Bajo las escaleras con lentitud, tomando respiraciones que limpian el rastro de nervios que siento, mis manos se mantienen tranquilas en los bolsillos de mi sudadera y cuando llego al final, al oler un delicioso aroma que hace a mi estómago rugir, sonrío y voy a la cocina.
Me muerdo el labio y me apoyo en el umbral observando a Fray sin camisa mezclar algo en un bol blanco, luce concentrado en la tarea y mechones de cabello se le pegan a la frente, su aspecto me indica que ha ido al gimnasio que tiene en casa, lleva una toalla gris en los hombros y un short especial para entrenar que le llega hasta más arriba de la rodilla.
—Tú y tu manía de mirarme a escondidas. —dice y gira la cabeza levantando su vista hacia mí, sus ojos azules tienen un brillo distinto y feliz esta mañana, lo cual me pone de muy buen humor a mí también.
Luego de unos días más de respiro, puedo decir que estoy mejor. No del todo bien, pero si mejor. Me encuentro en ese estado donde aunque sabes que sigues lastimada, te sientes capaz de seguir.
Hablar con la psicóloga me ayudó, y he decidido que en un futuro, que espero sea cercano, iré a consulta.
Soy consciente de que esta mierda me va a dejar cosas grandes que sanar, y hay un mal presentimiento en mi pecho que me advierte que debo estar alerta... Aunque quizás sea solo paranoia, eso quiero creer.
Lo importante justo ahora mientras observo el cuerpo de Fray bañado por el sol que entra de los ventanales, es justo eso, él y yo.
Me acerco, rodeo la barra y él gira su cuerpo para recibirme, sin esperar nada coloco mis palmas sobre la suave piel de su rostro y lo atraigo a un beso delicado, Fray gruñe y posiciona sus manos en mi cintura, me levanta y me sienta sobre la barra abriéndose paso entre mis piernas; el beso es delicioso, cargado de amor e ilusión... Se aleja, me observa y sonríe.
—Te quiero. —dice y mi corazón brinca.
—Yo a ti, Mclaguen.
Suspira de manera imperceptible y sigue con su tarea de preparar la comida a un lado de mí, me tumbo sobre la barra y giro la cabeza para observarlo, comienzo a mover mi pierna de un lado a otro a modo de entretenimiento mientras Fray termina de preparar su mezcla, hay algo en la cocina que ya está siendo preparado, pero no distingo que es.
—¿Hambrienta, princesa? —pregunta y me mira un segundo antes de girarse y colocar la mezcla en un sartén.
—Y mucho. —le contesto y me siento en el momento en que Fray gira su cuerpo con un pedazo de pastel en un plato.
Lo observa con emoción y luego me mira a mí, sus orbes se suavizan mientras se acerca y me extiende el plato con el pastel, lo tomo, lamo mis labios y le presto atención.
—Me dijiste que te gusta el pastel de chocolate, así que intenté prepararte uno, espero que te guste. —murmura y me acaricia la mejilla con el pulgar.
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Con todo y defectos
Romance¿Alguna vez algo te ha impactado tanto al punto de saber que eso cambiará tu vida? Eso fue lo que me sucedió, por simple desgracia, por dicha... O por suerte. Sea cual sea la razón, me llevó por caminos que nunca imaginé explorar, sacaron mi valen...