Capítulo 38

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**LUCIA**

No me esperaba para nada ver a Nil en el cementerio y mucho menos a su padre. Aunque si formó parte de la vida de mi madre cuando ella tenía mi edad, quizá conoció a mis hermanas. Es posible. Desde que ha llegado mamá se comporta de una manera extraña. Está como ausente. Papá no le suelta la mano a pesar de que ella no le quita los ojos de encima al padre de Nil.
Nil no deja de mirarme a mi y yo siento cierta atracción hacia él que aunque una pequeña parte de mi se excita, la otra lo repulsa. ¿Le pasará lo mismo a mi madre? A fin de cuentas, fue su primer amor. Me imagino a mi, reencontrándome con Eze después de perderle de vista durante años y ... sería abrumador. ¿Me sentiré así siempre que lo vea? ¿Acaso mamá quiere más al padre de Nil que a papá? Yo no me imagino queriendo con tanta intensidad a nadie como quiero a Eze. Aunque supongo que lo digo ahora, que solo conozco su amor.
En casa Eze no se despega de mi ni un momento, seguramente el hecho de que Nil ande cerca sea la causa. Pero me apetece hablar con él. Necesito aclarar ciertas cosas que aquella noche quedaron en el aire y no pude decirle. Pero me pongo en la situación contraria, si Eze me pidiera a mi hablar con alguna de sus ligues, me pondría frenética, colérica. No puedo pedirle eso.
Pasado un rato veo a mamá entrar con el padre de Nil. ¿Dónde estaban? Mamá parece haber llorado. Tío Sergio va hacía él y le abraza. No entiendo nada. Parece que eran buenos amigos. Entonces... ¿Por qué Adrián le tiene tanto odio? Lo busco y veo como le mira. Está tenso. Lo noto. Le conozco. Mira a mamá todo el rato y también mira lo que hace el padre de Nil.
— Estás muy callada — Eze me saca de mis pensamientos. Le miro y en cuanto lo hago me da un pequeño beso en los labios. Instintivamente cuando lo hace busco a Nil con la mirada y veo que me está mirando.
— ¿No te parece raro todo esto? No se... nunca he oído hablar del padre de Nil y ahora mi tío y él parecen íntimos... — Eze los mira.
— Mi padre me contó que él y tu madre fueron novios. Y que ella estaba muy enamorada de él, pero que él no le convenía.—
— Ya... algo así me ha contado Adrián — Le digo.
— Pues no le des más vueltas rubia, hoy están aquí... pero se irán y seguiremos nosotros con nuestra vida — arrugo la nariz.
— ¿Tú crees? Nil me dijo que nos veríamos... me da que han venido para quedarse — Veo que Eze busca a Nil y cuando lo hace se le queda mirando. No le gusta nada su presencia. Lo entiendo.
— Su padre quizá pase a formar parte de la familia porque ellos lo decidan, pero su hijo — siento como aprieta los dientes al decirlo — no va a ser parte de mi familia — lo comprendo.
— Eze... — le digo, agarro con mis manos su cara y apoyo mi frente en la suya — te quiero — es la primera vez que se lo digo así directamente y al hacerlo se le escapa una sonrisa.
— Amor... me haces muy feliz.—
Poder estar así con él, besarle delante de toda la familia, sentirme segura a su lado... es lo que llevaba deseando toda mi vida.
Papá y Adrián se encargan de preparar la comida en la barbacoa. Me gustan los días así. Mi familia es lo más valioso que tengo. Eze se aleja de mi para ir a mirar con Julen no se qué de una moto. Veo que Nil se acerca. Sabía que lo haría. Ha estado todo el día mirándome, buscando el momento.
—Te veo bien —me dice.
— No entiendo que hacéis aquí... — Le digo directamente. Necesito respuestas.
— Mi padre tiene... tiene relación con esas niñas — Lo que me imaginaba. Las conoció. Seguramente seguía viviendo aquí cuando mi madre y Adrián las tuvieron.
— Ah...—
— Oye Lucia... voy a quedarme por aquí un tiempo, y me gustaría poder empezar de cero contigo — en cuanto lo dice se me revuelve algo dentro. Busco a Eze, pero no lo encuentro. Me quedo más tranquila al saber que no me está viendo hablar con él.
— Estaría bien Nil — Le digo nerviosa por lo que estoy haciendo. Me da rabia sentirme así. Nunca había tenido que estar pendiente de con quien hablaba por miedo a herir a nadie.
— Te llamaré... — me dice justo cuando Eze empieza a acercarse y él a irse. Parece que lo tuviera todo coordinado.
— Anda que ha tardado el parguela en acercarse a ti en cuanto te dejo sola — me dice Eze nada más llegar a mi lado — ¿Que quería?—
— Quería arreglar las cosas Eze —le digo algo abatida. No me gusta estar enfrentada a nadie. Pero entiendo la postura de Eze.
— No hay nada que arreglar Lucia, no lo quiero en tu vida.—
No voy a discutir con él ahora. Y menos aquí. Hablaré con él, quizá esta noche. Pero es algo que tengo que zanjar. Entiendo que Nil le suponga un obstáculo en su ego, pero tiene que confiar en mi. Nil y yo hemos terminado y yo le quiero a él. No voy a hacer nada con Nil. Y si él quiere intentar arreglar las cosas, al menos quiero ofrecerle mi amistad. No voy a hacerme su mejor amiga. No voy a quedar con él para ir de compras, pero tampoco me apetece tener que cruzarme de acera si lo veo por la calle. Eze tiene que entenderlo.
Eze y yo nos despedimos pronto. Tenemos ganas el uno del otro y aquí ya no pintamos nada. Nos despedimos de todos. Nil y su padre siguen en la fiesta.
— Siento haberte asustado Lucia — Me dice el padre de Nil en cuanto me acerco. Mi madre que estaba junto a él, me mira.
— ¿Cuándo? — Pregunta ella.
— Lo vi en Menorca, Nil me llevó a su casa...—
— ¿Y porqué conoces tu a Nil? — Mierda, caigo en la cuenta que mis padres no tenían ni idea de mi relación con Nil, ni de que lo conocía ni nada. Busco a Adrián con la mirada para que me eche un cable pero no lo encuentro.
— Pues... le mordió un tiburón y le ayudé a curarle — No estoy mintiendo.
— Acompañó a mi hijo a casa... — prosigue el padre de Nil — y ahí la reconocí, María... es que es igual que tú.—
— Bueno Nacho, podrías haberme dicho que habías conocido a mi hija — Nacho... eso, se llama Nacho. Veo que empiezan a hablar y aprovecho para irme. No necesito más interrogatorio de mi madre.
Cuando voy a despedirme de Nil Eze tira de mi con fuerza. Le digo adiós con la mano y me recuerdo nuevamente que tengo que hablar con él sobre esto. No puede seguir así.
Vamos directos a mi piso. Solo son las 6 de la tarde, pero no importa. Tenemos ganas el uno del otro.
Eze me hace feliz. A su lado me siento bien y siempre ha sido así. La suerte es que además de ser pareja, somos amigos. Y a pesar de la diferencia de edad, nos entendemos. Cada día pasamos más rato juntos y él está cada vez menos en su piso.
— Amor... ¿por qué nunca quieres venir a dormir a mi casa? — ya tardaba en preguntármelo.
— No me siento cómoda... has estado con muchas chicas ahí — me acurruca en sus brazos y me hace sentir segura.
— Puedo tirar esa cama y comprar otra... — Suspiro. Que sea capaz de hacer eso por mi me hace feliz. Pero no es suficiente y me da rabia que así sea.
— No es solo eso... cada vez que vamos a tu casa me imagino ... cosas — Vuelve a apretarme entre sus brazos. Cuanto le quiero.
— Ninguna tía me ha importado nunca. Claro que he hecho cosas Lucia, pero... solo es sexo. No había amor.—
— Aun así... no sé Eze. Me da rabia. Yo nunca pensé que sería así. Yo veía a mis amigas con sus novios y siempre pensaba que eran muy celosas y posesivas, pero es que me veo por el mismo camino — con sus dedos traza círculos alrededor de mi ombligo. Me encanta que haga eso.
— El problema es que estas insegura. Los celos tienen dos partes. Una es la confianza en la pareja y la otra es la seguridad en una mismo. Se que confías en mi, pero tienes que quererte un poco más. Amor, eres preciosa... joder mira — Se incorpora un poco y me enseña su entrepierna. Puedo ver bajo el pantalón como le asoma el bulto de una erección — estoy así por ti, y solo estamos tumbados hablando.—
— No soy como esas chicas con las que te fotografías... — Se coloca encima de mi y me abre las piernas con sus rodillas para encajar su cuerpo entre mis piernas. Ese simple contacto me hace gemir.
— La belleza no solo es lo que se ve por fuera rubia...—
— Me encantaría que se girarán por la calle al verme pasar — se ríe.
— Lo hacen, créeme. Llevo viendo como lo hacen desde que tienes 15 años. He tenido ganas de partirle la cara a más de uno. No sabes lo protector que me he sentido siempre contigo... ahora entiendo por que.—
— ¿Por qué? — Le pregunto.
— Pues a la vista está. Porque he intentado cuidaros a todas por igual. Incluso a Carla al ser la más pequeña, pero siempre contigo me he sentido más... no se como explicarlo. Pero ahora visto que lo que siento por ti va más allá, quizá mi corazón ya sabía algo que mi cabeza no quería admitir — me derrite oírle decir esas cosas y le beso sin avisarle. Él me abre la boca y nuestras lenguas juegan mientras se aprieta más contra mi cuerpo.
— ¿Tú confías en mi verdad? — Le pregunto después de besarnos durante un buen rato.
— ¿A qué viene esta pregunta?—
— Se que tu eres seguro de tu mismo, y que por esa parte no tienes problema, así que veo que los celos, en tu caso, tienen que venir entonces porque no confías en mi — Eze suspira. Se echa a un lado y se tumba junto a mi, yo me tumbo de lado también y le miro.
— Si que confío en ti amor... no confío en los tíos. Conozco como pensamos. Somos unos depredadores. Nos da igual si la tía tiene novio. Yo mismo me he acostado con muchas que estaban... algunas casadas — me lo dice con vergüenza y me asombra.
— Pero yo no voy a hacer nada si no quiero... y NO quiero. —
— Vi el poder que ejercía Nil sobre ti — dice mientras se tumba boca arriba y mira al techo. No quiere mirarme. Yo miro su perfil. Es perfecto.
— En pasado — Le digo para calmarle.
— No lo quiero en tu vida — Dice tajante. Suspiro — por favor — dice esto último mirándome. No puedo negarme. Le hice daño. Lo entiendo. Tampoco es Nil amigo mío ni nadie importante en mi vida. Puedo prescindir de él sin problema.
— Claro... él no me importa nada— le digo.
Haber claudicado a su petición no me hace menos fuerte, ni a él el dominante. Hablamos del asunto y entiendo su dolor. Me pongo en sus situación. Le hice daño. Jimena me lo advirtió, un perdón no sería suficiente. Espero que esto si lo sea.

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