**LUCIA**
Volver a casa tras haber pasado todo el día con Eze se me hizo más duro de lo que pensaba. Ha sido un día increíble, pero aunque me dijo que podía quedarme otra noche a dormir con él, creo que necesito ir a casa y estar con mis padres un día. Al fin y al cabo voy a irme a vivir fuera y si lo pasan como con Lucas, y eso que al menos me tenían a mi, se les va a caer la casa encima. Sobre todo a papá, que aunque está poco en casa, cuando está, es el que siempre hacía cosas con nosotros.
Llego a casa sobre las 6 de la tarde y aunque me he duchado en casa de Eze, el calor me ha hecho sudar y quiero darme otra ducha. Papá no está trabajando, está en el jardín con Adrián, mamá no está. Voy hacía ellos. Están tumbados en unas hamacas tomando unas cervezas. Me ven.
— Menos mal que no te has olvidado de que tienes una familia — me dice papá, le miro. ¡Que tonto es! Me acerco y le doy un beso. Luego hago lo mismo con Adrián. Me mira raro. ¡Joder! ¿Lo sabrá?
Me da la vergüenza al pensar que quizá se me nota que he estado practicando sexo con Eze esta noche. ¿Lo sabrán? Me voy a ir cuando Adrián me llama y viene junto a mi. Mi padre nos mira desde la hamaca y Adrián entra conmigo a la casa.
— ¿Todo bien? — Joder, lo sabe, claro que lo sabe.
— Si — me muerdo el labio— Ha pasado tito, ya no soy una niña — Le observo, sonríe. Me da un beso en la frente y me mira.
— El sexo es maravilloso ojazos, pero por favor toma precauciones, si no tienes, toma...— saca de su cartera un par de condones y me los da, mira, que vergüenza. Se me escapa una pequeña risilla — Si te da vergüenza comprarlos dímelo y yo lo haré por ti. Y pide hora con tu ginecólogo.—
— Tito... tranquilo, solo ha sido una vez y hemos usado protección.—
En la tranquilidad de mi habitación escondo los preservativos que me ha dado Adrián. He crecido en una familia abierta. Recuerdo aun cuando Lucas contó que lo había hecho con una chica pero que sentía que ella se había quedado insatisfecha, yo na oí nada más de la conversación, yo tenía 13 años, Lucas 15 y papá le dijo que fueran a hablar los dos a su cuarto. Se que si yo le contara algo a mamá ella solo me explicaría como cuidarme y que poder hacer para tener un sexo seguro. Pero no me apetece contárselo.
Desde mi ventana puedo ver a Adrián y a papá charlando. ¿Se lo habrá contado? Espero que no. Seguro que no. Adrián no me haría esto.
Cuando salgo de la ducha veo que tengo un mensaje de Eze. Me da un vuelco al corazón. Lo miro.
*Espero que no te duela mucho. Estoy deseando tenerte de nuevo aquí conmigo* Eze. 19:35
¡Bua! Es que le quiero, no puedo evitarlo. Estoy por volver a su casa pero me digo a mi misma que no. Que no debo. Tengo que darme espacio y sobretodo recuperarme ahí abajo, porque me duele. De hecho al llevar la ropa a lavar me doy cuenta que en mis braguitas hay algo de sangre. Poca. Pero la hay. No me tiene que venir la regla hasta la semana que viene y soy muy puntual así que debe de ser la rotura de himen. Seguro.
Esto tengo que contárselo a Jimena, la llamo. Lo flipa. Mucho. Y se alegra un montón, creo que hasta más ella que yo, y ya es decir. Se vuelve loca al teléfono.
— No me lo puedo creer— Me río al oírla. Me tumbo en la cama y suspiro.
— Ha sido increíble Jimena. Ni te lo imaginas. Eze es... maravilloso.—
— ¿Y cómo habéis quedado? — Me quedo callada un segundo.
— Pues no lo sé, no hemos hablado de ello.—
Hablamos un rato más y cuando cuelgo son ya las ocho y cuarto, media hora al teléfono con ella. Pienso en lo que me ha preguntado sobre Eze y yo y le doy vueltas una y otra vez. ¿Que somos? ¿Somos algo? ¿Va a volver a tirarse a otras? Salgo de mi cuarto y veo a mamá en la cocina. No la he oído llegar. Me mira. Sonríe.
— Cariño, mira — me señala unas revistas que hay sobre la isla de la cocina, me acerco a ellas y les echo un ojo — hay un montón de ideas y he señalado algunas que me han gustado mucho, a ver que te parece.
Jo, mírala, está super ilusionada con esto. En el fondo me da pena mi madre, al fin y al cabo es mi madre, y no se porque no me sale ser más cariñosa con ella. Y más con lo cariñosa que soy yo con todo el mundo. Que si abrazos, besos, caricias... pero con ella, más seca que un palo.
— Gracias mamá, ¿las miramos juntas después de cenar? — Le brillan los ojos. Sin duda le ha gustado mucho esa idea.
La ayudo a preparar la carne, papá y Adrián están en el jardín encendiendo la barbacoa. Me dice mamá que en un rato vendrán todos. Y ese todos normalmente incluye a Eze. ¿Lo sabría él?
Efectivamente un rato después empiezan a llegar todos. Viene tío Pablo y tía Lorena con Carla y Julen. Blanca no pude porque tiene que trabajar en la discoteca en unas horas. Luego llegan Dani y Dunia y aunque me quedo mirando la puerta, no llega Eze. Mira mejor, si no sería algo incomodo.
Carla tiene 15 años y en cuanto entra por la puerta viene directa a mi. Acaba de empezar en bachillerato de ciencias y hay una asignatura que la tiene loca, biologia, se ha traído el libro y quiere preguntarme un par de cosas. La llevo a mi habitación y le cuento un par de trucos para recordar las partes de la célula.
Mamá nos llama. Salimos y la comida ya está lista. ¿Porqué no ha venido Eze? ¿Acaso ha quedado con alguna chica? Cojo mi móvil y miro sus redes. Ha subido story's a Instagram, me aparto de la familia un poco y los miro.
Me arrepiento al instante. No debería haber mirado. No se porqué he creído que Eze quizá habría cambiado.¡Será cabrón! Está en la playa con un par de tías. Eze lleva esas gafas de sol que tanto me gustan, está tumbado en la arena boca abajo y se enfoca la cara con el móvil. A su lado se ve una chica y al otro lado otra. Son guapas a rabiar. Me cago en todo.
*No hay nada mejor que venir a la playa cuando va a oscurecer y en buena compañía*
Cuando dice eso, las chicas, cada una a un lado, le dan un beso en la mejilla y mirando por encima de las gafas, guiña un ojo. Apago el móvil de golpe. Mira, a la mierda. Estoy muy enfadada. Mucho. Esto no puede acabar así. Julen se acerca a mi.
— Es solo trabajo Lucia — Me dice. Seguro que ha visto los story's de su amigo y en mi cara se podrá ver que yo también. Le ignoro y me voy a mi cuarto. No tengo ganas de cenar.
Llamo a Jimena.
— No te lo vas a creer. Eze está en la playa con dos tías. Mira Jimena, te juro que hoy parecía otro. Pero yo ya no se si es todo mentira o que. Pensaba que me quería... al menos un poco — Jimena suspira. Seguro que tiene ganas de decirme, te lo dije, lo sabía o algo por le estilo, pero es mi amiga y me quiere y se retiene.
— Tía, está muy bueno, pero solo es un tío más. Sal conmigo está noche, busca otro tío y tíratelo, verás que lo de esta noche con Eze no ha sido para tanto.
¿Salir otra vez? Si de algo me di cuenta la otra noche fue que a Eze no le hizo mucha gracia verme de fiesta y menos en manos de Teo, que no voy a ver a Teo de nuevo, ni por asomo, pero quizá puedo salir y con suerte se entera y le da rabia y a lo mejor puedo hacer que se sienta un poquito como yo me siento ahora mismo. Le digo que si y grita de la emoción. Antes de colgar me dice que me ponga arrasadora y le hago caso. A ver si con mas suerte aun nos lo encontramos y que pueda ver lo que se ha perdido. Por tonto.
Me pongo una falda con volantes que para mi gusto siempre ha sido demasiado corta, pero hoy no, hoy se me antoja perfecta. Es de cintura alta y me aprieta bastante la barriga como para sentirme cómoda con mis pequeñas lorzas. Busco algún top, tengo pocos, pero alguno tengo. Encuentro uno negro con detalles dorados. Perfecto porque la falda es negra. Un collar de cadena dorada con unas lágrimas de diamantes, me hago una trenza al lado, me lleno el pelo de clips con bisutería y me pongo mis botas militares negras. Es que de ahí no me sacas. Me pinto los labios rojos, rímel negro y un poco de sombra negra y dorada. Un poco de colorete y cuando me miro al espejo no me reconozco. Pero no está mal.
Cuando salgo al jardín y me ven puedo ver en las caras de todos sorpresa.
Son las 11 y les digo que voy a salir. Papá me dice que no he cenado y que coma algo, pero no me apetece, así que lo rechazo.
— ¿Vas en moto? — Me pregunta mamá, le digo que no y se ofrece a llevarme, pero la rechazo. Ir con mamá en el coche ahora mismo es lo que menos me apetece. Miro a Adrián y medio sonríe. Se que me ha entendido.
— Ya la llevo yo que me voy a ir ya para casa — se que está mintiendo. Pero me alegra que sea él quien me lleve.
En el coche vuelvo a mirar el móvil, ha subido otro story. Ahora es una foto y está él lleno de arena, sobre el cuerpo de una chica, una de las de antes, se miran y parece que van a besarse, se que es un foto artística de esas que hace él, pero también se que cuando las hace se mete en el papel y seguro que ese beso que interpretan finalmente se lo han dado. Gruño. Adrián me mira.
— ¿Porqué no te vienes a casa conmigo esta noche y vemos una peli? Salir con rabia nunca es buena idea — Le miro. Está conduciendo y de vez en cuando me mira.
— ¿Porqué me hace esto tito? — Creo que voy a llorar pero no quiero.
— No te lo hace a ti ojazos, está boicoteándose a él mismo. Créeme— No lo entiendo. Se lo está pasando bomba con esas tías, no se de que manera puede estar fastidiando.
— Llévame a casa de Jimena. He quedado con ella allí.—
- Estaré en mi casa toda la noche despierto esperando a que me llames para ir a recogerte, y lo digo en serio. Si no vas a llamarme a mi, al menos avísame y come algo en casa de Jimena. Beber con el estomago vacío no es buena idea.—
— No voy a beber — Se ríe.
— Cena algo ojazos, por mi — Suspiro. Hemos llegado y antes de bajar le doy un beso en la mejilla. Me agarra de la mano y me repite de nuevo que le llame. Creo que está preocupado. Y me sabe mal.
— Estoy bien tito.—
En casa de Jimena, para mi sorpresa hay más gente. Está Marcos, su compañero de piso y un amigo de este que se llama José. Vaya encerrona. José es guapo pero hoy no quiero saber nada de tíos.
A pesar de todo soy simpática, que culpa tendrá José de que mi amiga Jimena se empeñe en hacer de cupido siempre. Reímos. Me lo estoy pasando bien. José es interesante. En este rato me he enterado de que tiene 22 años, que está estudiando Física en la universidad, que está sacando matrícula de honor, esto lo ha dicho con el ego por las nubes, y que está viviendo con su hermana pequeña a la que cuida desde que sus padres murieron hace 3 años. Ha pasado de la adolescencia a ser adulto. Pobre. Me ha contado que tiene ayuda de sus tíos y de su abuela paterna, pero que él ha querido hacerlo mayoritariamente solo. Es asombroso.
— ¿Cuántos años tiene tu hermana? — Le pregunto con toda la curiosidad del mundo.
— Tiene 11, hoy se ha quedado a dormir a casa de una amiga y claro, he aprovechado para salir un rato, creo que no salía desde Navidades — Me asombra, no soy yo mucho de juzgar a la gente por su apariencia, pero me daba la sensación de ser un fiestero como Jimena. Ya ves, pues no.
— Yo tampoco no suelo salir nunca, me gusta más una buena película, un buen libro, estudiar, el teatro...—
Estamos sentados en el sofá tomando unas cervezas. Jimena y Marcos llevan rato desaparecidos así que ya me imagino dónde y qué deben estar haciendo, José se ha acercado un poco a mi y prefiero dejarle las cosas claras ya.
— Lo siento José, no se que te ha dicho Jimena pero yo no estoy buscando nada esta noche — Me mira y sonríe.
— Está bien— me dice. Luego levanta la botella de cerveza y me aupa a brindar.
Me alegra que se lo haya tomado bien y haber dejado las cosas claras ya. No me apetece nada tener que pasarme la noche apartándolo de mi.
Un rato después Jimena y Marcos aparecen, como no, despeinados. Nos vamos. Son ya casi las 2 y si no empieza la fiesta me voy a quedar dormida. Cuando llegamos a Terry's está a reventar. Nos vamos a nuestro rincón de siempre pasando antes por la barra de Blanca y nos sirve unas copas. Yo la rechazo y me pido una cocacola. Bailamos, bueno, yo solo me muevo un poco. No he bebido y no soy la misma de ayer. Hoy soy yo. José intenta animarme pero no lo consigue. Al final cansada me excuso y decido salir fuera. Primero paso por la barra de Blanca, se que debe tener algún porro y eso si me apetece. Un par de caladas nada más. Lo rebusca en un pequeño neceser que esconde bajo la barra y me lo da disimuladamente.
Fuera me escondo entre los coches y me lo enciendo. Inhalo. Que buena está. Me pregunto si será la de Adrián. Pienso en él. Pobre, hoy le he dejado preocupado. Le llamo y me lo coge enseguida.
— ¿Quieres que vaya a buscarte ojazos? — Lo pienso unos segundos. Pues si, porque aquí no pinto nada. Jimena está morreándose con Marcos todo el rato, parece que al final su relación va viento en popa y José es un poco pesado, aunque me da pena.
— Vale, pero dame media hora. Primero quiero hacer una cosa. Estoy en Terry's, te veo en la puerta.—
Apago el porro que a lo tonto me lo he fumado entero. Verás que mal me va sentar. Normalmente solo me fumo un par de caladas. De hecho ya noto las consecuencias. La boca se me está secando y creo que camino más lenta de lo normal. Mierda. Si Adrián me ve así... se enfadará.
Voy a la barra de Blanca y le pido por favor un agua. Me mira y me dice que me vaya a mojar la cara, que vaya como se me nota. ¡Joder! En el baño me miro en el espejo y tengo la cara blanca y me siento algo mareada. Me mojo la nuca. Encima me está subiendo la libido que da gusto. Creo que hasta he mojado las bragas. Entro en el baño y me toco. Efectivamente, estoy empapada. Al rozar con mis dedos mi clitoris me tiemblan las piernas. Joder, ojalá estuviera Eze aquí. Dios, necesito correrme. Salgo del baño, miro el reloj. En 20 minutos he quedado con Adrián, necesito hacer algo antes. Me siento, que no soy yo. Pero ahora mismo la vergüenza o el miedo no forman parte de mi. Me envalentono. Llamo a Eze y me lo coge enseguida, seguro que tenía el movil en la mano haciendo un story.
— ¿Que pasa rubia? — resoplo.
— Estoy en Terry's, me he fumado un porro entero, cosa que nunca he hecho y estoy... Eze estoy... — resoplo— cachonda. Necesito saciarme. ¿Me ayudas?—
Durante unos segundos no me responde hasta que finalmente dice:
— Lucia, estoy en la otra punta de Barcelona. Vete a mi casa y ahora voy para allí— parece enfadado pero aun así quiere verme.
— Adrián viene a buscarme en 15 minutos. Necesito saciarme ahora. No importa. Ya he tenido una idea— Le cuelgo. Me llama de nuevo pero no se lo cojo.
José parecía un buen tío. Si, voy a buscarle. No sé que me está pasando, no sé porque actúo así, pero no me parece mal hacerlo. Me apetece hacerlo. Necesito hacerlo. Está bien. Puedo hacerlo.
- Oye José - Le digo a la oreja. Pego mi cuerpo al suyo y noto como pone una de sus manos encima de mi culo. Me muerdo el labio. Joder, que cachonda estoy — Se que te va a sonar raro pero...—
— ¿Estás bien? Hablas raro.—
— Me he fumado un porro y voy colocada — Me aparta un poco de él y me mira. Creo que no le ha molado nada porque siento como me juzga con la mirada. Pues te has quedado sin polvo tío. Me aparto de él, voy hasta Jimena, la aparto de la boca de Marcos, le digo que me voy y sin darle tiempo a responderme me alejo de ellos.
Salgo a la puerta de la discoteca y veo que Adrián ya está ahí. Debe de notárseme mucho porque se acerca a mi, me sujeta del brazo y me sienta en el coche.
— ¿Que has tomado? — Me dice en cuanto se sube también. Suspiro.
— Me he fumado un porro — No le miro, pero noto como él a mi si.
— Lucia... ¿Qué te está pasando? — Ahora tengo ganas de llorar y lo hago. Arranco y es que no puedo parar. Hipeo y todo. Adrián me abraza y yo entre lágrimas le digo que no sé que cojones me está pasando.
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Descubriendo a Lucia
RomanceEl tiempo ha pasado y ahora los hijos son los protagonistas. Lucia vive enamorada de Ezequiel desde que tiene memoria. Pero Ezequiel solo la ve como una hermana. Aunque puede que todo cambie. ¿Será demasiado tarde cuando esto ocurra? Ardiente, romá...