El cuerpo de Henry aparece a través del ventanal, me abre la puerta, extiende sus dedos en mi dirección y tomo su mano para bajar. Fabiana y Eva me siguen y luego lo hace la señora que recogimos hace minutos, la misma que nos va a asesorar con todo respecto a la boda empezando por el lugar, hemos llegado al primero en la lista de Fabiana: Palace Hotel. Es un lugar demasiado grande, lujosos e imponente, el sol ilumina la estructura y este resplandece con belleza y me atrevo a decir que hasta años de historia.
Varias personas caminan frente al lugar y las esquivamos al avanzar hacia adentro, nuestros guardaespaldas nos siguen y pescamos la mirada de alguna que otra persona, uno de ellos se adelanta, abre la puerta y la sostiene para dejarnos pasar, eso hacemos y en un paso estamos dentro.
Me detengo, me quito los lentes de sol y miro desde el techo recorriendo las paredes hasta el piso.
Esta mierda debe salir dos vidas trabajando.
El recibidor grita de manera nada humilde que se necesita dinero para estar acá, tanto el piso como el candelabro que cuelgan del techo son extremadamente preciosos, hay arbustos bien podados puestos a los lados de las paredes, las cuales padecen de umbrales y un color amarillento nada desagradable, por el contrario, luce hermoso; también hay muebles marrones de excelente calidad pegados a las columnas, esperando porque alguien tome asiento en ellos.
Fabiana da una vuelta riendo mientras observa el lugar, a Eva está a punto de caérsele la mandíbula y por poco le saltan los símbolos de dólares en los ojos.
Susana, nuestra ayudante en esto, enfundada en una falda de tubo, un moño ajustado y gafas diminutas, se gira hacia nosotras con expresión seria y libreta en mano.
—He reservado una cita con el encargado, hablaremos sobre los precios, números de invitados, servicios de recepción, comida... —continua enumerando los puntos mientras mira la libreta, comienzo a desesperarme y su voz no se vuelve más que un eco que me atormenta y hace que me salte el ojo.
—Eva, Fabiana, ¿Por qué no van con ella mientras yo recorro el lugar? Necesito crear mis propias opiniones sobre esto y conversarlo con ustedes. —pido en el tono más amable del que soy capaz. Susana se calla y me observa con la ceja arqueada.
—Por supuesto. Toma algunas fotos. —dice Fabiana, me guiña un ojo y toma la muñeca de Eva, de inmediato desaparecen junto a los dos guardaespaldas designados a ellas, me quedo a solas con Henry y giro a verlo tan pronto como eso sucede, suspiro y él me sonríe.
—¿Una copa? —ofrezco.
—Por supuesto.
Camina junto a mí y debo pedir la dirección de dónde se encuentra la barra de licor, un chico me guía hasta un umbral en el gran pasillo, abre la puerta de madera y pronto aparece un elegante espacio abierto de techo alto, repleto de mesas, murmullos y personas.
—Gracias. —le digo al chico.
—No ha sido nada. —asiente con la cabeza, da la vuelta y se va.
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Con todo y defectos
Romance¿Alguna vez algo te ha impactado tanto al punto de saber que eso cambiará tu vida? Eso fue lo que me sucedió, por simple desgracia, por dicha... O por suerte. Sea cual sea la razón, me llevó por caminos que nunca imaginé explorar, sacaron mi valen...