Que le jodan. Ya tardaba en salir su personalidad. No podía ser todo tan bonito—
— Oye... entro justo a trabajar. Cuando plegue me paso a verte. Relájate y llámale. Te quiero gorda.—
Llego a casa y me lanzo sobre la cama, me tapo la cara con la almohada y grito. Grito con todas mis fuerzas. Y lloro hasta que mi pecho no da más de si. Siento tanta rabia y tanta impotencia que no se que hacer. La tristeza me invade por momentos. Eze me ha roto el corazón. Me duele. Duele mucho.

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