El aire se ha vuelto más denso y hace que mi piel se erice cuando una ráfaga se cuela en el lugar; el sol está a punto de desaparecer, puedo notarlo, falta poco y yo sigo en la misma posición que antes, lamiendo mis labios de vez en cuando y cerrando las piernas otras, ganando así un gruñido de su parte y una mirada tan intensa que me hace temblar.
Pasan los segundos, entonces Fray se pone de pie con pincel en mano y paleta de pintura, mueve sus hombros de manera circular, supongo que para destensarlos, e inclina la cabeza a un lado y al otro.
Comienza a caminar en mi dirección y trago grueso, hay algo en su simple existencia que me desestabiliza de más, como la manera en que sus largas piernas se estiran para dar pasos seguros, o lo sexy que me resulta verlo descalzo y sin camiseta, mostrándome parte de su exquisita anatomía.
En un parpadeo él está frente a mí, yo quito las manos de detrás del banco y las pongo en mis piernas al tiempo que las cierro, él mira ese acto con desaprobación.
Se inclina y levanto más la cabeza, puedo sentir su respiración en mi rostro.
—¿No seguirás pintando? —le pregunto en un bajo susurro.
Otra ráfaga de viento impacta con nosotros, hace a mis cabellos volar a un lado, el suyo se sacude en la misma dirección que el mío.
—No puedo concentrarme cuando al mirar al frente te veo así... Y al observar de nuevo al lienzo, la misma imagen se comienza a plasmar. —me contesta, y conozco ese maldito tono, es el que me hace saber que estaré dispuesta a todo.
—¿Y entonces, qué harás? —pregunto.
Sus ojos, los cuales estaban recorriendo mis senos y mis piernas con lentitud, se detienen en mi mirada.
—Tocarte. —y para hacer notar su punto, pasa los nudillos de la mano que sostiene el pincel por mi mejilla. —Y marcarte.
Entonces pasa el pincel por la paleta y se agacha para dejarla a un lado, cuando se levanta de nuevo estira su brazo y jadeo cuando pasa el pincel por el medio de mi seno derecho, parece deleitarse con ese sonido y de cómo mi pezón se yergue ante el contacto, la pintura es azul claro y está fría, muy fría.
—Fray... —me muerdo el labio. —¿Y el cuadro?
—¿En serio crees que podría olvidar cómo te ves ahora? —responde con otra pregunta. —Es imposible, Avery. Eres un recuerdo difícil de olvidar, por lo que no me será complicado terminar de dibujarte más tarde.
Me pasa el pulgar por el labio inferior haciendo que deje de morderlo, su mirada conecta con la mía y yo me inclino para besarlo, pero alza la cabeza con una sonrisa petulante en los labios. Una sonrisa de suficiencia que por mucho que quisiera odiar, no puedo, ni podré. Él podría estarse burlando de lo más sagrado para mí, y aun así apreciaría la pulcritud de sus dientes y su hoyuelo izquierdo.
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Con todo y defectos
Romance¿Alguna vez algo te ha impactado tanto al punto de saber que eso cambiará tu vida? Eso fue lo que me sucedió, por simple desgracia, por dicha... O por suerte. Sea cual sea la razón, me llevó por caminos que nunca imaginé explorar, sacaron mi valen...