Capítulo 27

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**LUCIA**

En cuanto Nil y sus amigos se fueron de mi casa llamé inmediatamente a Eze. Necesitaba hacerlo. No cogí la moto y me planté en su casa porque cuando Jorge descubrió las plantas de marihuana de mi madre que tiene plantadas en el jardín de casa, se puso muy pesado y no paró hasta que cogí de la cajita donde guarda los cogollos secos y nos hicimos unos porros, al final acabé fumando más de la cuenta. Con Nil no me controlo. Con Nil pierdo mi voluntad. Pero por suerte a las 7 se fueron. Nil dijo que por la mañana temprano tenía que hacer unos recados antes de salir de nuevo hacía Menorca. Me besó. Efusivamente. Y se marcharon con la promesa de vernos en unos días. Y yo le tomé la palabra, porque si algo provocaba Nil en mi, era adicción a su cuerpo, a su piel sobre la mía... a sus orgasmos.
Pero nada más irse él, mis sentidos vuelven a la normalidad, como si él tuviera aparato inhibidor de señales, en este caso, inhibidor de mis pensamientos... los nubla y solo soy capaz de sentir y pensar por él. Pero en cuanto se aleja lo suficiente de mi... puedo pensar con claridad y Eze vuelve a mi cabeza. Lo llamo.
— Estoy muy cabreado contigo — Me dice nada más descolgar. Me lo merezco.
— Lo siento — No se que más decir, quería decirle muchas cosas, pero ahora no me salen las palabras.
— ¿Estás en casa? — Pregunta de mala gana.
— Sana y salva — Respondo con media sonrisa. Me alegra que aun así siga preocupándose por mi.
— En ese caso... voy a colgar. Estoy acompañado Lucia — Puñalada en el corazón. Eso si que no me lo esperaba, aunque siendo justos... yo he hecho lo mismo. Me he traído a Nil a casa y he disfrutado con él.
— Vale... — Digo sin más, quiero colgar para dar dramatismo al asunto pero él lo hace primero. ¡Mierda!
Me despierto con menos resaca de la que me merezco. Tengo un par de mensajes de Jimena, al parecer me vieron con Nil en Terry's porque me dice que la llame para contarle que hacía yo con cierto rubia macizorro en la discoteca. Y eso que ella se quedó en casa anoche... aun así, se entera de todo. Me meto en la ducha y cuando tengo la cabeza más despejada la llamo y le cuento todo. Detalle a detalle.
No sabe cuanto agradezco su amistad. Es un gran pilar para mi. Poder contar con ella incluso en estas circunstancias es fundamental. Quizá, si Jimena no fuera Jimena, me tendría que tragar yo sola toda esta movida, pero se que a ella le puedo contar todas estas cosas.
— Nil me altera los sentidos... — Le digo mientras camino por la cocina en busca de algo que llevarme a la boca. Me rugen la tripas.
— Nena perdona... pero lo que te tiene es sometida. Eres su sumisa. ¿Lo sabes no? — Me paro en seco. No soy nada de eso. Siempre le respondo, reprendo contra sus acciones y me revelo... no soy su sumisa. A mi no me controla nadie.
— No lo soy Jimena. No hay día que no me revele.—
— Pero siempre acabas cediendo... tu misma me lo has dicho. Te revelas porque te gusta que se imponga y que use incluso la fuerza. Pero eres su sumisa — Chasqueo la lengua — Y te pone cachonda — suelta entre risas—perra... —
— Oh... cállate — le digo.
— No te avergüences... a cada uno nos gusta lo que nos gusta. A mi me gusta que me aten... joder tendrías que probarlo... — arrugo la nariz al oír tal revelación, creo que es la primera vez que me lo dice, lo recordaría si antes me lo hubiera dicho, o quizá es que ahora le presto más atención a estos temas — y a nadie le tiene que importar más que a mi y a mis compañeros de cama lo que hago o dejo de hacer... si Nil y tu estáis en la misma onda... ¿que hay de malo?—
— Eze está muy enfadado — le digo cambiando de tema...
— Por dios Lucia... tienes un dios vikingo, palabras tuyas, que te hace ver las estrellas y ¿aún sigues emperrada con Eze?—
— NO es eso... es mi amigo... —
— Bueno... pues como amiga, le llamas, hablas con él, le pides disculpas y le invitas a tomar unas cervezas y ya está. Pero nada más. Luego cuando Nil vuelva la semana que viene te lo follas como la sumisa que él quiere que seas y a disfrutar coño... que pronto empiezas la uni y conociéndote, no vas a salir de tu casa para nada... que por cierto... ¿como va el piso?—
— Bien... en cuanto lo tenga mas o menos te aviso y te pasas a verlo...—
— Claro.. oye tengo que dejarte, entro a trabajar en un par de horas, tengo que ducharme y Marcos me llama para un nuevo asalto — Que envidia me da. Su vida ahora es fácil.
Vive con Marcos el chico con el que ahora ha empezado una relación o algo así, que bueno... eso puede salir o muy bien o muy mal, pero de momento hace que las cosas sean mejor. Son además, amigos. Y además de follar, ríen. Ella trabaja mucho y él también, pero desde casa pues se dedica a crear aplicaciones de móvil para una empresa. Lo que hace que cuando ella llegue cansada del trabajo él esté ahí, con la cena lista. Y cuando Jimena parece necesitar espacio, Marcos que la conoce se lo da y se marcha a pasar unos días a casa de sus padres. Creo que por fin a Jimena le puede funcionar una relación y creo que Marcos es el ideal para ella.
***
El Martes a la hora de comer aparece mi madre en la clínica. Casi hemos acabado con el piso. Está todo pintado y muchos de los muebles que pedimos nos los trajeron ayer Lunes y hoy por la mañana los han estado montando. Por la tarde pasaremos a ver como ha ido avanzando todo. Pensaba que había venido a buscarme  para comer, pero para mi sorpresa se lleva a Dani a comer fuera. Cosa que me deja un poco descolocada. Creo que las cosas entre ella y mi padre no van del todo bien y me temo que el divorcio de Dani y Dunia tiene mucho que ver.
Como llevo desde el domingo sin ver a Eze, decido llamarlo. Quizá comer con él, a plena luz y en un restaurante y con tiempo limitado, sea la mejor manera de comer como amigos y de poder pedirle perdón por mi actitud de mierda del otro día. Además de que necesito a mi amigo.
— ¿Puedes hablar o estás ocupado aun? — Soy una bocazas, lo sé. Lo llamo para pedirles disculpas y lo primero que hago es atacarle. Oigo como chasquea la lengua.
— Tienes suerte de que no soy capaz de estar mucho tiempo enfadado contigo... y de que noto en tu voz de que algo te pasa, si no... te digo yo donde iba a mandarte con tu saludo rubia — si es que tengo que quererle.
— ¿Comemos juntos?—
— En 20 minutos estoy ahí.—
Mientras espero a que venga me aseo un poco en el baño del despacho de Dani. Me siento en la silla de su escritorio y ojeo el móvil para hacer tiempo de pronto Eze entra.
— Me invitas tú a comer — Dice de pronto — Y ya veremos si te perdono. —
Cogemos el metro hasta urquinaona, cerca hay un restaurante japonés que nos gusta mucho.  En el trayecto, como siempre, puedo ver como las chicas se lo comen con la mirada. Algunos chicos también... y veo como Eze se deja comer. Le gusta ser el centro de atención. Disfruta con ello. Creo que lo lleva en la sangre. A mi eso... y que fume, creo que son las dos cosas que menos me gustan de él. No es que no me guste que él quiera ser el centro de atención, esa parte de su personalidad me gusta. Él es como es y todo él me gusta. Lo que no me gusta es que llame tanto la atención y que siempre tenga alguna chica detrás. Nunca estamos tranquilos cuando estamos juntos. Nunca hemos podido estar solos. Incluso cuando aun no era famoso, siempre había alguna chica revoloteándole. Y yo... aunque no soy celosa, no del modo enfermizo en que no se debe ser, si que soy muy recelosa de mis cosas. Y aunque Eze no es mi novio, si es mi amigo y me gusta que cuando está conmigo, su tiempo lo invierta en mi.
Conociéndolo, espero que el tema quede zanjado con la comida y que no hablemos de ello. Es algo bueno que tenemos. Olvidamos y zanjamos sin necesidad de sacar la mierda a relucir. Pero le noto inquieto y me temo que necesita hablar de algo. No me siento preparada para hablar de lo sucedido. Seguro que me pregunta por que Nil llevaba mis bragas en su bolsillo, o porque me comporté como una jodida perra. Dios, es recordarlo y me da una vergüenza que me muero. Así que mejor saco yo tema y le hago olvidar este.
— ¿Cómo llevan tus padres el divorcio? — Me mira con sus precioso ojos verdes mientras se mete un trozo de sushi en la boca. Espero una respuesta mientras le veo masticar. Hasta así está guapo.
— Pues creo que quien lo lleva peor es mi padre. Mi madre parece ... parece haberse liberado de una gran carga. No digo que no le quiera. Pero estar con mi padre... — Resopla— entiendo que mi madre haya pedido el divorcio.—
Me sorprende que diga eso. A fin de cuentas es su padre y todo el mundo siempre dice cuánto se parecen en carácter y él nunca lo ha desmentido. Así que básicamente es como estar hablando de él mismo.
— Empiezo a pensar que mis padres también se van a separar — Veo que le sorprende.
— No lo creo Lucia — Cojo el último trozo de sushi y me lo meto en la boca. Estoy que voy a reventar.
— Mi padre lleva semanas doblando turnos. Casi no para en casa. Mi madre está todo el día con tu padre y no quiero ni pensar que es lo que hacen y luego está lo del padre de Nil...—
— ¿Que pasa con él? — Me pregunta extrañado.
— No lo sé. Pero... parecía tener mucha nostalgia al verme y si ahora sabe dónde encontrar a mi madre, no creo que deje escapar la oportunidad.—
— Rubia... te tengo dicho que tienes que dejar de lado la vida de los demás y centrarte más en la tuya.—
— Ya pero es que la vida de los demás me afecta a mi directamente — Eze se ríe. Yo le miro molesta.
— ¿En que te afecta a ti?—
— Pues para empezar por culpa del padre de Nil, Adrián se ha empeñado en declararle la guerra a Nil y se me hace muy difícil poder quedar con él sin sentirme culpable — En cuanto lo digo veo que el rostro de Eze cambia. Deja de reírse y se torna serio.
— Y tu... que siempre haces caso a Adrián, en todo... has decidido desafiarle justo ahora. ¿Con Nil?... ¿Pero que cojones tiene ese tío? Explícamelo Lucia porque no lo entiendo...—
Pues yo tampoco lo entiendo. Pero eso no se lo puedo decir. No puedo contarle lo que Jimena me ha hecho entender, que me tiene sometida. Que me domina. Que soy su sumisa y que me pone tan cachonda que no soy capaz de separarme de él.
— ¿Qué ves tu en todas esas tías que te tiras? — Cuando no quiero responder siempre hago lo mismo. Giro el mango de la sartén y pregunto yo dominando así la conversación.
— Nada... no veo nada. Por eso me tiro a tantas. Me las follo y luego adiós. Pocas veces repito con la misma y cuando lo hago, la mayoría de veces es porque me olvido que ya me la he follado. No me importan. Es puro placer.—
— Pues a lo mejor lo mío también es placer — Estoy empezando a enfadarme y estoy alzando un poco más de lo debido la voz. Creo que los de la mesa de al lado nos están escuchando, pero no me importa.
— Si no lo sabes tú... — se friega la cara con las manos y luego me mira de nuevo — Lucia... no me cabe de duda de que debes estar disfrutando. El sexo es la leche y tu lo estás descubriendo, lo entiendo. Es normal. Lo acabas de descubrir. Cuando yo lo hice, los primeros meses necesitaba follar más de una vez al día... pero cuando estás con él eres... distinta. No eres mi rubia de siempre.—
— Nunca he sido tu Rubia Eze — Le suelto de golpe. Cojo el móvil que tenía sobre la mesa, el bolso que descansaba en la silla de al lado y me voy.
Eze intenta pararme cogiéndome del brazo, pero al verme la cara me suelta de golpe. Necesito pensar. Necesito respirar. Y todo porque... no se si tiene razón.
Salgo fuera y respiro el aire caliente de la calle. Entre el bochorno del sol, este Julio está siendo muy caluroso, y de todos los aires acondicionados, el aire que se respira es cuanto más agobiante. No me voy a ir así enfadada. Respiro hondo. Se que he cambiado. Se que no soy la misma. ¿Pero... que hay de malo en ello? Todos cambiamos en algún momento de nuestras vidas. Se llama evolucionar.
Cuando Eze sale me encuentra apoyada en la pared junto a la puerta.
— Te había dicho que me invitabas tú — Me recrimina nada más salir.
— ¿Tan poco te gusta la chica que ves ahora? — Le digo abriendo los brazos para que me vea bien.
— La de ahora me gusta... la que no me gusta es la que eres cuando estás con él. Es él quien te cambia.—
Me quedo callada. No se que decir. Quizá tiene razón... quizá si cambio cuando estoy con él. Pero así soy yo y a mi si me gusta. Me gusta como me hace sentir Nil. 
La vuelta a la clínica la hacemos en silencio, por suerte él se baja un par de paradas antes que yo y cuando lo hace respiro aliviada. Había mucha tensión entre nosotros. Es la primera vez que Eze y yo discutimos tan fuerte. Quizá solo necesitemos un poco de tiempo.

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