Capítulo 21

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**LUCIA**

En cuanto veo a Nil siento que el pulso se me acelera. Mi cuerpo empieza a recordar lo que sus manos hicieron conmigo y creo que estoy empezando a humedecerme. Su forma de mirarme me marea. En cuanto llego a su lado él me agarra de la cintura, me aprieta contra su cuerpo y me besa efusivamente. ¡Vaya! Eso si que no me lo esperaba. Ahora si que he mojado las bragas.
— Vamos — Dice nada más separarse de mi. Me enseña su mano y entiendo que quiere que se la coja. Lo hago y tira de mi con suavidad. Camino a su lado y le miro. Su actitud es un tanto distinta a la del otro día.
— ¿Dónde vamos? — Le pregunto mirándole. Él mira al frente. Parece decidido.
— Princesa. Primero voy a hacer que te corras y luego voy a llevarte a desayunar— Nada más oír sus palabras mis pies paran en seco. Me mira y vuelve a tirar de mi. Yo me pongo en marcha de nuevo automáticamente. 
— ¿Cómo? — Trago saliva al decirlo. Creo que me tiembla la voz. Me mira.
— Tienes las bragas mojadas y no quiero que estes así todo el día. Vamos a remediar eso primero. Luego desayunaremos.—
Me fijo en que no lleva los cascos. Salimos del puerto y vamos al parking. Allí cerca, hay un coche aparcado de color rojo. Un Jeep todoterreno enorme y alto, le pega, le pega mucho. Abre la puerta del copiloto y me hace pasar. Luego él sube. Arranca y en cuanto lo hace me mira.
— Abróchate el cinturón— Hago lo que me pide. Estoy... estoy excitada. Pero aún tengo la regla, creo que tengo que decírselo.
— Nil... — la voz casi no me sale y me aclaro la garganta, él no me mira, ha empezado a conducir y mira para adelante — es que tengo la regla.—
— Lo sé princesa. No te preocupes por eso.—
Conduce unos minutos. No sé donde vamos, pero no va en dirección a su casa. A ratos le voy mirando. Su forma de conducir es dominante, de macho alfa y sexy. No parece para nada un profesor de matemáticas ahora mismo. Parece una persona totalmente distinta a la del otro día.
De pronto entramos en un parking. Hay más coches aparcados pero no parece haber nadie. Parece un parking privado, de un edificio quizá, o de una oficina. Apaga el coche, pero deja el aire acondicionado encendido y me mira.
— No te muevas Lucia. Ni hagas ruido. Hay cámaras — Miro a mi alrededor y veo en las columnas cámaras y algunas otras en el techo — Esta zona de aquí es un punto muerto — me dice señalando mis piernas — pero tu cara es visible — le miro asustada. Sonríe — Tranquila — me dice.
Empiezo a temblar inconscientemente, él se hecha un poco hacía mi y saca su teléfono móvil, él que pone con una mano delante de nosotros como si me estuviera enseñando algo. Con la otra, me toca la rodilla.
— Separa las piernas princesa — Me dice. Su tono es autoritario. Hago lo me pide. Llevo un tampax y me da apuro que lo note, que toque el hilo. Me acaloro y se me encienden las mejillas.
Su mano sube por mi muslo. Con la otra juguetea con el móvil navegando por el internet, me va enseñando cosas de Menorca. Enseñándome fotos, no sé, no puedo pensar. Me toca pro encima de las bragas y creo que voy a explotar.
— Tranquila. Te correrás enseguida. No te apures — Me aparta las braguitas y me toca con el dedo pulgar mi hinchado clítoris, se me escapa un gemido y me reprende — las cámaras Lucia. Contrólate.
— No puedo — Le digo. Su dedo sigue moviéndose. Cada vez con más rapidez y creo que voy a correrme en cualquier momento.
— ¿Has chupado alguna polla Lucia? — Le miro estupefacta. Estoy a punto de correrme pero justo para. No. Otra vez no — Respóndeme.—
— No — Le digo — No pares.—
— Sh — Me hace callar — Hoy me la chuparás. Tranquila, aquí no — Vuelve a tocarme y se lo agradezco. Lo hace muy despacio y sin darme cuento empiezo a mover mis caderas en busco de más placer — Ya empiezas a moverte tú. Pronto harás lo mismo con mi polla. Me la pedirás tú. La ansiarás.—
Sus dedos siguen trazando círculos en mi hinchado clítoris y creo que no puedo más. Nil acerca la boca a mi oreja y siento que voy a estallar en mil pedazos.
— Solo cuando yo quiera y solo si yo te lo pido te vas a correr — Vuelve a parar la mano y suelto un bufido de frustración. No puedo más. ¿Por qué me hace esto? — Pero estás de suerte princesa, porque quiero que te corras.—
Siento de nuevo sus dedos sobre mi sexo, apretándolo, avivándolo. Está vez fuerte y rápido y no tardo ni 5 segundo en correrme con violencia. Nil ahoga mis gemidos en un beso rudo que acaba con un pequeño mordisco en mi labio inferior.
Se aparta de mi y me cierra las piernas con sumo cuidado. Yo le miro jadeante. ¿Que cojones acaba de pasar?
— Y ahora, vamos a desayunar princesa— Sale del coche y me abre la puerta del copiloto. Al salir me tiemblan un poco las piernas y Nil me sujeta. Al hacerlo me pego a su cuerpo y noto su tremenda erección clavándose en mi vientre. Le miro y me sonríe — Luego ya haremos algo con esto — Me dice a sabiendas que me he dado cuenta.
El desayuno transcurre con tanta normalidad que me siento como si estuviera con una persona totalmente distinta. Nil parece otro. Ríe. Hace bromas y vuelve a ser ese chico que me llevó con la lancha a la cueva. No es que no me gusté el Nil que me ha masturbado en el coche, es solo que se me hace raro, nada más. Mientras desayunamos un par de veces me toca la mano y la acaricia y yo creo que todo esto está yendo demasiado deprisa. Al fin y al cabo hace una semana que lo conozco y no se mucho de él. Aunque lo que se, me gusta.
— Esta noche hay una fiesta en la cala Tortuga. Y quiero que vengas — Arrugo la nariz y veo como se ríe — ¿porque haces eso? — Me pregunta señalándome la nariz.
— Es Lunes.—
— Estamos en vacaciones y en Menorca, aquí todos los días son sábado.—
Después de desayunar paseamos por unas preciosas calles perdidas entre medio de Menorca por las que no había estado nunca. Son estrechas y tienen mucho encanto. Nil me coge de la mano y yo me siento especial. En un par de ocasiones se para y me besa. Me acorrala contra la pared y me hace saber lo aún sediento de mi que está.
— Mira como me tienes aún — me dice apretando su aun importante erección contra mi cuerpo. ¿Como puede tenerla aún así? Por suerte para él, y para todos los transeúntes con los que nos cruzamos, lleva una camiseta ancha que le tapa toda su erección.
Cuando subimos de nuevo al coche para llevarme a Cupido me armo de valor. Con él me siento valiente. Quiero preguntarle algunas cosas. Necesito respuestas.
—¿Como sabías esta mañana nada más verme que... que yo estaba...— Vaya, parecía más fácil decirlo en mi cabeza.
— ¿Cachonda? ¿Mojada? ¿Ansiosa? — Me dice. Yo aprieto la piernas. Su forma de decirlo me quema. Me mira un segundo pero enseguida vuelve la mirada a la carretera — Lo mismo que ahora princesa. Te leo. Estás apretando los muslos. Has abierto ligeramente la boca, y tu respiración se ha acelerado — Me mira y nuestros ojos se encuentran — esta mañana nada más verme has reaccionado igual. Supongo que tu cuerpo ha recordado mi polla dentro de ti — Trago saliva y sin poder remediarlo me revuelvo en el asiento — ¿Necesitas correrte otra vez verdad? ¿Cuantos días hace que tienes la regla?
No sé si quiero responder a eso, no se di debo, pero con Nil no se negarme a nada.
— Hoy es mi último día. Ya... ya casi no estoy manchando — Le miro, él sigue con la vista al frente.
— ¿Has quedado con tu tío para comer?—
— No... - Sonríe.—
— ¿Tienes ganas de follar verdad princesa? — Si, si, si... me siento más húmeda que nunca. Mis pezones me duelen y el clítoris me palpita — Claro que si.— Responde él.
Un minuto después, en un desvio, da media vuelta y veo que va camino a su casa. ¿A su casa? ¿Con su padre? No puedo.  Nil conduce callado. Yo estoy nerviosa, ansiosa y nerviosa. Sedienta. Deseosa. Caliente y cachonda. No lo puedo negar. Nil enciende partes de mi que desconocia.
Cuando llegamos a su casa. Baja del coche y me abre mi puerta para ayudarme a salir. Es todo un caballero en ese aspecto. Me preocupa ver a su padre. No quiero verle.
— Mi padre no está — me dice de golpe, como si me leyera la mente. Me coge la mano y camina decidido para la casa.
Una vez dentro me conduce hasta una habitación al fondo del pasillo, es grande y luminosa y tiene una cama de matrimonio.
— Desnúdate — Me ordena. Le miro. No pienso hacerlo. No puedo. No quiero. No lo hago. Sale de la habitación y cuando vuelve yo sigo de pie, donde me ha dejado y vestida — He dicho que te desnudes princesa — me dice en tono autoritario pero con voz melosa. No se como puede hacer que esas dos cosas compaginen, pero lo hace.
— Nil... no me siento cómoda con mi cuerpo — Se acerca a mi, se queda parado enfrente unos segundos, se agacha, coge del bajo mi vestido y me dice que levante los brazos. Lo hago. Con él tan cerca. Sintiendo su presencia. Su olor. No me puedo negar.
Me quita el vestido y me quedo desnuda, solo con las braguitas que seguramente ya yacen empapadas y mis sandalias blancas atadas hasta las rodillas.
— ¿No llevas sujetador nunca? — Me dice mientras me mira los pechos.
— ¿Para que? Son muy pequeños mis pechos — Estruja uno entre sus manos se arrodilla y se lo lleva a la boca. Es tan alto que arrodillándose, le queda justo a la altura de la boca. Gimo. No lo puedo evitar.
— No quiero que nunca lleves sujetador. Y cuando vayas a verme, tampoco quiero que lleves bragas... ¿me oyes? — Le miro pero no respondo — Vuelve a meterse mi pecho en la boca y me muerde el pezón, me hace daño y me quejo — ¿Me oyes princesa? —
— ¿Cómo voy a ir sin bragas?—
— Quiero que cuando estés conmigo vayas sin bragas. ¿Entendido? — sin darme tiempo a pensar sujeta con ambas manos mis bragas y me las rompe —¿Entendido Lucia? —
— Si... — le respondo medio gritando. No le pienso hacer caso.
Estoy totalmente desnuda delante de él, pero él sigue vestido. Esto es realmente incomodo, aunque sin poder remediarlo estoy muy excitada.
— túmbate, dobla las rodillas y abre un poco las piernas.—
— Nil no... estoy con la regla — No me mira. Está cogiendo unas cosas de la mesa que antes ha traído. Yo le miro. Tiene un bol lleno de agua y una toalla, una cuchilla, jabón... ay dios, ¿que va a hacer?
— Princesa... me estoy cansando de que siempre me lo rebatas todo. Por favor, haz lo que te pido — Con un poco de miedo y otro poco de excitación hago lo que me pide.
Me tumbo. Pongo las manos en mi tripa e intento relajarme. Primero le miro. Quiero ver que hace, pero cuando veo que eso me pone más nerviosa, decido que es mejor mirar al techo. De pronto, siento que se pone entre mis piernas. Le miro y lo veo mirando fijamente mi zona íntima. Me pongo roja. No puede ser.
— Voy a depilarte. No te muevas.—
— ¿Por qué?—
— Me gusta más... y te gustará más. Levanta un poco el culo— Hago lo que me pide y veo como coloca una toalla debajo de mí. De pronto siento un dedo cerca de mi hendidura — Fíjate. Llevas tampax y aun así te gotea tu excitación. Estás demasiado caliente. Te prohibo que te corras mientras te depilo Lucia —-Me dice más serio de lo normal.
¿Cómo cojones voy a correrme mientras me depila? Eso es imposible.
— No te asustes — De pronto siento algo frío y el ruido de la espuma salir. Oh dios, el solo contacto ya ha avivado aun más mi excitación — Quieta — me dice.
Empieza a depilarme con sumo cuidado. No es que yo tuviera una gran mata de pelo. Pero no voy totalmente depilada. Me depilaba solo la zona del bikini. Nunca he necesitado depilarme más pues nunca nadie, hasta la semana pasada cuando Eze me tocó, nadie me había tocado.
Durante un buen rato Nil me va depilando con sumo cuidado cada recoveco de mi sexo. A cada contacto de sus dedos en mi piel yo me estremezco y en alguna que otra ocasión gimo sin darme cuenta y él la reprende contra mí.
Cuando termina coge la toalla que tenía junto a mis tobillos, y me la pasa por toda mi vagina para limpiarme. Se regodea y yo siento que mi excitación aumenta por momentos. 
— No te corras — Me dice de nuevo cuando ve que muevo un poco mis caderas. No puedo evitarlo. Le miro y veo que acerca su cara a mi sexo y sopla en mi hinchado y predispuesto clítoris. ¡No puedo más! Gimo. Nil me mira y nuestras ojos se encuentran — Con estas ganas ahora me la vas a chupar.
¡No!
Sale de entre mis piernas y con elegancia recoge todo lo de la cama y lo deja sobre la mesa. Yo cierro las piernas, no sin antes mirarme y tocarme. Me siento extraña, pero me gusta. Siento mucho más. Está mucho mas sensible todo.
De reojo veo que Nil se está desnudando. Su cuerpo es como poco de un dios. Y él lo sabe. Está de espaldas a mi y cuando se gira su gran verga está apuntándome. La miro y luego le miro a él. No creo que pueda hacerlo. Lo voy a hacer mal.
— Tranquila. Lo harás bien — Parece poder leerme la mente y me asusta — Ven — Me acerco al filo de la cama. Nil está ahí y me hace señas para que me siente. Con una mano se está masturbando lentamente la polla. Me mira fijamente y yo le miro a él y de vez en cuando a su mano — no me mires a mi, quiero que la mires a ella — me dice mirando ahora su polla. Le hago caso- Ahora es con ella con quien tienes que tratar. Cógela — Me dice. Llevo mi mano a su polla y él me la coge y me ayuda a que la mueva como quiere que lo haga — Así... con fuerza, sin titubear. —
No me puedo creer que esté así. Estoy... estoy tan ardiente que creo que si mientras muevo la mano, restriego un poco mi vagina contra la cama puedo correrme. Nil tensa los músculos del pecho y la barriga mientras le masturbo.
— Saca la lengua princesa y chúpamela. De abajo arriba. Saboréala sin miedo — Lo hago. Quiero hacerlo. Es más, me muero de ganas de hacerlo. En cuanto mi lengua toca la base de su polla oigo como gruñe y yo me avivo más. Subo la lengua hasta el capullo y ahí en círculos lo lamo entero — Así, sí...—
Nunca lo he hecho pero recuerdo que Jimena siempre hacía similitudes con lamer un calipo y así lo hago. Me la introduzco dentro sin que él me lo haya pedido y la succiono. Un liquido sale de la punta y lo saboreo para luego tragármelo.
Nil... me gusta...
Su polla me gusta...
Esto... me gusta...
No paro. Sigo lamiendo, chupando y succionando sin parar durante un buen rato. Me deleito en cada rincón. De vez en cuando él coge mi cabeza y pide más profundidad. Entiendo ahora cuando Jimena me contaba entre risas cuando casi se ahogaba. A mi... a mi esto me ha puesto cachonda. Y en cada sentimiento de ahogo, gimo. Y en cada gemido mío él gruñe. Al final estoy tan cachonda que empiezo a mover mis caderas buscando mi propio placer pero pronto Nil me reprende. Se agacha y me pega una pequeña cachetada y me dice que pare.
— No te puedes correr si yo no te lo permito — Resuello. Vuelve a ahogarme y al sacarla de golpe me tumba en la cama tirándome sujeta por el cuello. Mete la mano entre mis piernas y tira del hilo que sujeta el tampax que llevo metido. Cuando lo saca. Sin pudor lo observa. Yo miro lo que hace. Está casi limpio, solo tiene algún resto marrón. Lo lleva a la mesa y lo envuelve en un papel. Cuando vuelve junto a mi me abre las piernas con sus caderas y se queda encima de mi con las manos a cada lado de mi cara — ¿Que quieres Lucia?—
Mi respiración es agitada. No se que quiere que le responda. Quiero que me folle. ¿Es eso lo que tengo que decir?
— Te lo voy a repetir una vez más — me dice mientras roza la punta de su polla contra mi clítoris. Gimo y me revuelvo —¿Que quieres Lucia?—
— Quiero correrme... —Le respondo.
— Respuesta equivocada — Vuelve a frotarse y cuando creo que voy a correrme se separa de mi. Le miro frustrada y él me sonríe — ¿Que quieres princesa?—
— Quiero que me folles Nil... — Vuelve a frotarse lentamente y yo muevo mis caderas intentando introducir su polla en mi hendidura.
— Chica mala — me dice cuando ve mis intenciones — Si yo no quiero no va a pasar. Tienes que rendirte a mi. ¿Que ansías Lucia? ¿Que quieres de mi?—
— Tu polla Nil... quiero tu jodida polla dentro de mi — Le digo enfadada. ¡Dios! Estoy frustrada. Nil sonríe y la empieza a introducir lentamente, yo me sulfuro y aprieto de golpe cosa que me causa dolor y grito.
— Princesa... cuidado, aun no estás acostumbrada— Se queda quieto unos segundo y cuando el dolor desaparece y me relajo empieza a moverse lentamente — Tu boca es una jodida locura princesa — me dice mientras sigue moviéndose dentro de mi.
Yo casi no le presto atención, solo quiero sentirle. Aprieto mis uñas en su espalda y él gruñe.
— Quiero que te acuerdes de todo — sigue moviéndose. Creo que voy a llegar al orgasmo en breve — No puedes correrte si yo no te lo permito, así que relájate — en cuanto lo dice le miro y respiro hondo — cuando nos veamos, no quiero que lleves bragas y por último, de momento — me dice con media sonrisa — antes de irte... quiero que me des un beso a mi y otro a ella.—
— ¿Quien es ella? — Le digo entre gemidos.
— Mi polla princesa. Quiero que me beses a mi en la boca y a ella en la punta. Todos y cada uno de los jodidos días que nos veamos. ¿Entendido? — Sus movimientos se tornan mas lentos y yo me quiero morir. Ya empezamos con los juegos. Necesito correrme ya — ¿Entendido princesa?—
— Si... — le digo ofuscada.
— Buena chica — acelera sus movimientos mientras su boca busca a la mía y al final estallo en un orgasmo estremecedor. Él no para de moverse. Pero yo no puedo más — ¿Tomas la píldora princesa?—
— Si — le digo jadeante.
— Se que cuesta... pero aguanta... el siguiente orgasmo será mejor — Nil aumenta sus envestidas y poco a poco siento que voy a correrme de nuevo. Entrecruzo mis piernas en su espalda y él arremete contra mi con fuerza. No tardamos en corrernos los dos y él en caer sobre mi cuerpo agotado.

Descubriendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora