**LUCIA**
Abro los ojos y veo a Eze junto a mi, con su cabeza apoyada en mi brazo. Lo muevo y en cuanto lo hago levanta la cabeza y me mira. Me encuentro fatal pero mucho mejor de como estaba hace unas horas. Deduzco que deben ser las 6 o 7 de la mañana por la luz que entra por las ventanas. Tengo la boca seca.
— ¿Como estás? — Me pregunta. Parece cansado. Debe de llevar toda la noche aquí sentado a mi lado.
— Mejor, pero tengo sed — Se levanta y coge un vaso y una botella de la mesa y lo llena con agua, me lo tare y me ayuda a beber un poco.
— ¿Estás bien? — Le pregunto.
— ¿Me lo preguntas a mi? Yo estoy bien Lucia.
— Me alegra que estés a mi lado — Le digo recordando vagamente que le conté todo y que parecía con ganas de querer irse a pegarse con alguien.
— No me voy a ir— Me besa en la mano — Me alegra que me llamaras a pesar de estar enfadada conmigo— Me dice.
— Eres el único al que me apetecía ver en ese momento, el que sabía que vendría fuese como fuese a buscarme. Sabía que me encontrarías —
Empiezan a pesarme los párpados y me siento cansada.
— Tengo sueño — Le digo casi sin voz.
— Duerme, no me voy a mover de tu lado— me dice.
***
A las 3 de la tarde me estoy duchando en mi piso. Eze me ha traído y se ha empeñado en quedarse conmigo. El vibrador seguía encima de la cama. Todo estaba tal y como lo dejé anoche. Me da igual. Necesito una ducha. Cuando salgo. Mi habitación está recogida y la casa huele a comida. Voy al salón y está Eze en la barra de la cocina con todo de comida encima de la Isla.
— A comer— Me dan nauseas solo de pensarlo.
— No me entra — Me deja unas pastillas junto a un vaso de agua.
— Tómatelas y te cortará las nauseas, pero tienes que comer, solo así te sentirás mejor — Hago lo que me dice y empiezo a comer un poco. Él me mira. Casi no come. Solo me observa. Está raro.
— Ya vale Eze — Le digo.
— ¿Que pasa?—
— No me gusta como me miras. Me miras con pena. Mira, podía soportar cuando solo me mirabas como una hermana, una prima o una amiga, yo que se... pero ahora con pena no — Dejo el tenedor con rabia — No ha pasado nada. Estoy bien. Solo ha sido un susto. Ya está. Vamos a olvidarlo. Por favor.
— Está bien— Me dice.
— Pues come — Le digo. Me hace caso.
Tras comer él es quien lo recoge todo, a mi me manda al sofá y mientras hago zapping me llega un mensaje de Jimena.
*Lo siento, soy una mala amiga, prometo compensarte, dime día y hora y reservo cita en el spa que llevas semanas insistiendo que vayamos. Te quiero* 16.12h
*No fue culpa tuya. Te llamo mañana y hablamos. Te quiero* 16.13h
Cuando Eze viene a mi lado y se acomoda veo que está agotado. No habrá dormido en toda la noche y en toda la mañana tampoco. Dejo que se tumbe y me pongo en sus pies poniéndolos sobre mis piernas. Doy al play a la película que he buscado a sabiendas que no va a ver ni como empieza. Y efectivamente en cuanto vuelvo a mirarle ya está dormido.
En cuanto acaba la película, apago la tele y bajo un poco la persiana para que Eze puede descansar bien. Hace calor, así que le enciendo el aire y me voy a la habitación para leer un rato. Pasan las horas. Me duermo.
Me despierto siendo ya de noche. Me muevo en la cama. Tengo el aire puesto. Yo no lo encendí. Debe de haber sido Eze. Me muevo en la cama y noto que hay alguien. Es él. Me giro y me acurruco a su lado. Se remueve un poco y parece que me siente aunque sigue dormido. Me abraza y yo vuelvo a dormirme.
Cuando abro los ojos de nuevo veo la cara de Eze pegada a la mía. Me está mirando. Sonrío.
— Buenos días rubia — Me estiro. Necesitaba mucho dormir.
— Buenos días moreno — Le digo. Me mira los labios y cuando creo que va a besarme se levanta de la cama. Es mejor así, yo misma opino que debemos ser solo amigos. Lo hemos intentado pero no ha funcionado. Eze tiene demasiado pasado y yo demasiados celos e inseguridades para poder estar a su altura. No nos iría bien
— Vamos... a desayunar— Me dice— Es día de playa, tus padres deben de estar esperándote — Mierda, se me había olvidado.
Me planteo seriamente llamar y decir que no voy a ir a la playa, pero me vendrá bien. Además no parece que Eze vaya a aceptar un no por respuesta pues está en mi vestidor cogiendo mis cosas. Le miro aun con la boca llena de la tostada que me estaba comiendo.
— ¿Vas a elegir mi bikini también? — Está poniendo la toalla, la crema y las gafas de sol en la mochila de la playa.
— El que más me gusta es el rojo, luego tu ya ponte el que quieras — pues ahora solo me apetece ponerme ese, pienso. Lo cojo de la estanteria y me quito las bragas, como llevo una camiseta no se me ve nada, pero veo como me mira de reojo. Me subo el bikini. Luego me quito la camiseta y veo que va a irse. Mis pechos están al aire.
— ¿Te incomoda verme desnuda? — Le pregunto.
— Lucia... llegaremos tarde— ¡Vaya! He pasado definitivamente al lado de "solo amigos".
Me lleva hasta la playa y una vez ahí veo que no aparca, lo miro.
— Tengo que irme Lucia. Esta noche tengo una sesión de fotos y tengo que prepararme — Me duele que no me pida que le acompañe, antes siempre lo hacía. Quizá es que ya tiene compañía.
— Claro, gracias por la compañía — Le digo intentando que no vea que estoy afectada. Se acerca a mi y me abraza. Pego mi mejilla en su pecho y aprieto mis brazos en su cintura.
— No vuelvas a salir por favor, si lo haces, llámame. Prometo no estorbarte, pero estando cerca de ti me sentiré más cómodo — Le miro. Joder que difícil es todo esto.
— Solo lo hice porque estaba enfadada y ... rabiosa — le digo recordando lo de ayer — entraste en mi casa y me viste y al final me quedé ... — no quiero decir nada más. Eze me suelta. Yo me aparto de él.
— Te llamo mañana — Me dice. Le miro y como veo que esto nos está incomododando, a él parece que mucho más, me bajo del coche y me voy.
Vuelvo a tener ganas de llorar. Me doy cuenta de que nunca vamos a ser los mismos y eso me duele mucho más que el haberlo perdido como novio. Algo se ha roto en nosotros y no se si voy a poder soportarlo.
Cuando llego a la playa veo que está mi madre, mi padre, Dunia, Lorena, Blanca, Fran, mi hermano, su novia y Carla, pero ni rastro de Adrián o Dani. QUe raro. Les saludo a todos.
— Ya iba a llamarte Lucia — Me dice mi padre.
— Me he liado estudiando y se me ha ido el santo al cielo papa — le miento.
El día es raro. Antes estar aquí era mi válvula de escape, hoy me siento enjaulada. Pronto digo de irme. Pongo por excusa que estoy cansada y que en una semana tengo el examen. Lo entienden. Saben como me pongo cuando llegan estas fechas. Nadie se ofrece a llevarme porque creen que he venido en mi moto y yo no les saco de mi error. Ya pediré un taxi.
Cuando llego a la carretera, me detengo. Me entra el miedo. No me había pasado hasta ahora. No quiero irme hasta casa sola, pienso en que puedo hacer. No voy a molestar a Eze. Son las 4 de la tarde y debe de estar liado. Jimena está trabajando y Adrián no se donde debe estar. Pienso en Nil. No nos hemos visto desde que pasó todo esto con Eze, pero si que hemos estado hablando y se está convirtiendo en alguien importante para mi. No se si cuando Eze lo sepa le sentará muy bien, pero ahora que ya no somos nada, supongo que tampoco tendrá mucho que decir.
— Hola preciosa—
— Oye Nil... ¿Estás ocupado? — oigo como se despereza, debía de estar en el sofá o algo.
— QUe va, aburrido tirado en el sofá, dime—
— Estaba en la playa y quería volver a casa pero no tengo como... ¿me acercarías y te quedas conmigo? No me apetece estar sola...—
— Claro... dame media hora—
Mientras le espero me compro un helado. En cuanto aparece doy gracias a dios porque ha venido en coche. Adoro ir en moto, pero voy cargada y estoy llena de arena y sudada. Se baja y me da un cálido abrazo que agradezco infinitamente.
Nil y yo estamos en la terraza. He encendido un porro. Suave. Me apetecía. Casi todo se lo está fumando él, pero le doy alguna calada. He necesitado cogerlo porque estando con él me siento siempre alterada, excitada y como con ganas de sexo todo el rato. Necesito hablarle de lo que pasó porque aunque yo pensaba que no me había afectado hoy solo por el hecho de tener que coger un taxi sola me ha entrado miedo... ¿y si cuando me toca empieza a darme la paranoia y me angustio? Necesito contarle lo que pasó y como me siento.
— Cuéntame que te preocupa princesa — me dice. Me parecía fácil, pero desde que ha llegado he estado evitando el tema.
— El viernes pasó algo... — me mira extraño — no pasó nada en realidad pero... bueno me asusté—
— ¿Que pasó Lucia? — me corta. Le estoy dando rodeos.
— Discutí con Eze, me cabreé y solo me apetecía salir y desfasarme. Así que llamé a Jimena y estaba en una fiesta en casa de un tipo. Un tipo que ni ella conocía— Suspiro.
— Continua — Noto que se tensa.
— Está cerca de casa de mis padres y como Jimena estaba por ahí con Marcos y me quedé sola, no se... se me acercó un hombre y empezó a charlar conmigo. Al parecer era el dueño de la casa. Era mayor que yo y que tú. No sé que edad tenía pero unos 35 o 36 supongo. No lo sé — Me rasco la cara y masajeo mis sienes con los dedos, joder... que dificil es— no se, no me acuerdo mucho Nil... me drogó. Pero me acuerdo que me contó que me conocía, que me había estado espiando porque desde su ventana se veía mi habitación y me había visto... tocarme— esto último lo digo casi sin voz.
Nil se acerca a mi y coge mi mano. Me mira directamente a los ojos.
— ¿Te tocó Lucia? — le digo que no con la cabeza y veo que suelta aire.
— Entró Hugo y le debió cortar el rollo al tío porque me soltó de golpe y Hugo me sacó de ahí. Eze vino a buscarme— Lleva mi mano a su boca y le da un beso en mis nudillos— Estuve en la clínica con medicamentos y vigilada toda la noche y parte de la mañana—
—¿Estás bien? — Le digo que si con la cabeza. Como está sentado en el suelo me levanto de la silla y me siento sobre sus piernas. Encajando mi cuerpo encima del suyo. Le miro.
— Si, solo quería que lo supieras— Se queda callado unos segundos y me mira. Creo que me está leyendo. ¿De verdad leerá mi mente? Siempre me ha dado esa sensación con él.
— Yo nunca voy a hacer nada que tu no quieras— Me dice mientras acaricia mi espalda — te leo, leo tu cuerpo y se que todo lo que hago contigo te gusta. Por eso te lo doy. No te creas que yo soy así siempre. Pero en ti vi algo... y tu forma de rendirte a mi, de humedecerte con solo una orden mía... — empiezo a humedecerme, lo noto. Lo sé porque siento como me palpita el clítoris— como ahora. ¿Quieres que te toque? ¿Tienes ganas de correrte? ¿De sentir mi polla? Yo te voy a dar todo lo que quieras y necesites, pero a mi manera, porque se que es la manera que más deseas—
Sus manos estás estrujando mis pechos. Me mira directamente a los ojos y yo me muerdo el labio.
— Nunca voy a hacerte daño Lucia. Tú solo dime para y pararé.—
— No... no pares — le digo. Me remuevo encima de él y siento como su polla se pone dura debajo de mi.
— A mi también me pones a cien con tu forma de tratarme. Cuando te dejas seducir por mi. Como te mueves. Tus gestos. Me vuelves loco Lucia. Nunca había sentido esto... contigo no me canso de follar—
— Desde que me tocaste hace una semana... nadie me ha tocado— no se porque se lo digo, pero siento la necesidad de hacerlo.
— A mi tampoco me ha tocado nadie cielo. Solo soy tuyo hasta que tu digas basta — me gusta oír eso. Eze no es capaz de tenerla guardada ni un segundo.
Le beso mientras con sus manos recorre mi cuerpo. Yo hago lo mismo con las mías. Acaricio su nuca, su cabeza, su espalda, su barriga. Le deseo. Toco sus abdominales. Ahora mismo le deseo con todas mis fuerzas. Me levanto de encima de él y gruñe. Me río.
— Vamos dentro. No quiero que nadie nos vea— le digo recordando que alguien puede vernos. Ahora soy yo quien tira de él. Llegamos a mi cama y bajo al persiana para que desde fuera no nos vean. Cuando me giro, veo que me está mirando.
— Desnúdate cielo — me ordena— Y túmbate en la cama boca abajo con las piernas abiertas. Vamos a jugar.
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Descubriendo a Lucia
RomanceEl tiempo ha pasado y ahora los hijos son los protagonistas. Lucia vive enamorada de Ezequiel desde que tiene memoria. Pero Ezequiel solo la ve como una hermana. Aunque puede que todo cambie. ¿Será demasiado tarde cuando esto ocurra? Ardiente, romá...