Capítulo 49

306 34 0
                                    

**LUCIA**

Salgo de examen con la sensación de haber hecho las cosas muy bien. Estoy contenta. En cuanto se fue Nil, me quedé exhausta y recién follada me fui directa a dormir. Me desperté a las 5 de la mañana y he estado repasando hasta justo entrar. Me ha ido bien. Más que bien. Estoy segura. Soy libre hasta mediados de Octubre que empiecen las clases. Aunque conociéndome, me voy a dar una semana y empezaré ya a mirarme las nuevas asignaturas para que luego no me pille el toro.
Enseguida me llega un mensaje de Jimena.
* Se que ha ido genial, así que como tengo una hora para comer, te veo a las 12 para celebrarlo en el restaurante que hay junto a mi hotel y lo celebramos* 11.13h
La adoro. Tengo el tiempo justo para recorrerme Barcelona de punta a punta y llegar para las 12. Así que me pongo en marcha. Le respondo diciendo que voy para allá. Me entra una llamada de mi madre.
— Cariño, ¿Que tal?—
— Muy bien mamá, mi media se mantendrá seguro—
— Me alegro cariño, ¿vienes a cenar a casa hoy para celebrarlo? — Recuerdo lo que me dijo Nil.
— Tengo planes mamá... mañana mejor—
— Para comer hija— me dice. Me sabe mal. Cuando se fue Lucas lo pasaron muy mal y ahora están solos. Yo he sido además siempre la más cariñosa, a pesar de que con mi madre he sido siempre bastante fría, Lucas aún más... pobre mamá. Todo el amor se lo ha llevado siempre papá.
— Vale.. te dejo, entro en el metro— Le cuelgo. Hoy va a estar llamándome todo el mundo. Todo el mundo menos Eze. Que no se que mosca le ha picado.
—Te digo que no se si quiero hacerlo— le digo a Jimena mientras me meto una aceituna en la boca.
— Hombre... pues deberías decírselo, porque esta noche es ya— Suspiro.
— Es que, no se como hacerlo. Parecía muy contento... — doy un sorbo a mi Coca-Cola con hielo. Hoy hace mucho calor.
— Pero a ver Lucia. ¿Que sois? ¿Sois pareja? ¿Le debes algo? ¿No verdad? Y aunque así fuera... tía que estamos en el siglo veintiuno— suspiro de nuevo.
— ¿Y si te digo que es que en realidad lo que me da es vergüenza o miedo?— se ríe.
— Si ya sabia yo— coge su cerveza sin alcohol y le da un sorbo.
— Está claro que si no lo pruebo nunca sabré si me gusta pero... no sé, planearlo así me da cosa, pensaba, cuando me lo propuso, en algo más espontáneo— La idea no me disgusta. En realidad desde que me lo comentó en Menorca la idea me seduce, me enciende, me pone cachonda. Pero siempre me la imaginé estando con él encendida, o quizá incluso algo bebida y de pronto uniéndose otra persona. Pero empezar de cero con dos... no se. Se me hace raro.
— Háblalo con él. En estas cosas tenéis que estar en sintonía. Nil te conoce, pero el otro chico no. Será mejor que dejes las cosas claras—
— Bueno, ¿cuéntame tu que tal con Marcos?— Se tira para atrás en la mesa y suspira. Uhm, mala señal. O va mal o está enamorada hasta las cejas y está asustada.
— Me ha dado un ultimátum y me jode mogollón— A Jimena eso le repatea— pero tía, por primera vez en mi vida creo que me lo estoy pensando—
— Ya solo por el hecho en si, deberías dejar de pensártelo e ir a por él—
— ¿Tú crees?— Me pregunta.
— En la vida te he visto como estás ahora. ¿Le quieres verdad?— Se mira las manos y luego me mira a mi.
— Creo que si—
— ¿Crees? Esas cosas no se creen. Se saben o no se saben— Le digo. Tengo tan claro desde siempre lo que siento por Eze.
— Si, si que le quiero pero... no se estar atada a nadie. Me gusta la libertad y Marcos es muy ...—
— Te conoce— le corto— si no le gustase como eres, si no supiera que contigo no puede ser de esa manera, no lo intentaría. Está claro que los dos tendréis que ceder un poquito. Ni tanto ni tan poco... pero, inténtalo—
— ¿Y tú con estos consejos como es que te va tan mal en el amor? — Me dice.
— Yo tengo claro que quiero a Eze y por eso mismo no puedo estar con él —
De camino a casa pienso en Eze. No se porque ha dejado de hablarme y me duele. No sé porque me ha apartado así de su vida pero que un día como hoy no me haya ni llamado, me inquieta y necesito saber que pasa. Me bajo en la parada del metro que da a su casa, una justo antes que la mía. Vivimos muy cerca. Si me dice que prefiere olvidarse de mi y me da unas buenas razones, lo haré, pero necesito saber. No puedo estar así.
Me sudan las manos cuando llamo al timbre.
— Lucia—
— Eze, tenemos que hablar—
— Ahora no— me dice. Estoy hablándole al interfono y me está poniendo nerviosa.
— ¿Estás acompañado?—
— ¿Qué? Claro que no— Dice ofendido.
— Pues ábreme y déjame subir— Oigo el sonido de la puerta y abro.
Mientras subo hasta su piso pienso mucho en lo que voy a decirle. Tengo demasiado claro que le amo. Pero no es fácil ni posible lo nuestro. Tengo que dejarle marchar. Además tampoco tengo muy claro que él quiera estar conmigo. Mejor así. Amigos. Eso si lo quiero. Y necesito que lo sepa. Que no quiero perderle. Es más, lo necesito en mi vida. Tiene que estar. No puede marcharse.
La puerta está abierta. Eze está de pie junto a la terraza. Parece nervioso y lo está, porque lleva un cigarro entre sus manos. Y desde que le conté que no me gustaba que fumase, delante de mi, había dejado de hacerlo.
— ¿Que tal el examen?— Cierro la puerta y me acerco a él.
— Ha ido muy bien. ¿Porque me evitas? — Voy al grano — ¿He hecho algo malo Eze?—
— ¿Qué? Claro que no..— A penas me mira. Sigue lejos de mi. Me acerco a él pero retrocede. Me paro en seco.
Respiro hondo...
No se que hacer.
No entiendo nada.
— ¿A qué has venido Lucia? — No sé que decir. Me quedo callada unos minutos.
— ¿Porque no me miras Eze?—
— No es un buen momento Lucia... vete por favor — Le miro. El cigarro se le ha consumido en los dedos. Su mirada sigue perdida. Mira mis pies.
La sensación que me invade el cuerpo en cuanto piso la calle no me gusta. No parecía él y he sentido que algo raro pasaba. Pero siento que algo se ha roto entre nosotros y que no tengo el valor de enfrentarme a sus demonios, o más bien la confianza. Ya lo dicen, amigos que se acuestan, pierden su amistad. Y yo no quería creérmelo, pero parece ser que así es. Porque siento que no puedo ayudarle, que no soy su apoyo, que ya no puedo estar ahí si se cae. Y aunque él estuvo el otro día, parece que ya no está.
—Tengo que contarte que en un par de semanas me vuelvo a Australia—
Me he planteado darle plantón a Nil. No me apetecía mucho salir. Más bien, quedarme en casa y atiborrarme de helado me parecía mejor plan, pero se ha presentado en mi piso y estaba tan guapo, tan él y yo tan excitada nada más verle que no he podido resistirme. Ha venido en su Jeep, yo voy sin bragas, con un vestido negro con topos blancos y unas sandalias rojas. Tras la cena nos hemos descalzado y paseamos por la playa, en un rato, hemos quedado con sus amigos en un chiringuito cercano, hoy pincha un Dj famoso y Nil ha conseguido entradas.
— Me alegra— Eso creo.
— Casi... casi me lo creo cielo — me atrae hacia él y me abraza rodeándome con sus brazos — Ven conmigo. Me muero por enseñarte mi vida Lucia. Esto no tiene que acabar aquí — Le miro. Con la luz de la luna sus ojos brillan. Que guapo es. Y que alto.
— ¿Y tu padre? —
— Tiene asuntos aquí... Piénsatelo, aun faltan dos semanas— Me besa y yo lo respiro hondo.
Irme con él. Solo serían unos días claro, pero...a pesar de que se que Eze y yo no podemos estar juntos, ni ya estamos juntos, algo me impide alejarme de él. Llevo toda la vida enamorada de Eze. Y lo que siento por Nil me asusta, porque aunque no es tan fuerte como con Eze, se le acerca y da miedo.
Cuando Yan y Jorge llegan me alegro de verlos. Me cayeron muy bien cuando les conocí. Me saludan y vamos hasta el chiruingito, entramos sin problema y nos guían hasta unos reservados que tenemos, menos mal porque está lleno y aunque ya no me incomoda ir sin bragas, con tanta gente, cualquier arrimón haría que se me subiese el vestido, y tampoco es plan.
Es el tipo de fiesta que le gustan a Eze y me descubro a mi misma buscándolo por toda la sala. Nil debe darse cuenta porque me pregunta un par de veces si me pasa algo, si estoy bien y si busco a alguien. Obvio no le digo nada.
Aprovecho un momento a solar con Jorge y me acerco a él.
— ¿Y de que conocéis a Nil?— Me sonríe. Debe pensar que soy una curiosa.
— Yan y yo fuimos de vacaciones a Byron Bay y ahí estaba Nil, surfeando como un dios. Y aunque nosotros sabíamos surfear, o eso creíamos, las olas de allí son... wow, increíbles, y bueno, él nos vio, le debimos dar pena— se ríe— además de que le dimos nostalgia, nos contó luego, al escucharnos hablar catalán, como su padre aveces le hablaba y se acercó a nosotros. Y al final lo que iban a ser 15 días se alargaron en los 3 meses de verano, luego él se vino algunos días por febrero y, y así ha sido cada año desde hace 5 años —
— Me dejas de piedra. No me esperaba esto—
— Nil es un buen tío Lucia— Lo sé.
Yan y Nil llegan con nuestras copas y bailamos, o bailan, yo les miro mientras muevo un poco el cuerpo para no desentonar. La noche pasa bien. Alegre. La música no está mal y yo sigo como tonta buscando a Eze. Si mirara sus redes seguro que habría subido un video y podría ver exactamente donde está, pero no estaría bien hacerlo. No debo hacerlo y no voy a hacerlo. Me reprimo.
Me divierto, bebo y pronto siento en mi cuerpo los estragos del alcohol. Nil me rodea con su brazos y pega su barriga a mi espalda. Baila pegado a mi. Me habla a la oreja. Me pone los pelos de punta. Mi cuerpo se aviva y me excito.
— Cielo... me apetece jugar un poco— se aprieta contra mi y siento su entrepierna abultada sobre mi espalda — estoy excitado — se me escapa un gemido. Veo a Jorge mirándonos con una copa en la mano. Yan sigue a su rollo, está hablando con los del reservado de al lado— Mírame—
Me gira. Me pongo de puntillas y le beso. Mientras lo hago él recorre con sus manos mi cuerpo por encima del vestido. De pronto, entre nuestros cuerpos se cuela una de sus manos y me toca, estoy mojada, y se lleva después ese dedo que me ha tocado a su boca. Me saborea.
— Voy a preguntarte dos cosas Lucia y quiero respuestas claras — Le miro fijamente a los ojos, aunque hay poca luz, ya me ha acostumbrado y le veo perfectamente — Te acuerdas que hablamos de estar tu y yo y otra persona, ¿verdad? — le digo que si con la cabeza— ¿Te apetece que sea Jorge?— se me corta la respiración por un momento, Nil no deja de mirarme. Cuando recupero el aliento miro a Jorge y luego miro de nuevo a Nil.
— Pero... —
— Se que fisicamente te gusta... lo he notado y confío en Jorge cielo — respiro hondo y me muerdo el labio. No es lo que me había imaginado. Planearlo así, me abruma. Me da vergüenza tenerlo planificado. Me esperaba algo más espontáneo. No sé que decir. Me quedo callada— Hagamos una cosa, déjame conducir a mi la noche, y si en algún momento quieres parar, tu solo dímelo. ¿Vale? — le digo que si con la cabeza, me he quedado sin palabras. Me da un pequeño beso en la nariz— y la segunda cosa es... ¿confías en mi?
— Siempre... — Le digo.
— Bésame y traga cielo — Lo hago. Y al hacerlo siento que me pasa algo con su boca. No se lo que es y aunque me planteo mil cosas ... es Nil, nunca me haría daño.

Descubriendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora