Capítulo 34

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**ADRIAN**

Desde que Nil apareció por Cupido con la excusa del mordisco supe que algo no iba bien. Lo reconocí al instante. El parecido con su padre era demasiado. En cuanto averigüé dónde estaba Nacho y me presenté en su casa, pude ver miedo en su cara, aunque intentó disimularlo muy bien, a mi no consiguió engañarme. No le pude sacar nada en claro. No esperaba que me contara sus intenciones, pero, quizá podía averiguar algo. Ese día solo descubrí que tras su accidente, aquel que yo le había ocultado a María, se había quedado en silla de ruedas.
Los días que estuvimos en Menorca el acercamiento de Nil hacía Lucia sabía que era intencionado, que otra cosa podía ser si no, pero al verla a ella tan feliz, no quise de momento apartarla. Nil solo trataba de seducirla, y hasta donde yo sabía ella estaba enamorada de Eze y con él solo estaba pasando el rato.
Pero al volver a Barcelona todo cambió. María recibió la llamada de Nacho y Nil sigue detrás de Lucia. Estaban adentrándose en el terreno. ¿Pero porqué? ¿Que querían conseguir con todo esto?
Llamo a Nacho en cuanto Lucia me cuenta lo de Eze y la veo tan preocupada. Le propongo quedar. Acepta enseguida, creo que tiene tantas ganas como yo de aclarar ciertas cosas. Me dice que está en el ático. En cuestión de 15 minutos ya me encuentro allí.
— Si quieres una cerveza, en la nevera la tienes, disculpa que no me levante— Me dice. Me levanto y voy a buscar una. Le pregunto si él quiere y como me dice que si, llevo otra para él.
— A ti te tengo calado Nacho. Tengo claras tu intenciones. Quieres a María. Pero quizá la María de hace veinte años ante cualquier palabra tuya lo dejaría todo, ahora el que manda para ella es Diego — Se que le hago enfadar porque aprieta los puños. Aunque se resiste a demostrarlo.
— No he venido a por María — Dice.
— Mientes tan mal como antes. —
— He venido por el aniversario de mis hijas —Ahora aprieto los puños yo.
— Mi hijas Nacho — Le digo apretando los dientes. Veo como sonríe.
— En el libro de familia no dice eso — Dice.
Sabe como jugar conmigo. Se que hice mal en irme. Se que cuando María decidió empezar una vida con Nacho después de dar a luz a nuestras hijas yo me sentí tan traicionado que necesité tiempo para asimilarlo y desaparecí. Y ella, temiendo que esas hijas crecieran sin padre aceptó que Nacho las adoptará. Debí aparecer en ese momento y reivindicar lo que era mío. NO lo hice y ahora no tengo derecho a hacerlo. Pero me da igual. Son mis hijas. Sangre de mi sangre.
— Me importa una mierda el libro de familia. Yo tengo una familia con María, cosa que tu no— le digo.
— Tu con María no tienes nada. Por mucho que su hija te llame tito, no eres nada en su vida — Me reprimo mucho para no ir a reventarle la cara. Tengo que recordarme que está en silla de ruedas y por lo tanto, no estamos en igualdad de condiciones.
— Quizá ella se ha tragado tu mierda de mentira del aniversario pero a mi no me engañas — le digo. Se ríe.
— Solo me importa lo que ella se crea Adrián. ¿Te ha preguntado ya porque no le contaste que Julia había muerto? — Se me para el corazón. Si María sabe que yo lo sabía debe de estar muy enfadada conmigo — Apuesto a que su actitud contigo ha cambiado. —
— Nacho... — le corto, no puedo permitir que me provoque más — ¿Que quiere tu hijo de Lucia? Es una niña... ¿Que pinta ella en todo esto? — Le cambia el rostro.
— En los planes de mi hijo yo no me meto... Yo no se nada — Se que miente. Tiene que mentir. Nil se está acercando a Lucia por algo. Seguro.
— No me creo que sea una casualidad — cojo la cerveza y doy un sorbo, aun no he bebido y se me está empezando a quedar la boca seca.
— Yo no he dicho eso...—
Me levanto para irme, no quiero oír más. Nacho solo intenta provocarme. No va a decirme nada. Está jugando conmigo y aunque mi plan al llegar era tener una conversación muy distinta en la que yo salía ganando, me temo que estoy perdiendo los estribos.
— Si tu hijo se acerca a Lucia tendremos problemas — Le digo mientras dejo la cervera encima de la mesa y hago ademán para irme.
— ¿Me estás amenazando? He sido muchos años Mosso D'escuadra aquí, tengo muchos contactos... —
— Quizá a ti se te ha olvidado quien soy yo Nacho, y todo lo que he hecho y soy capaz de hacer — Le digo justo antes de irme y cerrar la puerta tras de mi. No pienso ni darle oportunidad a que me responda.
Salgo a la calle y cuando me subo al Maserati, como se que Diego está trabajando llamo a la única mujer que se que en estos momentos puede ayudar a calmarme.
Mientras conduzco su voz suena por los altavoces del coche.
— Adrián...—
— Hola ojazos — Respiro hondo. Ya solo oírla hace que me calme un poco y aflojo los puños que apretaban fuerte el volante — Necesito verte. Hoy yo te necesito. Por favor. —

Descubriendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora