Capítulo 16.

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Fray Mclaguen

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Fray Mclaguen.

Avery está en el baño de la oficina de mi padre, sus labios rosados entreabiertos... Y mierda, como me pone ver esos jodidos labios así, llamándome a gritos para que los bese. Ella está volviéndome malditamente loco.

—Me gusta. —la escucho susurrar.

Una sincera sonrisa se forma en mis labios, y el peso que cargaba sobre mis hombros desaparece. Temía que su nueva imagen no le gustará y se desanimara más, así que amenacé más de una vez a Rensa y a su equipo de que si hacían algo mal quedarían fuera del área estética de la CDAS para siempre.

Avery se ve hermosa, todo de ella es hermoso, y estoy seguro de que sea cualquier cosa lo que se ponga seguirá siendo igual. Pero esto sí que me sorprende, porque nunca pensé que este aire de mala le sentará tan bien. Su piel trigueña brilla gracias a esta crema que le puso Deniel, la nueva ropa que usará la eligió Franchesco, y vaya que acertó bien en cada prenda, porque a pesar de no ser el estilo de Avery, parece todo lo contrario.

Lleva unas medias que le llegan hasta la rodilla rodeadas de una pequeña cinta negra que se ajusta a sus muslos viéndose realmente sensual, un vestido de cuero ceñido al cuerpo lleno de botones en la parte de adelante y unas botas blancas.

No, no me cansaré de decir que este aire le cae de puta madre.

Su cabello antes era marrón, el marrón más hermoso, ahora, es de color negro y a la mitad se pierde junto con un morado que cae en ondas hasta su espalda.

—¿De verdad te gusta? —pregunto con entusiasmo filtrándose a través de mi voz.

Porque a pesar de que a mí me guste y al perro de Derek, lo más importante es que le guste a ella. Voltea a verme con una sonrisa, esos hoyuelos marcándose en su rostro, esa sonrisa que me da aire y no desaparece a pesar de tanta mierda me deja muy en claro que sí le ha gustado.

—Sí.

Suelto el aire que retenía y antes de darme cuenta Avery está corriendo en mi dirección, se abalanza encima de mí y me da un fuerte abrazo el cual sin dudar correspondo, la aprieto fuerte contra mí queriendo que esto dure por mucho más tiempo, tenerla así, en mis brazos para poder protegerla de cualquier cosa.

No quiero dejarla en bandeja de plata a Derek, no quiero que entre al mundo de los dragones... No quiero que ella tenga que perder su esencia por ellos. A pesar de que se ve demasiado bien con su nueva imagen, no fue algo que ella hizo porque quisiera, sino porque debía, y eso es algo que me carcome.

—Te ves realmente hermosa. —dejo un beso en su sien mientras ella deshace el abrazo lentamente para mirarme a los ojos, los cuales se iluminan por el foco sobre nuestras cabezas.

—Gracias.

—¡Ya quiero verla, muevan su jodido trasero! —grita mi padre desde su escritorio.

—¿Vamos?

Con todo y defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora