Capítulo 16

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**EZEQUIEL**

He perdido el control de mi mismo, y no debería haber pasado. Diez días sin ella me van a venir bien. Me voy a centrar en mi trabajo, en mi nuevo contrato con Springfield para sacar una linea de mis camisetas y  voy a follar como un loco. Lucia y yo solo tenemos que ser amigos, así ha sido siempre y así nos ha ido bien.
Nada más dejarla en la puerta de Adrián, tras darme ella ese beso y salir de mi coche ya me estoy arrepintiendo de haberla ido a ver. Me dejo llevar por la polla y me pasan estas cosas. Antes de entrar en el portal del edificio donde vive Adrián se gira y me mira y tengo que hacer esfuerzos para no salir del coche, cogerla y meterla de nuevo para llevármela a mi casa. ¡No! Mejor así. Que se vaya. Y yo... yo voy a llamar a alguien. Saco el móvil con la esperanza de encontrar el teléfono de alguna chica apetecible. Iré a casa, me ducharé para sacarme el olor a Lucia y me impregnaré de un nuevo olor. Soy un gilipollas, lo sé, pero soy hijo de mi padre, que le vamos a hacer.
Me paso 10 minutos buscando en mis contactos alguna chica, nadie me apetece. Joder Lucia, ¿Qué has hecho conmigo? En casa tampoco me ducho y me tumbo en la cama oliendo a ella. Mierda.
Tantas veces que Lucas me había hablado del amor. !Estás agilipollado! Le decía. El amor no existe. Eso que la gente llama amor no es más que un compromiso social en el que te metes por aparentar. Alguien con quien te apetece estar a ratos y al que luego te acostumbras.  El amor no existe. Existe la atracción, las ganas momentáneas de estar con alguien, la estabilidad que te puede dar una persona, el no estar solo. El amor es una chorrada. Solo son unos meses de pasión, luego a todos se les pasa y tienen más ganas de salir con los amigos que de quedarse en casa con sus parejas. Lo veo en cada uno de mis amigos y en cada una de las chicas con las que me acuesto, todas aquellas que les son infieles a sus parejas. Todos han caído y ninguno es feliz. Bueno Lucas, Lucas al menos aparenta serlo. Que a mi no me engaña, es imposible ser feliz siempre con la misma persona. Lo que me pasa a mi es que ahora me apetece Lucia, nada más.
El jueves aun no he hablado con Lucia. Ella me mandó un WhatsApp el  martes por la tarde, pero no le respondí y tampoco la he llamado. No quiero hacerlo. No debo hacerlo. Es mejor así. El Lunes estuve con Ester y hoy me pasaré por Terry's a ver si alguna cae. Tengo ganas de follar y aunque se me antoja Lucia, no, no puede ser.
Mis redes sociales van bien, mejor que bien. Están que echan humo. Después de la última pillada que me dieron el Martes por la mañana cuando salí al balcón de mi casa, desnudo, con Ester agachada a mi lado, me he vuelto más  popular. No todos hablan bien de mi, pero eso no importa. Lo importante es que hablen. Me gusta esa foto, se me ve un buen cuerpo y mi cara dice que estaba disfrutando. Claro que estaba disfrutando. Ester me estaba haciendo una buena mamada. No ha sido mi mejor mamada, pero estuvo bien. Seguro que Lucia tiene que chuparla genial. Con esos labios y... esa lengua. ¡Basta!
Por la noche en Terry's charlo con Blanca y al rato llega Lucas, su hermano, mi amigo, el único que tengo de verdad, los demás solo son conocidos o compañeros. Ha venido con Marta, su mujer. No es habitual, pero no es la primera vez que la trae. Marta es agradable, aunque para mi gusto es demasiado chismosa. A las 2 de la mañana se van. Marta al día siguiente trabaja y Lucas la quiere acompañar.
— ¿Qué? ¿Buscando compañía para esta noche? — Me dice Blanca acercándose a mi. Debe de haberme visto analizando mis presas. Cojo la copa que me ha preparado y la miro mostrándole mis dientes.
— ¿Quieres tú? — Suelta una carcajada. Se que en el fondo le pongo. Pero quiere a Fran, aunque llevan años juntos, parece que siguen en esa fase de "te necesito" y "follar contigo es lo mejor".
— Ya te gustaría a ti, don Juan.—
Hoy no hay mucha gente, es Jueves noche y es normal. Las chicas que hay no me apetecen nada. Doy otro trago a la copa y me acerco a Blanca que se ha marchado a la otra punta de la barra a charlar con su compañero. Y a servir más copas.
— Hoy no hay nada que pescar. ¿Viene Fran a buscarte? — Se acerca a mi y apoya los codos en la barra resaltando así sus magníficos y gordos pechos. Desde los 15 años ha tenido unos pechos muy voluminosos. Tenemos la misma edad y siempre ha sido una chica muy resultona. Creo que me he hecho más pajas pensando en sus pechos de las que me gustaría admitir.
— No, se va a trabajar a las 6 y yo plego a esa hora. ¿Me llevas? — Sonrío. Ya sabe que si. Nunca dejaría que se fuera sola.
La espero durante la hora que queda apoyado en la barra. Se me acercan un par de tías, una me parece atractiva pero ahora ya he quedado con Blanca y no puedo hacer otros planes. La rechazo. Me da por pensar si realmente esa es mi excusa o Lucia lo es.
Como las tantas veces que la he tenido que llevar a casa, paramos en el McDonals a coger unas hamburguesas y nos las comemos en la playa, junto al coche. Charlamos y me cuenta que quiere ser madre. Le pega. Siempre ha querido ser madre.
— ¿Fran también? — le pregunto.
— Si, pero de mi trabajo me tengo que olvidar. Y aunque Fran dice que con su sueldo llegamos, no lo tengo muy claro.—
— Blanca, ya se que nunca has querido ayuda de tu padre, que dice mucho de ti que nunca hayas querido coger nada de su dinero, ni siquiera el piso que quería darte para ti, pero... hombre, trabajo él si puede darte.—
— Es que me gustaría conseguir las cosas por mi misma.—
— Tu padre no te dará trabajo si no vales Blanca. Llevas toda la vida metida en sus rollos, ayudándole en su empresa como buena hija. Sabes de sobras lo que hay que hacer.—
— No se Eze... tengo que pensarlo— La abrazo. Siento que lo necesita. Para mi es como mi hermana pequeña, como Lucia. Mas tarde la dejo en casa y yo vuelvo a la mía.
El fin de semana lo paso de fiesta en fiesta y de polvo en polvo. No quiero pensar en Lucia. Me llama, pero cuando lo veo es tarde y no le devuelvo la llamada. Ella tampoco me llama más.
El domingo por la tarde para pasar la resaca voy a casa de mis padres, pensaba que no estarían, que habrían salido a la playa  como cada domingo, pero me los encuentro discutiendo en el salón. Mi madre está llorando.
— ¿Que pasa? — Pregunto cuando me ven. Mi madre se seca las lágrimas y mi padre levanta las cejas. Ya imagino por donde van los tiros. No es de mi incumbencia, doy media vuelta y salgo al jardín a tomar el aire.
He tenido sexo con varias personas a la vez, para mi no es nada raro. Pero con amor de por medio, ya me resultaría más extraño. Entiendo a mi padre. Su postura es fácil. Tiene a su mujer, mi madre, a mi, su hijo, es decir, una familia, y a demás tiene una amante. Mi madre en cambio, aunque es la mujer, quizá se siente la otra, porque en parte, lo es. Es mejor no enamorarse nunca. No trae nada bueno. Mejor con muchas que con una. Mi padre ha querido tener ambas cosas y ya le está saliendo rana.
— ¿Qué pasa hijo? — Sale mi padre fumándose un porro. Pinta mal la cosa. Se fuma los porros en dos ocasiones, cuando hay algo que celebrar o cuando está muy nervioso.
— ¿Por qué llora mamá?—
— Porque se ha cansado de la vida que le ofrezco hijo, y yo soy un hijo de puta que no se cambiar — le entiendo. Me duele por mi madre, pero le entiendo perfectamente.
— ¿Y qué va a pasar?— 
— No pinta bien la cosa — suspira. ¡Vaya! Mi padre afectado por algo. Le cuesta demostrarlo pero se lo noto. Quiere a mi madre y esto le está jodiendo.
— Papá... ¿después de mas de veinte años jugando a tenerlo todo no crees que puedes hacer feliz a mamá?— Me mira y suelta el humo del porro.
— Para poder hacer feliz a alguien, primero tienes que ser feliz tú — Me da el porro y se mete dentro de casa.
Una semana después de que Lucia se haya ido, la llamo. Estoy en el sofá haciendo zapping, aburrido y me sorprendo pensando en ella. Tarda un poco en cogérmelo, pero lo hace. La noto, feliz.
— Hola rubia — Le digo entusiasmado por oírla.
— Eze... ¿Qué tal todo por ahí? — se oye mucho ruido y a penas puedo oírla bien.
— No te oigo bien, ¿dónde estás?—
— En una fiesta en la playa, espera que me aparto... — oigo cada vez el ruido mas lejos — vale ya, ¿que tal todo?—
— ¿Que fiesta? — ¿Lucia en una fiesta? ¿Desde cuando? Es Lunes por la noche. ¿Que hace en una fiesta un Lunes?
— Pues una fiesta en la playa, ya te lo he dicho.—
— ¿Y Adrián? — Chasquea la lengua. La estoy haciendo enfadar con mis preguntas, lo noto. Me da igual.
— ¿Has llamado para interrogarme o para hablar conmigo? — Suspiro. ¡Joder! Vamos a acabar enfadados y al final no voy a poder hablar con ella.
— Pues para hablar contigo, pero no entiendo que se te ha perdido a ti en una fiesta — Me levanto del sofá. Me estoy poniendo nervioso.
— Mira Eze... llevo toda la semana viendo tus redes sociales y seguro que con cada tía con la que te has fotografiado has estado follando — es verdad, no miente, soy un capullo — así que lo que yo haga o deje de hacer con Nil no es asunto tuyo.—
— ¿Quién cojones es Nil? — ¿Pero que? ¿Cuándo hemos empezado a hablar de tíos? ¿Nil? ¿Quién es ese?
— Un amigo. Buenas noches Eze — Antes de que me cuelgue oigo como alguien la llama y cuelga.
Ui, esto si que no. ¡Nil! ¿Quién es Nil? Me cago en todo. En estos momentos daría lo que fuera porque Lucia fuera un poco más normal y tuviera redes sociales, seguro que hubiera subido alguna foto de sus vacaciones en alguna de ellas aparecería ese parguela y con suerte lo habría etiquetado, sabría quien es y podría ir a decirle cuatro cosas.
Por la mañana temprano la llamo. No he pegado ojo en toda la noche y necesito hablar con ella, pero no me lo coge. Pues a tomar viento. No la pienso llamar más.
Dos días después Lucia llega de sus vacaciones. Es viernes por la mañana y yo tengo trabajo pero en cuanto acabe me voy a pasar a verla. Se que he dicho que iba a pasar de ella, pero no me puedo aguantar.
Lola me tiene la cabeza loca, el contrato con Springfield va bien pero están habiendo retrasos y todo son trabas. Otra vez más fotos, ahora ir a ver más muestras. Menos mal que me voy a embolsar de todo esto una buena suma de dinero. La verdad es que en ese sentido Lola se lo curra, y eso que la tía se lleva un buen pico.
Después de comer y de ducharme  decido que es hora de ir a ver a Lucia, la hecho de menos y joder, claro, tengo ganas de verla. Ya no estoy enfadado con ella por ese tal Nil, aunque tengo mucha curiosidad de saber quien es y que es lo que ha hecho con él, no tengo muy claro si voy a sacar el tema, no ahora, no quiero estropear el encuentro con ella. Llamo al timbre de casa de sus padres, me abre su madre, la abrazo y me hace pasar. Si seguimos la regla de que hay que fijarse en la madre para saber como va a ser la hija de mayor, Lucia va a ser una preciosidad, bueno ya lo es. Entiendo que mi padre no pueda dejar de follársela, a la madre.
— Está en la piscina — Me dice — Yo me voy dentro — Bien, nos deja intimidad. Camino hasta la parte de atrás del jardín y la veo. Preciosa.
Lucia está preciosa. Está tumbada boca abajo, como no, bajo la sombra, sobre una hamaca, leyendo un libro. Me la quedo mirando unos segundos. Ese culo, no se porque siempre se empeña en taparse, porque tiene un cuerpo delicioso, natural, con sus estrías de cuando engordó aquellos 5 kilos que tanto sufrimiento le costaron hace dos veranos, y la celulitis por el poco deporte que hace, pero a mi me gusta. Es guapa, solo tiene que creérselo un poco.
— Rubia — Le digo gritando. Se gira de golpe. Creo que la he asustado. Me mira y ahí está... esa sonrisa tan bonita que tiene.
Me acerco a ella, se levanta y la abrazo. Quiero besarla pero me contengo. Estoy en su casa y no se si su padre o su madre estarán viéndonos desde alguna ventana.  Me separo de ella y la miro.
— Fíjate. Si hasta has cogido un poco de color. Increíble — Se ríe.
— He estado mucho en la playa — Se muerde el labio y mira para abajo. ¡Oh! Tiene algo que contarme, lo veo— Te he echado mucho de menos — me dice. Se abalanza sobre mi y me vuelve a abrazar. ¡Joder Lucia! Y yo.

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