Capítulo 45

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**EZEQUIEL**

Cuando me suena el móvil y veo que es Lucia lo cojo enseguida. Desde que la he dejado en casa no he parado de pensar en ella. Si no me hubiera follado a esa en el gimnasio seguramente yo habría acabado haciéndole el amor a Lucia y ahora estaría con ella. ¡Maldita sea!
— Lucia— Digo.
— Hola...me llamo Hugo, no me conoces pero tengo a Lucia desmayada en mis brazos y antes de caer me ha dicho que te llamara, he rebuscado en su móvil tu teléfono y te he llamado... ¿Eres su hermano o algo?— Aprieto los puños.
— ¿Está bien?—
— No lo sé, la he encontrado en una habitación, un tío se la había llevado y creo que la han drogado—
— ¿Dónde cojones estáis? — Pregunto alterado. ¡Maldita sea Lucia!
Me dice la calle. Esta cerca de casa de Lucia. Cojo las llaves y salgo de casa echando leches para coger el coche. En cuanto estoy en el coche llamo a su móvil de nuevo. Ese tal Hugo me lo coge. Le pregunto varias cosas y se que ha ido sola pero ahí se ha encontrado con Jimena pero me dice que Jimena se ha marchado hace un rato con Marcos. Se que él es amigo de Marcos y que al ver que ella no estaba la ha ido a buscar y la ha encontrado.
Cuando llego, antes de lo normal porque he ido a toda prisa, me encuentro a Lucia en brazos de ese tal Hugo. ¡Dios mío! Está inconsciente. Voy corriendo hasta ella y le doy toquecitos en la cara, al ver que a penas reacciona la cojo en brazos y la monto en el coche. Le doy las gracias a Hugo y me voy sin decir nada más.
Lucia está tumbada atrás en el coche y a mi me sudan las manos. No puedo llevarla al hospital. Sus padres se enterarán. Llamo a mi padre. Es tarde, pero siempre tiene el móvil en sonido.
— Ezequiel... ¿pasa algo?—
— Papá... vete a la clínica. Corre. LLegaré en 15 minutos. No se lo digas a nadie—
— ¿Estás bien hijo? ¿Que pasa?—
— Es lucia papá... necesita ayuda — en cuanto cuelgo me desmorono y me caen algunas lágrimas — Espero que quien sea que la haya drogado no le haya tocado ni un pelo o lo mato.
Cuando llego a la clínica mi padre ya está ahí. Dejo el coche justo enfrente en un aparcamiento que mi padre tiene reservado para ambulancias y él corriendo se acerca. Asustado abro la puerta. Lucia está tumbada, parece muerta. Mi padre se acerca y le toma el pulso. Respira. Está bien. Me dice que la coja y la meta en la clínica y lo hago. Cuando lo hago siento como levemente se acurruca en mi pecho. Creo que me ha sentido y ha intentado moverse. Pobre mía, parece que nos oye pero no puede moverse. ¿Le habrán dado algún paralizante?
La tumbo en la camilla y mi padre me dice que le quite el vestido para poder ponerle bien el monitor. Lucia no lleva sujetador, si se lo quito quedará desnuda, pero ahora no es tiempo de pensar en eso. Lo hago.
— Cógele una vía — Me dice — Dime todo lo que sepas—
— Solo se que ha bebido algo de alcohol y ha fumado un poco de María, luego se la han encontrado así y me han llamado. No se más papá — me tiembla la voz — ¿La han violado? — Le pregunto.
— Luego lo miraré —
— NO — Le grito. No quiero que nadie más la toque, por si acaso. Mi padre me mira y entiende lo que quiero decirle.
— Déjame que la estabilice, está bien hijo, solo voy a pasarle unos medicamentos y suero para eliminar toda la mierda que le han dado y te dejaré solo para que la explores tú, ponte guantes y si tienes la mínima duda recoge muestras de todo—
En cuanto la deja lista, coge una bata y la tapa un poco. Apoya su mano en mi hombro.
— Estaré al otro lado de la puerta — me dice. En cuanto cierra suelto el aire que estaba reteniendo.
La miro. Se me hiela el cuerpo. Está más blanca que de costumbre. Una vía sale de su brazo derecho y en el pecho tiene unos parches para poder ver su corazón y saturación en el dedo. La destapo un poco y busco en su cuerpo algún rasguño o muestra de forcejeo. Excepto en la muñeca izquierda, en la que veo una pequeña marca de unos dedos, como si la hubiera sujetado para que no se fuera, no veo nada más. Respiro hondo y le quito las braguitas. Solo necesito ver si le han hecho daño. Cuanto antes podamos recoger muestras mejor y no se cuanto tardará en despertarse. Le abro un poco las piernas y nada más hacerlo veo que todo está bien. No tengo que indagar más. Conozco bien su cuerpo. Está todo bien. Lo sé. Lo veo. Lo noto. Le vuelvo a poner las braguitas y la tapo. Le doy un beso en la frente y salgo fuera con mi padre.
— Nadie la ha tocado— le digo. Mi padre apoya sus manos en mis hombros y los aprieta.
— Bien hijo, relájate. En un par de horas despertará, algo mareada pero estará bien—
— No se lo digas a sus padres, no me lo perdonaría nunca — le digo.
— Yo no diré nada. Estaré en mi despacho. Llámame si me necesitas —
Vuelvo con Lucia y me quedo sentado a su lado. Poco después empieza a sonar su teléfono. Es Jimena. Estoy muy cabreado con ella. Lo cojo.
— Lucia — Dice. Parece asustada.
— Soy Ezequiel —
— ¿Donde está, está bien? Hugo acaba de contármelo.—
— ¿Por qué la dejas sola Jimena? ¿Acaso no la conoces? ¿No sabes como es? Ella no es de esas amigas a la que sacas de fiesta y abandonas para irte a follar a los baños. Lucia no es de las que se dejan solas. Es la segunda vez que la dejas sola y mira... JODER — No dice nada. Creo que está llorando.
— Lo sé... perdona Eze —
— A mi no me tienes que pedir perdón. Está inconsciente. La han drogado. Por suerte no ha llegado a pasar nada porque tu amigo la ha encontrado, dale las gracias de mi parte — respiro hondo— pero Jimena, se acabó. Se acabó llevarte a Lucia por ahí— No dice nada. Como yo tampoco tengo nada más que decir cuelgo.
Necesito saber quien era ese hijo de puta con el que estaba Lucia. Pero ahora no puedo separarme de ella. Tres horas después se despierta. Aviso a mi padre, yo me quedo junto a ella y le agarro la mano. En cuanto abre los ojos siento que le cuesta.
— Lucia... — le digo. Me mira. Intenta enfocarme y yo le aprieto la mano.
— ¿Eze?— Su voz es melosa, como cuando se acaba de levantar.
— Si mi amor— Mi padre le mira los ojos y le pide que le siga el dedo. Lucia lo hace bien.
— ¿Cómo te encuentras? — Le pregunta. Ella le mira a él.
— Con una gran resaca y dolor de estómago— Me vuelve a mirar a mi.
— ¿Te ha llamado Hugo?, le pedí que lo hiciera—
— Si amor... me llamó—
— Dime que le diste la gracias — Me río.
— Lo hice, aunque estaba tan enfadado que por poco no lo hago— Suspiro— ¿Puedes contarme algo del tío que te hizo esto? —
Su gesto se endurece. Frunce el ceño, eso me hace entender que se acuerda.
— No quiero que hagas nada — Me dice.
— No voy a hacer nada— Le digo.
— No te creo— resoplo.
— Joder... vale, claro que voy a hacer algo. Te han drogado, y... ¿Sabes para que se droga a una mujer? Para violarla — Siento como se asusta y sus ojos se vuelven cristalinos— Tienes suerte de que Hugo te encontrara si no... — no puedo ni decirlo — Esto no puede quedar así—
— Es un hombre mayor. Es vecino. Creo que fue él. Porque me llevó a su habitación y me dijo que... — veo que mira a mi padre y él al entender que no quiere contarlo delante de él da media vuelta y se va — Eze... — dice en un susurro — desde la ventana de su habitación veía mi cama y me había estado espiando — me hierve la sangre. No puedo oír más. Ya me ha dicho todo lo que necesito. Le doy un beso en la frente y le digo que me voy.
— Volveré Lucia— Le digo.
— Por favor no hagas nada — Me grita.
En cuanto salgo por la puerta mi padre me agarra del brazo.
— No— me dice. Me suelto de él.
— Papá... la ha estado espiando a saber desde cuando. Desde su casa se ve la ventana de Lucia —
— Llama a Adrián— Me dice.
— No...—
— Pues lo haré yo — Coge el móvil y veo que empieza a marcar.
— Papá... joder es mi novia — en cuanto lo digo me doy cuenta de mi error. Era mi novia, ya no. Da igual, la quiero. Es mi vida.
— Adrián puede hacerlo sin que te metas en líos. Por favor. Yo también quiero que ese hijo de puta pague. Déjanos a nosotros—
— Déjame ayudar — Le pido.
— Tú quédate con ella- Cuando se acabe el suero, cámbiaselo y ponle un paracetamol, eso ya bastará para que esté mejor y pueda levantarse en un rato.  Te llamaré con lo que sea... — Se pone el teléfono a la oreja — Adrián, ha surgido algo.... no.... paso a buscarte y hablamos, en 10 minutos estoy en tu casa— cuelga y me mira — dame la dirección de esa casa — me dice. Lo hago y se va. Deduzco que ha estado escuchando tras la puerta todo lo que Lucia ha contado.

Descubriendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora