Capítulo 50

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**NIL**

Enseguida puedo ver como le hace efecto la droga que le he dado a Lucia. La conozco bien, y la quiero lucida. La cantidad que le he dado es mínima, pero la suficiente para que se suelte y no tenga miedo. Estoy deseando compartirla con Jorge. Verla retorcerse de placer entre cuatro manos, dos bocas y dos pollas. Ver como se va su pureza y su niñez. Sacar la tigresa que lleva dentro, esa que saca cuando la poseo, cuando la domo y la hago mía en la cama. Me excita de una manera inusual, que nunca me había pasado. Siempre me he acostado con chicas de mi edad o incluso más mayores. Ni tan solo me han llamado jamás la atención nadie de dos años menor que yo. Pero cuando la vi, en el barco, tumbada, con esa piel tan blanca. Reconozco que fue un poco una emboscada, pero caí en sus redes.
Cuando mi padre me habló de María, Adrián, Cupido, Mía, Leah, Lorena, Pablo, ... en fin, toda su vida, su historia... yo conocía todas sus vidas. Me empapé de ellas. Reconozco que hasta me obsesioné. Llegué a culpar toda su existencia de mis desgracias. Que yo no tuviera madre. Que mi padre estuviera en silla de ruedas. Y hoy en día con las redes sociales, es fácil conocer detalles de la vida de cada uno. Yo ya conocía a Lucia. Aunque yo no estaba ahí buscando nada. Fue una casualidad. Vi el barco, el nombre. La vi a ella. Me había mordido algo en el agua y... vi una oportunidad. Solo que no conté con que quizá iba a obsesionarme con el ella. Con su piel, su sabor, su tacto, su niñez, su presencia.
La agarro de la mano y tiro de ella suavemente para salir del bullicio de la gente en dirección al coche. Jorge y Yan vienen detrás. A Yan lo dejaremos en casa. Jorge vendrá con nosotros. No podemos ir a su piso porque hoy vamos a hacer mucho ruido, ya lo tenía todo pensado y he reservado una suite en un hotel. Tiene Yakuzzi en la habitación y una cama grande donde cabremos los tres. Joder, la tengo como una piedra solo de pensar en lo que voy a hacerle ahí dentro.
Me da miedo haberme pasado. La noto demasiado mareada, así que le pido a Jorge que se siente con ella en el asiento de atrás del coche, mientras yo conduzco y Yan me hace compañía delante. La voy vigilando por el espejo retrovisor. Está excitada. Quizá tanto como yo. Se muerde el labio. Mira por la ventanilla. Aprieta los muslos. Seguro que me está mojando el asiento del coche. Joder... que dura la tengo. .Necesito llegar a casa de Yan ya.
— Tío... ¿nos vemos mañana para hacer surf? — Yan me saca de mis pensamientos.
— Al atardecer... seguro que hoy me acuesto tarde — le digo mientras le guiño el ojo. Ya son las 3 de la mañana, pero aun así... a mi me darán las 9 de la mañana follándome a Lucia. Y pararé por ella, no por mi.
Dejo a Yan, nos despedimos. Lucia le dice adiós como puede. Y en cuanto se baja la miro.
— Cielo... Yan se ha ido, abre las piernas y deja que Jorge te toque, estás mojada y ansiosa, deja que conozca ese prieto coñito — le gusta la idea porque se muerde el labio, aunque puedo ver que también se avergüenza. Le hago una señal a Jorge y él se acerca un poco a ella. Pone una de sus manos en u muslo y le insta a abrir un poco las piernas. Ella no le mira. Me mira a mi. Le sonrío. Quiero transmitirle calma. Todo está bien.
Empiezo a conducir en cuanto veo que Jorge mete su mano entre las piernas de Lucia y ella tira la cabeza hacia atrás y suelta un gemido. Necesito llegar ya al hotel o me va a explotar la polla. De vez en cuando miro por el retrovisor. Jorge la está masturbando. Lucia gime y se retuerce. Jorge con la otra mano se toca.
Me gusta lo que veo pero... por una pequeña parte, siento... ¿celos? ¡Bah! Seguro que no.
Llego al hotel. Meto el coche en el parking con la tarjeta y en cuanto aparco les aviso, están ensimismados. Jorge saca su mano de entre sus piernas, bajo del coche, abro la puerta de Lucia y la ayudo a salir, enseguida la beso y la hago mía con mi boca. Quiero que no se olvide de mi. Es mía. Eres mía.
Agarro su mano y tiro de ella. Jorge nos sigue. Puedo ver en su cara que le tiene ganas, que me tiene ganas. Jorge es bisexual. Y más de una vez me ha dejado claro que le pongo. Cuando le propuse esto se a que me atenía, pero me vuelvo a Australia, Jorge y yo solo somos amigos y esto es solo un favor que él me hace y que en el fondo, yo le hago. Nada más. Lucia quiere probar esto y además quiere ver como otro tío me la chupa. Jorge es el indicado y se que nuestra amistad no se va a ver dañada. Al menos por mi parte, quiero pensar que por la suya tampoco. Veamos que pasa.
Entramos. Lucia está ansiosa. El ambiente está cargado de deseo. Nada más cerrar la puerta le exijo que se quite el vestido y lo hace sin rechistar. El poder que ejerzo sobre ella me la pone más dura.
— Lucia... me tienes ansioso — le digo mientras la agarro suavemente del cuello y la atraigo hacia mi para besarla. Jorge se nos une por detrás y le acaricia los pechos. Ella se retuerce. Tengo que poner unas normas. Voy a dejarlas claras— Escucharme los dos. Su boca es mía — No se porque he dicho eso. Pero ya no puedo echarme atrás — Si estás incomoda solo di para y pararemos y ... Jorge — le digo ahora mirándole a él — no te olvides de lo que hablamos — me hace saber que lo recuerda. Vuelvo a besarla y Jorge con sus brazos aprieta mi cuerpo contra el de Lucia para fundirnos a los tres en un uno solo.
Meto una mano entre sus piernas, donde antes Jorge la ha tocado, está mojado, dispuesta, sedienta y ansiosa. Jorge se ha soltado de nosotros. Está preparado el Yakuzzi. Lo ha encendido y ha bajado la intensidad de las luces. Lucia me gime.
— Escúchame cielo. Vamos a follarte los dos y vas a disfrutar mucho. Jorge me la va a chupar como tú querías— yo sigo follándomela con los dedos. haciéndola mía lentamente pero sin dejar que se corra.
— Quiero chupársela mientras me follas — mi preciosa tigresa.
— Lo harás... ¿qué más quieres? — Jorge la ha oído y veo como se relame.
— Que se la chupes tu a él— Me quedo callado. No, no lo he hecho nunca.
— Lucia... —lleva su pequeña mano a mi entrepierna y me la aprieta. Sujeta mi bulto y lo toca. Se me escapa un gruñido. Jorge nos mira— Arrodillate y chúpamela cielo— le exijo.
Me dejo llevar. Agarro su pelo y le pido más profundidad. No puedo evitarlo aun sabiendo que la ahogo. Me gusta. Jorge se acerca. Hemos dejado los límites claros, antes cuando he dicho que su boca era mía y el miércoles cuando le propuse esto y aceptó. Se pone detrás de mi y acaricia mi cuerpo. No puedo evitar tensarme. Lucia levanta la mirada y nos mira.
— Nil, relájate — Me dice Jorge. Joder... me gusta llevar el control y hoy siento que no lo llevo— se lo que puedo y no puedo hacer. No voy a sobrepasar los límites— agradezco oír eso, me relajo. Desde detrás mío es él quien ahora sujeta la cabeza de Lucia y la ahoga contra mi polla. Ella gime al ahogarse. Cuando la aparta de mi levanta la vista y nos mira.
Está totalmente desnuda, expuesta ante nosotros dos y yo solo pueda verla y sentir que es mía. Nunca me había pasado. He estado con chicas, muchas, las he compartido, incluso a Cristina, con la que estuve saliendo 3 años, pero ... Lucia saca de mi una parte celosa y acaparadora. No se si ha sido buena idea. Jorge sale tras de mi y se pone a mi lado. No lleva pantalón, no se cuando se lo ha quitado. Tiene su polla, hinchada y apuntando hacia la cara de Lucia, ella se la mira. Los miro. Me quedo inmóvil. Jorge coge su cabeza y la guía para que se la chupe. En una milésima de segunda pueda ver como me mira. Como si buscase mi aprobación. No quiero dársela. Pero sigo inmóvil viendo la escena. Ardiendo por dentro de celos. De rabia. Pero quieto.
Sus labios rozan la punta mientras su mano rodea con ternura el miembro de Jorge. Detesto esa imagen que se va a quedar grabada en mi cabeza para siempre.
— PARA — Grito. Ambos me miran. Lucia se aparta y se queda sentada sobre sus tobillos. La agarro de la muñeca y tiro de ella hasta el baño. Cuando llegamos cierro con ambos dentro y la beso. No puedo evitarlo. Necesito borrar a Jorge de su cuerpo y hacerla mía.
— Nil... ¿que pasa? — Se aparta de mi. Me mira. Por dentro estoy temblando.
— No puedo Lucia... Déjame despedirme de Jorge. Espérame aquí. Ahora vuelvo y yo te daré lo que necesites. Yo... — Le repito. Salgo del baño y vuelvo donde Jorge. Se ha vuelto a poner el pantalón. Deduzco que sabe lo que pasa. Me conoce. Somos amigos.
— Sabia que estabas enamorado de ella... Se te nota— me dice en cuanto llego a su lado.
— No es eso— le digo. Se ríe.
— Nos vemos mañana — Me da nuestro particular choque de puños y sale por la puerta. Ha sido fácil.
Cuando vuelvo al baño Lucia está sentada sobre la taza del vater. Mirándose los pies.
— ¿Que ha pasado? — Me pregunta. Sigue trastocada por la droga que le he dado, habla arrastrando las palabras.
— No soy capaz de compartirte — Me aventura a decirle a sabiendas de que seguramente mañana ni lo recuerde. Se pone en pie y camina hasta mi.
— Bésame — Me exige. Lo hago. Ella se pone de puntillas y yo la agarro del culo para ayudarla.
— Voy a follarte cielo — Le recuerdo.
— Hazlo... en el yakuzzi — me dice.
— Lo haré si te vienes conmigo a Australia — Meto una mano entre sus piernas y la masturbo. No me responde. Pero se como hacer que lo haga. Trazo círculos con dos de mis dedos y siento como pierde la fuerza — Dos semanas conmigo. Te enseñaré mi vida. Tu y yo... en mi casa. En mi cama Lucia... cada noche podré follarte, en cada rincón— Sus gemidos aumentan. Siento que va a correrse. Pero como no me responde, paro.
— No... — Suplica.
— ¿Vendrás? ... el día 26 me marcho— le digo. Muevo un poco los dedos para recordarle el placer que se está perdiendo. Le flaquean las piernas y la ayudo a no caerse con la otra mano.
— No puedes jugar así conmigo — Se me escapa una sonrisa maliciosa pegado a sus labios y me los muerde. Chica mala. Me quejo y le aprieto el clítoris. Gime con fuerza.
— Puedo ser más malo cielo — La cojo en volandas y la llevo a la cama. La tumbo y meto mi cabeza entre sus piernas.
— No Nil... — Suplica.
— ¿Vendrás conmigo? — Paso la lengua suavemente por el clítoris hinchado y ella se retuerce— Solo tienes que responder Lucia — Le digo. Me mira y yo vuelvo a pasar la lengua. Gime y se aprieta los pechos. Me la pone tan dura que ahora quien suspira y gime soy yo. Necesito metérsela y follármela duro y fuerte ya.
— Nil no... hablamos luego — Me cabrea. Me aparto de ella y me voy hasta unos sillones que hay junto a la cama. Lucia me mira. Exasperante. Yo enfadado. Una, porque me acaba de rechazar y dos, porque pro primera vez no he conseguido con ella lo que quería. Hoy nada está saliendo como quería. ¿Que está pasando?— ¿Que pasa?— Me pregunta.
— Nada, voy a ver la tele — le digo. Resopla. No la miro. Cojo el mando y enciendo la tele. Se levanta de la cama. Está enfadada. Mucho. Lo noto. La miro de reojo. Estoy pagando con ella mis miedos, lo sé. Se pone el vestido y coge los zapatos con las manos. Se va. Se va a ir. Me levanto en cuanto va a salir por la puerta y la agarro del brazo.
— Suéltame—
— Ni hablar — Le digo. Me mira.
— Nil... — dice casi susurrando mi nombre. Me follaría su voz ahora mismo.
— Lo siento— digo sin más. Suelta los zapatos y se lanza a mis brazos acurrucándose en mi pecho. La abrazo— déjame follarte cielo, tu estás sedienta y yo necesito estar dentro de ti—

Descubriendo a LuciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora