Capítulo 33

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**LUCIA**

El martes se me hizo raro volver a la clínica después de haber pasado todo el lunes sin salir casi de la cama con Eze. Por primera vez en mi vida tenía novio y no podía decirlo. Habíamos quedado así, que de momento era lo mejor. Él iba ha hablar con su padre y así enterarse de cuales podían ser las reacciones de los demás al saber lo nuestro. Yo... se lo tenía que contar si o si a Jimena. Así que en cuanto pude le envié un WhatsApp para ver si tenía libre para comer juntas. Luego puse el móvil en silencio y lo guardé en mi taquilla.
Un par de horas después, tras atender a una anciana, reviso mi móvil y veo que Jimena me ha respondido. A la una estará en la puerta de la clínica. Solo de leerla ya me pongo nerviosa.
Cuando quedan diez minutos para la hora de cerrar al medio día, como el paciente ya se ha ido, Dani me dice que puedo ir a cambiarme para salir a comer, que él también va a salir que ha quedado con su hijo. Me tenso. Eze me había dicho que quedaría con su padre para cenar. ¿Por qué había adelantado su cita?
Eze llega poco después. Intento actuar normal, pero creo que se me nota demasiado porque Dani nos mira a ambos y pregunta si es que acaso pasa algo, debe de hacerlo sin prestar mucha atención, porque de pronto cuando repara en su hijo y le ve se acerca a él de inmediato. Deduzco que no le había dicho nada de su cara, ni de la pelea claro.
— ¿Se puede saber que te ha pasado en la cara? ¿Es por eso que estáis así de raros? ¿Te metiste en una pelea por ella?—
Dani sigue preguntando mientras hace sentar a Eze en la camilla y le mira el ojo. Su hijo se deja hacer mientras no deja de mirarme a mi. Yo tengo el corazón en la garganta. Hace solo unas horas que estábamos en la cama lamiéndonos el uno al otro, deseando que no pasaran los minutos para yo no tener que venir a trabajar y ahora... ahora estamos aquí, intentando disimular que no me muero de ganas de besarlo.
— Me pelee con un gilipollas por mi novia — Dice de pronto. Me quedo sin aire. Eze me guiña el ojo y Dani al verlo me mira. Yo me quedo pálida. No se que hacer.
- ¿Quien? ¿Qué novia hijo? — Pregunta Dani, como ve que su hijo no responde, le mira y debe de entenderlo todo porque después dice... — ¿Estáis saliendo? ¿Desde cuándo? ¿A quien pegaste?—
— Papá... — dice de pronto — todo lo que preguntas es cosa nuestra. Lo único que necesito que sepas es que Lucia y yo estamos juntos. Y que de momento solo lo sabes tú.—
— Pues es mejor que así sea — Dice de golpe y el mundo se me viene encima. Eze se levanta y viene a mi lado para cogerme la mano. Se lo dije anoche. Que esconderme me resultaría agotador. Que no era algo que me apeteciese, pero él me aseguró que sería temporal, un par de semanas como mucho y con esto, con lo que dice Dani, no parece que vaya por ese camino.
— ¿Por qué? — le pregunta en tono seco.
— Por qué es como tu prima, porque os lleváis casi diez años, porque ... es complicado Eze hijo. Por favor. Ahora no puede ser — Eze me aprieta la mano.
— ¿Tu puedes follarte a su madre mientras estás con mamá y yo no puedo salir con Lucia solo porque es como mi prima? Cosa que No es... evidentemente— Tiro a Eze del brazo. Se está poniendo nervioso y no quiero que vuelva a estar enfadado como ayer.
— Vamos a comer hijo... tenemos que hablar. Lucia... creo que te esperan en la puerta — Me dice mirándome a mi. No sé que pasa. No sé que me están ocultando pero cuento con que luego Eze me lo explique.
Me voy a ir cuando Eze sujeta mi brazo, me tira hacía él y me da un beso en los labios delante de su padre. Me sonrojo. No me esperaba eso. Miro a su padre y veo que ha desviado la mirada. No se si lo ha hecho por vergüenza o por darnos intimidad. Dos días atrás diría que por lo segundo, hoy, dados los últimos acontecimientos me decanto más por lo primero. Definitivamente mi familia se está volviendo loca. No solo yo estoy cambiando.
Cuando salgo el calor hace que me cueste respirar. Que sofocante es el verano en Barcelona. Jimena al verme me da un abrazo y yo se lo devuelvo. Está arrolladora como siempre.
— Marcos y yo estamos super bien — dice de golpe. Me encanta verla así. Por fin. Centrada en un solo tío. Jimena ha sido siempre como Eze pero en chica. Y ha ido de flor en flor, lo que pasa que con la sociedad cavernícola que aún somos, por desgracia, a ella la han seguido tachando de puta, zorra y otros apelativos igual de feos  — ¿Que tal tú finde? — me dice casi sin mirarme.
— Nada del otro mundo — le digo sonriendo maliciosamente, debe notármelo en lo voz, porque me mira.
— Oh no... Lucia Illanes García ¿que me escondes? ¿Sexo escándalos con Nil? — En cuanto dice eso me percato de que voy a tener que contarle muchas muchas cosas. Y más cuando le suelte la bomba.
— Eze y yo estamos saliendo — Se para en seco y me para cogiéndome de los hombros. Tiene la boca abierta. Lo está exagerando. Lo sé. Quiere que sienta y vea su reacción bien.
— ¿Como ha pasado eso? — Pregunta de pronto — Tenemos dos horas Lucia... empieza a hablar o no llegas.—
Le cuento todo. Con todo detalle. Con Jimena nunca me avergüenzo de nada. Aunque reconozco que cuando llego a la parte en la que Nil metió sus dedos dentro de mi mientras Eze me esperaba en la ducha, me dolió decirlo tanto como ver la cara de Eze aquella misma noche. Jimena por suerte mientras le contaba todo se iba mostrando impasible.
Pero cuando termino. Como ya hemos llegado al restaurante, e incluso tenemos los platos en la mesa y estamos comiendo, se tira en el asiento hacía atrás y me mira.
— Me alegro mucho mucho por ti. Aunque siempre te he dicho que pasases de Eze... solo lo decía porque necesitaba que pasases página de una vez ya que él parecía no querer nada contigo, no porque él no me gustase para ti ni nada por el estilo. Pero... — Ahí va, el pero, respiro hondo — Lo que hiciste Lucia... — Me dice mientras su cabeza dice que no lentamente — tienes que pedirle perdón a Eze.—
— Lo hice — Le digo de golpe.
— No no no... - me dice ahora con el dedo — eso no basta tía. Lo que hiciste se eleva a infidelidad. Y no basta con un simple ramo de flores. ¿Me entiendes? Es de esas veces en que en las pelis el tío hace la mega sorpresa y la peli acaba en sonrisas y lágrimas de alegría.... — Le arrugo la nariz.
— Pero... —
— Está claro que te quiere, no estaría contigo después de eso, te lo aseguro. Es Eze... tiene un tía chasqueando un dedo. Y se ha quedado contigo, después de verte gemir por otro tío cuando aun estabas caliente por él... joder nena, la puta luna le tienes que bajar.—
En cuanto Jimena se va me quedo pensando en lo que me ha dicho. De camino a la clínica no paro de pensar en ello. Quizá tiene razón. Quizá no. Desde luego la tiene. Yo... todo esto es nuevo para mi. La única relación que tengo presente en mi vida, como prototipo es la de mis padres y nunca he visto peleas ni problemas, así que no se como actuar cuando pasa algo. Y las películas son eso... películas.
A medida que me acerco a la clínica vuelvo a ponerme nerviosa. ¿Habrán hablado Eze y su padre? ¿Que le habrá dicho? Aun quedan veinte minutos para las tres. Paloma suele llegar a menos 5, así que estoy sacando las llaves del bolso pensando que Eze y Dani tampoco habrán llegado cuando justo me los encuentro en la puerta. Ambos me miran. Eze me sonríe. ¿Eso es que todo va bien? Llego a ellos con las piernas como un flan. Estoy empezando a sudar por el calor.
— Estaré en el bar de enfrente hasta que llegue Paloma. Tenéis quince minutos — dice mientras mira el reloj. Y se va.
Eze me coge de la mano, abre la puerta de la clínica empujándola y cuando entramos cierra con llave. Cuando lo hace me apoya contra la puerta y me besa. Joder. Lo hace con prisas pero suavemente. Como llevo vestido una de sus manos se cuela por debajo y me toca por encima de mis braguitas. Se me escapa un gemido y noto como sonríe.
— Eze... ¿Tu padre nos ha dejado la clínica para follar? — Se aparta de mi lo suficiente para mirarme, yo estoy toda acalorada y cachonda, su mano sigue acariciando mi clitoris por encima de las braguitas. Se ríe.
— Claro que no. Quiere que hablemos — Sus labios vuelven a la carga y ahora besan mi cuello.
— Pues hablame Eze... ¿Que ha pasado?— Noto como me aparta las bragas y me toca. Estoy mojada. Demasiado.
— No nos interesa lo que mi padre tiene que decirnos amor. Da igual lo que los demás digan — mientras habla sus dedos se han colado dentro de mi — yo te quiero — dice sin reparar en que me está dejando sin aire fisicamente y emocionalmente — yo solo quiero estar contigo.—
Gimo y a duras penas puedo tenerme en pie. Pero intento concentrarme en sus palabras.
— ¿Que motivos te ha dado?—
— Amor... — me dice sacando los dedos de dentro de mi y desabrochándose el pantalón — Necesito follarte y solo tenemos 10 minutos. Vamos — Me coge de la mano y tira de mi hasta llegar al despacho de su padre. Me sienta sobre la mesa de su padre.
— ¿Aquí? — Le digo arrugando la nariz. ÉL se desabrocha el pantalón y se lo baja un poco enseñándome su preparada polla para mi.
— Mira como me tienes rubia... no me puedo aguantar. Ven — voy hasta él. Cuando llego a su lado, me gira quedando de espaldas a él — apóyate en la mesa y flexiona un poco las rodillas — nunca lo he hecho así. Hago lo que me dice. Me levanta el vestido y me baja las bragas.
Apoya su cuerpo contra el mío y me besa delicadamente en la nuca. Luego apoya su polla en mi entrada, la humedece y se abre camino en ella fácilmente. Estoy tan húmeda que todo es rápido. Grito cuando la tiene toda dentro y él gruñe. Empieza a moverse. Me sujeta de las caderas con ambas manos y me mueve a su antojo.
— ¿Te gusta así amor? — Que me lo pregunte me gusta. Giro la cabeza todo lo que puedo para mirarlo. Tiene los ojos clavados en mi trasero, viendo como su polla entra y sale. Los labios entre abiertos y los ojos entrecerrados. Está realmente excitado — Si pudieras verte rubia... eres deliciosa así. Joder. No voy a poder aguantar mucho más.—
Sus movimientos se aceleran y con ellos enseguida siento que voy a correrme. Mis gemidos aumentan y sus gruñidos y envestidas también.
— Eze... — Le digo justo antes de correrme. Cuando me voy un segundo después siento como le bombea la polla dentro de mi.
Su cuerpo cae encima del mío mientras las últimas sacudidas de placer nos envuelven. Giro un poco la cabeza y busco su boca. La encuentro y me besa.
— No te muevas. Un segundo — me dice.
Me ayuda a sacarla él, vigilando que no gotee su excitación de dentro de mi y lo manche todo. Cuando la saca, pongo la mano entre mis piernas y voy al baño a asearme un poco. Enseguida lo tengo a mi lado. Mojándose la cara y lavándose las manos.
— ¿Te apetece que vaya está noche a tu casa? — Nos miramos a través del espejo.
— Claro... —
De pronto escuchamos la puerta de la clínica. El sonido inconfundible del timbre cada vez que la puerta se abre. Eze sale del baño y veo que revisa que todo esté correcto en el despacho. Yo me rehago la coleta mientras. Cuando salgo Dani está en el despacho junto a su hijo. Veo que mira su mesa y luego me mira a mi. Me pongo roja como un tomate y sin decir nada salgo por la puerta para ir a mi taquilla a ponerme mi bata. Pero no me he alejado mucho que los oigo así que me quedo detrás de la puerta para escuchar.
— ¿Te digo que te alejes de ella y te la follas en mi despacho?— que vergüenza.
— Para dejarte claras mis intenciones papá. Que te quede claro que quiero a Lucia y que ni ese parguela ni su padre van a hacer que la deje — se me corta el aire. ¿Está hablando de Nil? ¿De su padre? ¿Que tienen que ver con todo esto? Corro al cuarto de taquillas en cuanto oigo los pasos de Eze dirigirse a la puerta. Por suerte no me ve.
La jornada es rara e incomoda. A las 6 cuando plego me encuentro con el Maserati amarillo aparcado en la puerta. Se que voy a encontrarme a Adrián sentado en el asiento del conductor así que voy contenta hacía él.
— Aquí está mi ojazos preferida — dice bajándose del coche.
— ¿Has venido a ver a Dani? — Le pregunto sorprendida.
— He venido con tu coche, ¿crees que he venido a ver a Dani? Vamos sube.—
En cuanto subo y respiro hondo, después de todas las tensiones que he pasado en la clínica me siento algo mejor. Estar con Adrián me reconforta.
— ¿Tienes algo que contarme? — Me dice apretando el acelerador. Le miro. Él aparta un segundo la vista de la carretea, pero enseguida vuelve a mirar al frente.
— ¿Lo sabes ya o es que de verdad me lo preguntas? — Se ríe.
— Me gustaría que me lo dijeses tú... — Suspiro.
— Pues si... Eze y yo estamos saliendo. —
— ¿Y que pasa con Nil?—
— Eso quisiera yo saber... ¿Porque Dani no quiere que Eze y yo salgamos y que tiene que ver Nil con todo esto? — Adrián aprieta el volante. Eso me hace pensar que o no lo sabía y enterarse le molesta sabe algo que no quiere contarme y le pone tenso.
— ¿Eres feliz con Eze? — Me pregunta de golpe — ¿Le quieres? — Me pegunta de nuevo al ver que no respondo. Me ha dejado descolocada — ¿Te quiere Lucia? —
— Si... Si a todo. Creo. Al menos hablo por mi.—
— Pues olvídate de lo demás ojazos. ¿Yo me encargo vale?—
Que me lo diga él, me reconforta. Adrián es el típico que cuida siempre de todos. Es como ese hombre que siempre sale en las pelis que lo da todo por su familia que sería capaz de matar.
Vamos al circuito de Montmeló. Y cojo el coche para descargar adrenalina.  Adrián siempre sabe que me hace falta para hacerme sentir mejor y sin duda hoy, después de los últimos acontecimientos, me hacía mucha falta. Pienso en cuanto me gustaría traer a Eze aquí conmigo y que me viera conducir.
A las 9 estamos de vuelta y Adrián me deja en mi piso.
— Aun me acuerdo de cuando traía aquí a tu madre — dice en cuanto voy a bajarme del coche.
— El domingo vi que ella y papá parecían haberse reconciliado... y tú tito... ¿porque no llamas a Karina? Ella solo quería un poco de atención.—
Creo que le sorprende que le diga eso. Al fin y al cabo Karina se fue cuando yo solo era una niña. Claro yo entonces no lo entendí. Pero ahora, sabiendo parte de la historia, entiendo a Karina. Entiendo lo que tuvo que pasar. Karina nunca fue su prioridad, a pesar de que mi madre estaba casada con mi padre, su prioridad era ella... y eso a Karina le pudo. Quizá a Dunia le ha pasado lo mismo.
— Karina no se fue por tu madre. Yo a tu madre la quiero, pero siempre he antepuesto su felicidad y ella es feliz con tu padre. El problema no es tu madre.  El problema soy yo... —
— ¿Porque?— Le insisto.
— Karina trabajaba en un strip-tease, ella me ayudó en un momento difícil. Siempre supo que mi prioridad era tu madre. Con el tiempo, después de que tu madre eligiera a tu padre me vi de nuevo perdido y Karina estuvo ahí para ayudarme. Pero al final ella no lo aguantó más. Yo.. vivía por tu madre y cuando naciste... por ti. Karina no soportaba que te quisiera a ti más que a ella. Con María lo entendía.
— ¿Es mi culpa?— Adrian coge mi mano.
— Claro que no ojazos—
— Oye... sobre lo de tu negocio —
— Te dije que prefería no mencionar más el tema...— Me interrumpe.
— Lo sé... pero... —
— Pero nada...—
No saco más el tema. Me acerco a él y antes de irme me acurruco en su pecho y le doy una abrazo. Luego subo a mi piso y cuando lo hago me encuentro a Eze sentado junto a mi puerta.
— ¿Que haces aquí? — Le pregunto.
— Entraba un vecino, y me dejó pasar — me dice mientras me sujeta del culo y me atrae hacia su cuerpo para besarme.
— ¿Hace mucho que me esperas?—
— No. Vamos... abre la puerta amor — me dice con prisas.
En cuanto abro la puerta nos volvemos una maraña de manos, lengua, caricias y saliva. A duras penas conseguimos llegar a la cama y cuando lo hacemos ya casi estamos sin ropa los dos. Jadeantes. Me tumbo y enseguida baja su boca a mi entrepierna. Pero me quejo.
— Espera... deja que me asee un poco — pero no me hace caso y pasa su lengua sobre mi hinchado clítoris. Me retuerzo. Me agarro a la cama con fuerza y vuelve a pasar la lengua — Joder ...— se me escapa.
Eze me lo come con pasión y mimo. Lame cada rincón de mi sexo por fuera y por dentro hasta donde su lengua alcanza y no para hasta que me corro. Cuando lo hago su boca busca la mía y me besa. Su sabor mezclado con mi excitación me resulta placentera. Le muerdo los labios, con cuidado cuando llego a la zona donde tiene la herida de la pelea. Su polla choca en mi vientre. Esta dura. Hinchada. Palpitante.
Cuando empieza a hacerme el amor se me tensan todos los músculos del cuerpo. Hacerlo con Eze es la mejor sensación del mundo. Con él... es maravilloso. Lo hace con sentimiento. Siento que me quiere en cada envestida.
— No sabes cuanto me gusta hacerlo sin barreras contigo ... sentir tu calor - -dice mientras se mueve lentamente dentro de mi haciendo círculos - Tu coño me succiona de una manera muy glotona. Me vuelves loco amor...— oír su voz áspera mientras lo hacemos me aviva aun más.
— Eze... — le digo entre gemido.
— Lo sé... noto cuando vas a correrte porque me aprietas la polla. Joder... me cuesta tanto no correrme contigo— Sus movimientos aumentan. Sus ojos se clavan en los míos — Vamos a corrernos juntos amor... tú y yo. —
Ajusto mis pies a sus caderas y la elevo un poco buscando un punto de presión en mi clítoris. Siento sus pesados huevos chocar contra mi culo. Uno, dos tres, cuatro y a la que va siete siento que no puedo más y me sale un grito que Eze calma enseguida con su boca.
— Suéltalo rubia... — dice. Él empieza a gruñir también dejándome su aliento en mi boca.
Un rato después, tras una ducha y tras haber cenado unos bocadillos de tortilla francesa que nos habíamos preparado, nos sentamos en el sofá a ver un rato la tele. Son ya las 12.
— Yo no puedo seguir este ritmo — le digo. Estoy tumbada sobre su pecho, mientras me acaricia el brazo y parte del cuello.
— ¿De que ritmo hablas? — Hace que me tumbe sobre sus piernas.
— Necesito estudiar. Ya sabes lo duro que es medicina. Estoy en tercero aun. Me queda mucho. Tengo que ponerme las pilas. Y tú tienes que trabajar... —
— En cuanto a eso... voy a dejarlo — Dice sin más. Me levanto y le miro. Me siento sobre sus piernas a horcadas. Eze lleva sus manos a mi culo.
— ¿QUÉ?—
— Llevaba tiempo dándole vueltas... y ahora más que nunca me apetece parar con todo esto — me dice.
— ¿Y que vas a hacer? —
— Bueno... aun no está del todo claro, y no será ya, pero mi padre se va a ir...—
— ¿CÓMO? — Le corto.
— Mi padre le deja la casa a mi madre y necesita poner espacio. El divorcio le esta destrozando y dice que se va a ir a Almería un tiempo. Y necesita que alguien lleve la clínica. Yo me especialicé en su campo cuando hice el MIR.—
Mi expresión cambia. Lo sé porque la suya también cambia al ver mi cara.
— Pero... ¿y todos tus contratos? — Eze me aprieta un poco más contra su cuerpo, haciendo que mi sexo quede justo encima del suyo. Empieza a tenerlo duro.
— He quedado con Lola el viernes para hablar de todo.—
Después de que Eze y yo volvamos a hacer el amor y tras su revelación, me cuesta conciliar el sueño. Además el calor no ayuda y tenerlo pegado y abrazado a mi hace que aun tenga más calor. Alcanzo sin moverme mucho el mando del aire acondicionado de la mesita de noche y lo enciendo. Eze también estaba sudando el pobre.
Por la mañana cuando me despierto con el sonido de la alarma para ir a trabajar Eze remolonea a mi lado.
— Voy a dejar de dormir contigo. Te levantas muy pronto — Me dice hundiendo la cara en la almohada — Empiezas a trabajar a las 9... ¿porque te levantas ya?—
— Necesito desayunar y ducharme antes — Son las seis y media y al final me dormí cerca de las 3. Hoy va a ser un día largo y duro.
— El desayuno te lo llevaré yo a la clínica más tarde. Ducharte te duchaste anoche y hueles a mi... así me recordarás todo el día y yo te llevaré al trabajo... ahora vuelve a la cama amor... — me agarra de la cintura y me acurruca en su cuerpo cogiéndome a modo cuchara. Yo me dejo hacer y como estoy tan cansada no tardo en quedarme dormida.
Me despierto sintiendo los labios de Eze por toda mi cara.
— Vamos amor... ahora si que es hora de levantarse — Miro el reloj de la mesita. Son las 8 y cuarto. Super tarde. Me levanto de golpe. Pero Eze tira de mi y vuelve a tumbarme en la cama — No tan deprisa rubia. Primero déjame un segundo.—
Me quedo tumbada. Dejando que levante mi camiseta y saboree mis pezones y juegue con ellos. Enseguida se me ponen duros y me excito.
— Eze... —
— Shh.. — me hace callar — Será rápido, lo prometo— Mientras sus labios y su lengua juegan con mis pezones una de sus manos se cuela entre mis bragas y enseguida toca mi humedad — Mira... preparada para mi.—
5 minutos después estoy soltando los últimos gemidos de placer mientras Eze los recoge con su boca.
— Ahora si estás lista para ir a trabajar. Vamos vístete. Te llevaré en coche.—
Empezar así el día no está tan mal.

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